GABRIEL JOSÉ GARCÍA MÁRQUEZ

Vida, obra, opiniones, polémicas.

¿QUIÉN ES?

Obras más conocidas.

La soledad de América Latina
Discurso para recibir el
Premio Nobel
.

DEBATE SOBRE LA ORTOGRAFÍA:

Botella al mar para el dios
de las palabras
.

Camisas de fuerza...
Joaquín Estefanía

Desfase de lógica

OPINIONES, CRÓNICAS:

El García Márquez que amamos
Germán Santamaría

¿CUÁNTA PLATA TIENE 'GABO'?
Juan Gossaín

Muchos hombres, muchas ideas
Renson Said

Opiniones de Fernando Lázaro Carreter,
ex presidente de la Real Academia


SUS DEMONIOS:


Péguele a
Miguel Ángel Asturias


Punto final a un incidente.

 

GABRIEL JOSÉ GARCÍA MÁRQUEZ

La ortografía a debate

Fernado Lázaro Carreter Director y expresidente de la Real Academia Española

Apartes de una entrevista con Paco Barragán

Escritor de numerosos manuales de lengua y gramática, autor de monografías y estudios sobre crítica literaria y autores como San Juan de la Cruz, Unamuno, Lope de Vega o García Lorca, Fernando Lázaro Carreter, director de la Real Academia Española de la Lengua Española entre 1991 y 1998, aún sigue escribiendo contra aquellos que abusan del anglicismo facilón, contra aquellos que pervierten el significado de una palabra haciéndola decir lo que no dice.

Le preocupa el estado de salud de una lengua que se ha convertido en un patrimonio común entre casi 400 millones de hablantes y con escaso peso en ámbitos como Internet o las nuevas tecnologías.

El apenas hace un año publicado, "El dardo en la palabra", una ingeniosa y elegante crónica de 25 anos de combates contra la necedad idiomática, se ha vendido como rosquillas y acaba de ser reeditado demostrando que la lengua sigue siendo un asunto que preocupa a todos.

Empecemos por el sempiterno debate: ¿Lengua española o castellana? ¿O se trata más bien de vocablos que se pueden alternar con absoluta normalidad?

Son sinónimos, pero como tantas veces ocurre -y se ha dicho-, los sinónimos no existen. Cada palabra tiene un ámbito de contexto, un contexto en el que debe aparecer mejor la una que la otra. La lengua española y la lengua de España. Entonces, cuando hablamos del castellano se identifica con la lengua de España. Cuando hablamos del castellano en cotejo con otra lengua española que no es el castellano, hay que llamarla castellano, y sería absolutamente inusitado un diccionario catalán-español o español-vasco; es decir, que es realmente en esos casos donde la palabra tiene su significado. En los demás, la palabra lógica y universalmente aceptada por todos, menos por la Constitución de España, es española, y así se le conoce en el mundo entero. Si bien lo que ocurre es que los hispanistas, que conocen esta sinonimia, utilizan indistintamente el término castellano o español.

Se lo comentaba porque en ocasiones el uso de una u otra palabra va más allá de lo estrictamente lingüístico y podría herir ciertas sensibilidades, como sería el caso de Hispanoamérica...

No. En bastantes constituciones americanas figura el español como la lengua cosntitucional. Es decir, que eso depende de cada país.

Cuando aún retumba el Congreso Internacional de la Lengua de Zacatecas, ¿cómo interpreta ese "jubilemos" la ortografía de García Márquez, con quien usted intercambió pareceres aquí en Valladolid. ¿Se trata de una boutade?.

 

 

Es un espíritu burlón que se encuentra en una situación de gran tentación para quien tiene ese espíritu... Lo entiendo muy bien. Me gustaría tener esa posibilidad de encontrarme con unos reyes, con el presidente de una república, con un diplomático y poder decir la boutade que se me ocurra. Envidio a García Márquez por haber tenido esa valentía. Pero en cambio le reprocho, ya como ciudadano del mundo hispánico, el desaliento que ha causado en infinidad de profesores, en millares de profesores que pugnan por elevar a los niños a un nivel cultural superior.

La ortografía y la lengua no son de él, de la Academia, ni de nadie. Y una "b" o una "v" que intentáramos cambiar causaría una rebelión entre partidarios y contrarios. Se ha llegado a un statu quo totalmente compartido, desde la Patagonia hasta el Río Grande, y cuando a alguien en una convención se le ocurre esta idea, que no es nueva porque yo recibo en la Academia entre cuatro y cinco cartas al mes, como mínimo, pidiendo cambios en la "v" y la "b" y la "c" y la "k", cabe considerarla como absolutamente infantil. También el lingüista mexicano Raúl Ávila propone "fonologizar la escritura", lo que implicaría eliminar cinco letras del abedecedario (la "c", la "h", la "q", la "v", la "w") y añadir un nuevo fonema: la "sh", tan de moda en Hispanoamérica.

¿Cuáles serían los principales inconvenientes de semejante propuesta?

Infantil. ¿Qué haría con todos estos libros si el mundo hispánico cambiara el sistema ortográfico? Habríamos jubilado millones y millones de libros. ¿Y qué fonología? ¿Cómo se escribiría Cáceres? Con tilde, con "c" o "k", "c" o "s"... A ver si nos ponemos de acuerdo los hispanohablantes en cómo se escribe. Y ya que tenemos un acuerdo, ¡para qué romperlo! ¿Sería como decía el gran Rufino José Cuervo, la posible disolución del español en lenguas locales, siguiendo la suerte que tuvo el latín? Sí, absolutamente. Y dicho riesgo está conjurado por ese gran acuerdo ortográfico sobre el cual se funda la diversidad fonética, que puede producirse tranquilamente porque hay un acuerdo base. Es una partitura común, interpretada luego por distintas personas, pero que piensan todas en la misma partitura. De todos modos, como usted bien sabe, estamos ante un debate que se repite con cierta frecuencia. Y que es infantil y que ha tenido manifestaciones tan insignes como la de Gonzalo Correas...

... Y ya en 1823 el venezolano Andrés Bello defendió la simplificación de la ortografía en América Latina eliminando la "g" y la "j". Pero Andrés Bello rectificó y recomendó la ortografía castellana cuando ni en Chile fue aceptada, cuando recomendó el acatamiento en todo lo idiomático a la Comunidad de Madrid. Como también la iniciativa del argentino Domingo Faustino Sarmiento (1843) en su Memoria sobre Ortografía Americana, e incluso aquí en España el mismísimo Juan Ramón Jiménez, que hizo a un lado la "g" y escribió siempre con "j".

Esto demuestra, una vez más, que se trata de una polémica que se manifiesta cada cierto tiempo y que tampoco debería extrañarnos, ¿no? Y que en el caso de Juan Ramón pasó a ser un distintivo personal. Uno es dueño de la manera como quiera escribir, pero también los demás son dueños de aceptarla o no. Eso es así.

El señor García Márquez idiomáticamente tiene la misma autoridad que tiene usted, que tengo yo o que tiene el tendero. Entre los argumentos esgrimidos a favor de dicha simplificación ortográfica figuran un mayor acercamiento a la forma de hablar de la población local, como también un mayor aprendizaje para los estratos sociales más bajos, especialmente en aquellos países donde hay grandes índices de analfabetismo. Para simplificar eso y captar esas personas analfabetas lo que hay que hacer es sencillamente escolarizarlas bien.

Para eso, ¿tenemos que abdicar cinco siglos de historia ortográfica, más el siglo y medio que nos une? ¿Jubilar todos esos libros? ¡Ya no servirían todos esos libros para mis nietos! Y, además, ¿qué fonología, qué fonética correspondería?.

http://www.laplayadebelen.org