GABRIEL
JOSÉ GARCÍA MÁRQUEZ La
polémica por la ortografía García
Márquez: Desfase de lógica Por: Joaquín
(Jack) Segura segura@mjet.com Miembro
de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y del Consejo de Redacción
de "Apuntes" (publicación trimestral para traductores)
Durante el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española,
celebrado a principios de abril en la ciudad mexicana de Zacatecas, Gabriel García
Márquez, Premio Nobel de Literatura, creó un gran revuelo en el mundo del periodismo
y de las letras hispanoamericanas con sus propuestas y declaraciones relativas
al futuro de la lengua española. A continuación presentamos una opinión que se
publicará en el próximo número de Apuntes (Primavera de 1997). Reacción
desde Nueva York Gabriel García Márquez parece querer atropellarnos con su bicicleta
de contrasentidos lingüísticos, y no logra sino confundirse y confundirnos. Por
un lado, pretende reintroducir arcaísmos y por otro modernizar y "humanizar" la
gramática negociando "los gerundios bárbaros (¿se referirá a los auténticos gerundios
españoles o a los calcados del inglés, tan de moda hoy en día?), o adoptando de
una vez los "qués" galicados, simplemente porque se usen en francés y en inglés,
cuando en español tenemos más y mejores maneras de decir lo mismo. Por último,
su deseo de "jubilar la ortografía" no se compagina muy bien con lo de reformarla
enterrando las haches, equiparando la "g" con la "j" y poniendo "más uso de razón
en los acentos escritos". Séame
permitido señalar que tanto en su deslumbrante narrativa como en el discurso que
nos ocupa, García Márquez sabe muy bien cómo acentuar, cómo usar los gerundios
y, en fin, cómo decirlo todo en términos geniales y a la vez gramaticalmente correctos.
¿A qué viene, pues, este aparente desfase de lógica? ¿Ganas de llamar la atención?
La gramática española,
a la que han contribuido grandes personalidades de Colombia y de toda Hispanoamérica,
no es una creación de ayer, ni de anteayer. Heredada de Nebrija, tenía ya su base
en el romance, y éste en la gramática latina. A lo largo de los siglos, y reflejando
el uso de los que mejor manejan el castellano (la próxima edición necesariamente
habrá de incluir citas de García Márquez), el conjunto de reglas unificadoras
de la lengua que es la gramática ha pasado por una serie de tamices para llegar
a ser lo que es hoy. Sin
duda, necesita seguir avanzando, modernizándose, pero sin despojarse por el camino
de todo lo que la ha hecho "vital, dinámica, creativa, rápida y de gran capacidad
de expansión", como él mismo bien dice. El autor de Cien Años de Soledad sabe
de sobra que en español los acentos gráficos sirven precisamente para reflejar
en lo escrito la mayor intensidad de la voz con que pronunciamos ciertas sílabas;
además, esos acentos tienen por oficio diferenciar las palabras que se escriben
de la misma forma pero que tienen significado distinto. Es,
pues, un sistema sumamente práctico, que tal vez García Márquez, incomprensiblemente,
no aprecia en todo su valor. Ya quisiera el inglés, veloz como es en muchos casos
-por sucinto y directo- poder contar con un sistema parecido que facilitara su
lectura, escritura y pronunciación, tanto a los que lo hablan y escriben como
lengua propia, como a los extranjeros que han de aprenderlo por gusto o necesidad. El
español es tal vez el más fácil de leer y escribir entre los idiomas modernos.
Hasta ahora no ha sido necesario en esta lengua (las cosas cambiarían de adoptarse
las sugerencias del Nobel colombiano) celebrar certámenes de deletreo ("spelling
bees"), como se hace continuamente en inglés. El
francés también se las trae en materia ortográfica, y hasta el italiano, con sus
consonantes dobles y su variante pronunciación de ciertas combinaciones, ofrece
varios escollos. |