| | | Nuestra
Señora de Torcoroma Joaquín
Gómez Farelo, Presbítero "Habiendo
un vecino de esta ciudad de Ocaña que tenía una corta hacienda de
caña en el pie, o valle de los montes de Torcoroma a la parte poniente,
llamado Cristóbal Melo casado con Pascuala Rodríguez de quien tuvieron
dos hijos Joseph y Felipe, de buena y sincera vida, ordenado a dichos hijos, en
atención a ir creciendo las cañas, y para la fábrica de su
dulce (panela) se hacía indispensable una caxa o canoa para la zasón;
que se partiecen luego al punto por lo empenido de aquel Monte, y que llevasen
consigo los fierros correspondientes para cortar un madero y fabricar dicha canoa;
partieron los referidos Joseph y Felipe en cumplimiento de la orden de su padre
y examinando todo aquel monte, solo hallaron en una ensillada antes de llegar
a la cumbre un árbol que les causó admiración por ser tiempo
de verano y haberle encontrado todo lleno de flores encarnadas tan olorosas, que
trascendía su fragancia ocupando todo aquel prado: parecioles ser adecuado
aquel árbol para el efecto que solicitaban y echando mano a la segur o
hacha dieron con él en tierra, ponderando cada vez más el olor,
porque si el de las flores era grande y suave, no era menos el de las astillas
que del dicho palo despedía; cayó como he dicho el palo y como es
aquel paraje tan pendiente y fragoso, rodó lo principal del mástil
a una profundidad, de donde para sacarlo se les hizo muy difícil; y como
fuese tarde se volvieron a casa dando razón a su padre de todo lo acaecido. |
|
| Así
pasaron algún tiempo, hasta que compelidos de la misma sementera de caña
que les apuraba su beneficio, se dispusieron padre e hijos y volviendo a examinar
todo el monte y no habiendo otro madero del porte o más grueso que el primero,
se resolvieron a labrar del referido la canoa que necesitaban; y haciéndole
el corte para que quedara libre la troza, llegando con aquel a la medianía
del relatado madero, levantado los estillones que se dejan considerar, en uno
de ellos se descubrió una Imagen de María Santísima mi Señora
a modo de Concepción, de medio relieve, juntas y puestas las manos sobre
el pecho, con la acción del rostro como inclinada al cielo, con su corona
imperial, parada sobre su media luna; todo del color del mismo palo, la cual vista
y reparada por el buen Cristóbal Melo metiendo las manos al hijo que a
la sazón era el que cortaba con el hacha, le detuvo el golpe y postrado
padre e hijos adoraron aquella rica joya, de la que se dice despedía de
si no solo una grande luz sino el aromático olor de todo el árbol,
como cuando lo cortaron. Los labriegos condujeron la imagen a su cabaña.
La noticia se extendió por toda la región. Y como los prodigios
de esta Divina Señora se continuaban y la gente ardía en fervor,
se resolvió a traerla a la ciudad el día 16 de agosto corriendo
el año de mil setecientos once".
(Relato
del sacerdote Joaquín Gómez Farelo, en 1788, citado por don Leonardo
Molina Lemus en su obra "Patrimonio Cultural de Norte de Santander"). |
| | SANTUARIO
DE TORCOROMA "En
el vecino lugar de su aparición, distante cuatro kilómetros aproximadamente
de Ocaña, se construyó una capilla o ermita en 1875, por disposición
del Obispo de Santa Marta Monseñor José Romero. Este lugar un poco
escarpado es objeto de constante peregrinación." En
la ciudad, hay "un templo de arquitectura colonial española construido
en 1749 por el peninsular Manuel de Alba. En esta iglesia se venera como reliquia
histórica y sagrada una pequeña imagen de madera de la virgen, llamada
de Torcoroma por haber aparecido en el tronco de un árbol en la vecina
montaña de su nombre en 1711. Esta casi diminuta imagen fue declarada por
Bula Pontificia como Patrona de la Diócesis de Ocaña. Por Decreto
Nacional de finales del año pasado (1984), este santuario fue declarado
Monumento Nacional.
(Textos tomados de la obra "Patrimonio Cultural de Norte de Santander",
de don Leonardo Molina Lemus) |
| | | Preciosa
capilla levantada en honor de Nuestra Señora de Torcoroma en El Agua
de la Virgen, lugar de su aparición. Los
ocañeros han construido réplicas de la capilla
en Cúcuta y otras ciudades de Colombia. |
| | | Copia
de antigua fotografía, suministrada por don Álvaro Claro Claro.
Archivos de Foto Carpez |
| A
LA VIRGEN DE TORCOROMA
¡Oh,
purísima paloma! ¡Oh, Madre del puro amor! ¡Oh, Virgen
de Torcoroma: amparad al pecador: Ese
árbol verde y coposo donde María apareció, imagen
es del precioso en donde Cristo murió. A
su abrigo protector corramos llenos de gozo; y, embriagados con su aroma,
clamemos con santo ardor: ¡Oh, Virgen de Torcoroma: amparad
al pecador! Eustoquio Quintero | | Inmaculada
María de Torcoroma, Madre Amorosa. Tú que conoces nuestras necesidades,
confiados esperamos en tu gran misericordia el remedio de ellas. Madre
mía fortalece nuestra voluntad, inflama nuestros corazones en llamas puras
del amor divino, purifica nuestros labios para que sin cesar te canten. Tú
eres la honra y la gloria de nuestros pueblo, Tú eres el refugio de los
pecadores, Tú eres el consuelo de los afligidos y la esperanza de los que
en ti confiamos. Virgen de Torcoroma, ten misericordia de nosotros y del mundo
entero. Amén. Oración
tomada del plegable publicado por la Rectoría del Santuario de Nuestra
Señora de Torcoroma. |
|
| | ARTÍCULO
HISTÓRICO (Plegable
de la Rectoría del Santuario de Nuestra Señora de Torcoroma) Breves
notas históricas narradas por el venerable Monseñor José
Francisco Rodríguez, el 11 de octubre de 1980. Homenaje al muy apreciado
y admirado Pastor que cultivó en muchos de nuestros corazones el amor a
la Santísima Virgen de Torocoroma. El
16 de agosto de 1711,
según cuentan viejos infolios, los campesinos Cristóbal Melo y sus
hijos Felipe y José, de cristianas costumbres, necesitaron una vasija de
madera para su trapiche de cañas y fueron a cortar un árbol a la
vecina montaña de Torcoroma. Encontraron un árbol adecuado para
la confección de la vasija, por cierto cubierto de flores. Al derribarlo
y querer hacerlo trozos con el hacha observaron una astilla "una imagen a
modo de concepción de María, con las manos juntas ante el pecho,
el rostro suavemente levantado al cielo, ceñida la frente con corona de
emperatriz y con la luna bajo sus pies". Los
buenos campesinos, sorprendidos por el singular hallazgo, se postraron reverentes
e hicieron oración. Luego llevaron la astilla con la imagen a su casa,
con grandes muestras de respeto, divulgándose el hecho por toda la vereda,
de donde comenzaron a acudir los curiosos que dieron paso a grandes romerías
para conocer la sagrada efigie, venerada y pedirle favores. Llegados los hechos
a conocimiento del cura y vicario de Ocaña Pbro. D. Diego Gabino Quintero
hizo comparecer a Cristóbal Melo con la imagen aparecida para examinarla
cuidadosamente. Persuadido de la evidencia de lo que contaban y luego de escuchar
numerosos testimonios autorizó el culto privado. En 1716 vino en visita
pastoral el Ilmo. Sr. Fray Antonio Monroy y Meneses, Obispo de Santa Marta, y
tras un riguroso análisis de la imagen aparecida y de la declaración
de los testigos, concedió permiso para que erigiese una Capilla en el sitio
de la aparición y dispuso que trajesen la imagen a la ciudad para colocarla
en el altar de la iglesia mayor, hoy catedral de Santa Ana, donde permaneció
varios años. El
Papa San Pío X
aprobó el culto con Misa propia que se celebró hasta la renovación
conciliar y en 1906 concedió indulgencia plenaria e indulgencias parciales
a quienes visitaren la Ermita de la montaña en determinados días
como el 16 de agosto. La novena que se hace dentro y fuera de la Diócesis
fue compuesta por los Padres Jesuitas, guardianes de la Virgen durante su permanencia
en Ocaña durante largos años, y la letra de los gozos fue escrita
por Monseñor Rafael celedón, Obispo de Santa Marta, cuando desempeñó
el cargo de Cura Párroco de Santa Ana un poco antes de su exaltación
al Episcopado. El
Papa Pablo VI, accediendo a la petición formulada por
el Excmo. Sr. Rafael Sarmiento Peralta, primer Obispo de Ocaña, declaró
a Nuestra Señora de la Gracias de Torcoroma, Patrona Principal de la Diócesis,
mediante el Breve Pontificio de fecha 18 de noviembre de 1963; y el Gobierno Nacional
por Decreto No. 1425 de 1972 con la firma del Dr. Misael Pastrana Borrero, Presidente
de la República y del Dr. Juan Jacobo Muñoz, Ministro de Educación,
con base en la Resolución No. 3 del Consejo de Monumentos Nacionales, del
mismo año, declaró Monumento Nacional el Santuario de Torcoroma,
llamado Agua de la Virgen, en la montaña de su aparición y a 9 kilómetros
de distancia de la ciudad de Ocaña. Cada
año se celebran dos fiestas muy solemnes: la primera
el 15 de agosto, en la Catedral y el 16 de agosto, en el Santuario de la Montaña,
para conmemorar el prodigioso hallazgo de la sagrada imagen; la segunda, el 15
de diciembre para recordar el traslado de la Virgen a la Iglesia de Santa Ana
según la disposición del Obispo Monroy y Meneses. Ambas fiestas
se hacen con novenas muy solemnes y concurridas en la Catedral, evangelización
sacramental, con celebraciones eucarísticas y procesión, que en
agosto recorre las calles de la parte sur y en diciembre las del sector norte
de la ciudad, cuyos habitantes emulan por engalanar sus casas darle a la procesión
máxima solemnidad. Prácticamente
el Santuario Mariano de Ocaña comprende dos partes: La
hermosa Capilla ubicada en la calle 11 a una cuadra de la iglesia Catedral, donde
se venera la imagen encontrada por Cristóbal Melo y sus hijos en la astilla
de un árbol. Allí se celebra la Santa Misa todos los días
y se reza en forma continua el santo Rosario, siendo numerosas las comuniones
que se distribuyen a los fieles. La Capilla construida en 1882 en la Montaña
de la aparición, ampliada y hermosamente restaurada hace siete años,
y donde todos los sábados se ofician dos o tres misas, con catequesis previa
o rezo del Santo Rosario por los altoparlantes, mientras el sacerdote atiende
a la confesión de los fieles. Entre semana diariamente acuden peregrinos
pero no se celebra la Misa sino de vez en cuando y por un motivo muy especial.
En
la Capilla de la Montaña se venera la astilla que cubría la imagen
que está en Ocaña y una fuente que corre junto a la Ermita es interpretada
como un signo de la presencia de María, desde el día de su aparición,
y por eso los visitantes la usan devotamente y la llevan a sus casas, aun a regiones
distantes del país, con fines piadosos. Es un lugar muy frecuentado por
la mejestuosidad de la montaña, el silencio, la soledad que hace grata
la plegaria y la reflexión y la belleza de la Capilla y demás dependencias
del santuario, llamadao "Agua de la Virgen desde muy remotas edades".
Pbro.
Edwin Carreño Carreño, Rector del Santuario |
| |
|