HISTORIA
DEL BAMBUCO FIESTERO
"LA MUGRE"
Por Alfonso Carrascal Claro |
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Yo
llegué a la vida de Clara de la Rosa 1/ después
de que, pese a su belleza y cualidades físicas, fue descartada en un amañado
enfrentamiento en la ciudad de Cúcuta como aspirante por Norte de Santander
al reinado de la Belleza en Cartagena. | |
Clarita
de la Rosa fue una mujer hermosa y sencilla. En nuestros encuentros en el Club
Ocaña, donde todas las noches y con la complicidad de los boleros interpretados
por Los Panchos, Lucho Gatica y otros ídolos, se fue acrecentando una pasión
y un amor que debió recurrir a todas las artimañas para no manifestarlo,
pues a ella la consideraban intocable; y yo era sino el peor, el menos recomendable
para novio de una niña de la "alta" sociedad. Fuera de lo anterior,
la extrema vigilancia de su madre limitaba nuestros encuentros. La
señora Lucila un día nos pilló en nuestros arrebatos de amores
de juventud; y desde ese instante, se desató una guerra a muerte contra
el "PIÑUELERO", "CAMPERO" y "MUGROSO" que
tuvo el atrevimiento de poner sus ojos en quien ella consideraba un tesoro intocable
El
remoquete de MUGROSO se regó por todas partes y debí tomarlo jocosamente
para restarle la ofensa que implicaba. Descubierto
el romance a Clarita la sometieron a una vigilancia extrema. No obstante, la complicidad
de unas pocas amigas me permitía el contacto; y tal vez esas limitaciones
acrecentaron mi enamoramiento. Las
serenatas eran el escape de la "traga" y el barrio San Agustín
debió aguantarse mis permanentes escándalos. |
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| Temerosos
de que cometiéramos la locura de escaparnos, como era la costumbre en esa
época de enclaustramientos y cilicios, la señora Lucila resolvió
llevarse a su niña para Medellín. Las carencias económicas
me impidieron seguir sus pasos y jamás la volví a ver. En
1961, ya me había casado y Clara se convirtió en un grato recuerdo.
A
un amigo con el que dialogábamos nuestras añoranzas se le ocurrió
sugerirme el calificativo de "LA MUGRE" para un bambuco que estaba construyendo.
Con esa réplica que cariñosamente usamos los ocañeros con
las novias para consentirlas podía contrarrestar el ofensivo "MUGROSO
PIÑUELERO" que como estigma me había endilgado la suegra de
marras. | | Fundamentado
en el término fui creando la canción que con el tiempo y gracias
a su estructura universal se sale del marco de lo singular. "LA
MUGRE" si bien se hizo específicamente para CLARA DE LA ROSA, con
solo usar otro nombre es un canto a la mujer. "LA
MUGRE" tal como está registrada, debió recorrer un largo camino
para que músicos como Oriol Rangel y Manuel J. Bernal; y otros dedicados
a la música colombiana la aceptaran. La razón estaba en el título.
Para ellos el término nada tenía de romántico y se prestaba
a malas interpretaciones. Aceptaban interpretarla siempre y cuando lo cambiara.
Me sugirieron: "LA CARIÑOSA", "LA INOLVIDABLE". Yo
rechacé hasta el más mínimo arreglo y preferí guardar
la canción por unos años más. En
1975 logré que el Maestro Francisco "Pacho" Zapata escuchara
"LA MUGRE" que otros maestros habían rechazado. Me felicitó
por lo original del título y por la construcción tanto literaria
como musical del bambuco fiestero. Prometió hablar con unos intérpretes
especiales y me auguró el mejor de los éxitos. |
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En
ese año, haciendo grandes sacrificios y con la producción de mi
hermano Orlando, logramos plasmar mis anhelos en el disco "GEOGRAFÍA
DEL RECUERDO", que hasta la fecha ha sido el mayor de mis éxitos.
Del bambuco fiestero "La Mugre" se han hecho diez ediciones con un total
de 18000 copias. En
1991 registré en SAYCO "La Mugre". En ese mismo año la
canción fue seleccionada entre las 100 mejores de la antología colombiana.
Lo
anterior me ha reportado beneficios de regalías y la vinculación
al seguro social como Compositor Emérito. Ocaña,
17 de mayo de 2006. | |
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LA
MUGRE Bambuco. Letra y música de Alfonso Carrascal
Claro. |
| No
te hagás la mugre, ni te hagás la tonta, me ponés enfermo ca´
vez que pasás, con tu cara linda y tus ojos negros; pero al lado
llevas, siempre a tu mamá Deja
que te mire ya que no te bese, déjame en tus ojos un ratico estar, Clara
de mi vida, Clara consentida, Clara que en mi alma eres claridad. No
me digas que no porque el corazón te estará esperando y
si tú regresas, vida, yo te besaría, yo te besaría
como el agua besa al sauce cuando inclina su ramaje sobre el descanso
del río, y estaría en tus ojos recreándome mi vida y
viviendo entre su fondo cual
lucero sorprendido. | Si
porque en tus ojos se durmió la noche, si porque en tus labios se
murió el clavel, piensas consentida, mugre de mi vida, lo tengo
en el viento, cual simple papel Mas
no fue la rosa sinó el jardinero quien robó la aroma que
su alma me dio. Y a pesar de todo, mugre de mi vida te sigo queriendo porque
así soy yo. No
me digas que no porque el corazón
Medellín
- XII .15 2006 | | | | Cortesía
del Dr. Luis Eduardo Lobo Carvajalino | | | |
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(1)
Alfonso Carrascal Claro, a quien visité personalmente en Ocaña,
al preguntarle; entre otros temas generales, por Clarita de la Rosa, en su estrategia
de comunicación escrita, me comentó que ella había fallecido
hacía tres años. Le
insistí en que escribiera la Historia del bambuco fiestero "LA MUGRE"
que la hermosa dama le inspiró; y no obstante la gentileza que caracterizan
a este artista nuestro para complacer a sus amigos, observé que esta añoranza
para su espíritu le es sagrada y su intención es guardarla en lo
más recóndito de el umbral del silencio de su vida actual; pero,
finalmente, en actitud que valoro en su verdadera dimensión, me entregó
escrito a máquina el documento solicitado: La historia del bambuco "La
Mugre", el que en la fecha trascribo para las personas que visitan esta página
Web. Para despedirme
del notable amigo escribí un soneto que le entregué personalmente,
y en donde traduzco mi homenaje póstumo por Clara de la Rosa; en especial
por él: uno de los artistas más representativos de la ocañeridad
culta de todos los tiempos. Gabriel Angel Páez Téllez
Medellín, 21 de mayo de 2006 |
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IN
MEMORIAM, PARA UNA REINA Por Gabriel Angel Páez En
homenaje póstumo para Clarita de la Rosa Rizo, reina de la belleza
ocañera, año de 1957. Su
impronta y su belleza ya no están sus ojos de azabache se eclipsaron,
tres años ha, me cuentan se marcharon con ella: sus quietudes y su
afán
Su estampa señorial e inspiradora ciñó la diadema hacaritama;
que en el óvalo hermoso de la dama, jamás lucirá igual
otra señora.
Como la luna tuvo su lucero que le escribió sus versos con salero
en ritmo de bambuco y de alegría. Clarita es inmortal en sus canciones;
cual la voz de Alfonso, en grabaciones de gran declamador de antología.
Gabriel Angel Páez Téllez Ocaña, 18 de mayo de 2006 | |
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