5 La familia Gómez Rincón ·
Don Claudino Gómez Rincón ·
Artículo de prensa ·
Escritura pública número
244 de 1878 ·
Don José Laureano Gómez
Rincón ·
Imágenes Don Claudino Gómez Rincón Claudino Gómez Rincón y José Laureano Gómez Rincón aparecen
como propietarios de terrenos en San Calixto tanto en el perímetro urbano como
en la zona rural. La finca El Porvenir estaba
situada en la fracción denominada La Quina, porque allí ellos con sus familiares
extraían la quina y la tagua para ser exportadas. En la escritura número
244 del año 1878 aparece Claudino Gómez como apoderado del entonces personero
de San Calixto Lorenzo Neira Fajardo, para recibir los terrenos en donde estaba
situado el perímetro urbano del Municipio de San Calixto y que eran propiedad
de Cayetano Franco Pinzón. En el acta de visita a
San Calixto del ilustrísimo señor doctor José Romero, Obispo de Dibona Vicario
apostólico de Santa Marta, de fecha marzo 3 de 1868, aparece don Claudino Gómez
junto con Felipe Zambrano conformando la junta para recolectar fondos por las
malas condiciones en que se encontraba el templo parroquial; y para el año 1869,
en una nueva visita del mismo obispo es nombrado tesorero de la junta en reemplazo
del señor Manuel Arias quien había renunciado. Artículo de Prensa en la muerte de Don Claudino Gómez en Ocaña, en Febrero
24 de 1913 He aquí el nombre de un cumplido caballero, de un tierno esposo, de un solícito padre, de un buen patriota y de un excelente amigo, que acaba de hundirse en los oscuros horizontes de la muerte. Sus despojos mortales que
han sido devueltos a la tierra, guardaron como tesoro de gran valor, un espíritu
noble, superior por su positiva fe en las verdades eternas, por su acendrado amor
a aquel que dijo: "El que cree en mí no morirá eternamente." amante
de la iglesia católica, jamás hizo caso a los miserables respetos humanos, para
hacer pública y franca manifestación de sus creencias religiosas, demostrando
con hechos palmarios, su fervoroso amor al sacratísimo Corazón de Jesús, y su
tiernísima devoción a la augusta inmaculada madre de Dios. Por esto confiamos
que al entrar su alma a vislumbrar la mansión eterna, pronto este contemplando
la adorable belleza del Hijo del Hombre a quien amó. En la postrera tarde de
su vida, cuando en su rostro estaba estampada ya la melancolía del moribundo,
ofrendó limosnas de positivo valor a la Capilla del Santísimo que acaba de decorarse
en la iglesia de Santa Ana, como también al Cementerio que en la actualidad está
en construcción en esta ciudad. Verificó otra clase de donaciones a la parte menesterosa;
mandó a ampliar sufragios anticipados para que su alma inmortal los encontrara,
al tiempo de ser despojada de los atavíos de la materia. Abrumado por el peso de
los años y por las dolencias que le llevaron al lecho de la agonía, extinguidas
ya sus fuerzas, se yergue valeroso y lleno de alegría, para recibir por última
vez al Dios de la divina Eucaristía que tantas veces llenó de fervor, recibió
en su vida; y abrazado con Él, murmurándole constantemente fervorosas jaculatorias
de amor, se reclina de nuevo sobre su lecho, lleno de conformidad cristiana, para
que se acabara de efectuar su desorganización física, lo que sucedió en la tarde
del día 24 del mes que acabó ayer. Fúnebre cortejo, de notable
respetabilidad por lo selecto de él, puesto en marcha, lo acompañó hasta el lugar
del eterno descanso. Así terminó el drama de su vida este buen católico, miembro
útil de nuestra sociedad. Que su alma disfrute pronto
de las claridades de la mansión beatífica son nuestros deseos; mientras que para
su digna esposa y sus respetables hijos, enviamos nuestra sincera expresión de
condolencia. Copia de la escritura número doscientos cuarenta y cuatro
de 1878 Esta escritura, junto con
su poder nos ilustra sobre la propiedad de los terrenos donde esta ubicado el
perímetro urbano de San Calixto, el juez de ese momento Dolores Santana, su secretario
José María Gutiérrez Guerra, el personero Lorenzo Neira Fajardo y aparece Don
Claudino Gómez, tío del ex presidente Laureano Gómez, como habitante y propietario
de terrenos en San Calixto. “Numero Doscientos Cuarenta
y Cuatro.- En la ciudad de Ocaña, Estado Soberano de Santander, Estados Unidos
de Colombia, a los doce días del mes de Junio del año de mil ochocientos setenta
i ocho, ante mí, Bernardo Uribe R. Notario Público suplente de este circuito i
los testigos instrumentales señores (...) vecinos de este distrito, mayores de
edad, de buen crédito, i en quienes no concurre ninguna causal de impedimento,
compareció el señor Juan C. Pacheco, vecino de este distrito, mayor de edad, i
de quien igualmente doi fe que conozco i dijo: que con el carácter de apoderado
del señor doctor Cayetano Franco Pinzón como se justifica del poder que se encuentra
protocolizado en esta oficina en el libro tercero del año de mil ochocientos sesenta
i ocho, el cual copiado literalmente su contenido, es como sigue: (...) (mirar
poder escritura número cien) Otorga: que por la presente escritura da en venta real i enajenación perpetua al
señor Claudino Gómez vecino de la aldea de San Calixto, mayor de edad, i de quien
igualmente doi fe que conozco como apoderado que es del cabildo de la expresada
aldea de San Calixto como lo prueba el poder que ha exhibido i que copiado a la
letra dice: "Numero Veinte: En la Aldea de San Calixto, Estado Soberano de
Santander, Estados Unidos de Colombia, a los treinta i un días del mes de Mayo
del año de mil ochocientos setenta i ocho, ante mi Dolores Santana, juez notario
de la aldea de San Calixto, del Secretario interno José María Gutiérrez Guerra,
i los testigos Bernardino Calderón y Juan Bautista Salazar Quintero, Vecinos de
la misma Aldea, mayores de edad, de buen crédito, i quienes no conciernen ninguna
causal de impedimento. Compareció el señor Lorenzo Neira Fajardo, vecino de esta
Aldea, mayor de edad, a quien conozco i dijo: que en su calidad de personero Municipal
de esta Aldea i debidamente autorizado por el acuerdo expedido por el cabildo
de esta entidad, bajo el número catorce con fecha treinta de los corrientes, confiere
poder amplio al señor Claudino Gómez de este vecindario, y mayor de edad, para
que a su nombre, representando su propia persona, i guardando en todo caso sus
instrucciones, proceda a aceptar del señor Juan Crisóstomo Pacheco como apoderado
del señor Doctor Cayetano Franco Pinzón, la escritura de propiedad que dicho señor
debe otorgar ante el notario público de este circuito, á beneficio del común de
esta aldea, del terreno del área de la población de la mencionada aldea, que se
halla comprendido por los linderos siguientes: tomando de la quebrada del hundidero
en el punto que deslinda las tierras de Bernardino Calderón i Claudino Gómez,
Aguas arriba de la quebrada del "amoladero" hasta dar con el camino
público que comunica esta aldea con la de Teorama, sigue lindando con las tierras
de "San Lucas", pertenecientes a la mortuoria de Felipe Zambrano y con
terrenos de Gregorio Zambrano Yaruro, Julián Carrascal i Trinidad López hasta
llegar a la Quebrada de "Balsamina", aguas abajo hasta dar con el camino
público que conduce para Aldea de la "Palma", camino seguido hasta dar
con la quebrada de la "Torcaza" aguas abajo de esta, buscando en línea
transversal hasta dar con la esquina de las tapias de la mortuoria de Felipe Zambrano,
sigue lindando con tierras de la pertenencia de dicha mortuoria hasta dar con
una cerca de fique, siguiendo por tal cerca del común hasta dar al punto fijado
del primer lindero; el cual terreno lo ha vendido el expresado señor Pacheco en
la suma de doscientos pesos de ocho décimos que tiene recibida de contado, a su
satisfacción. El otorgante declara: que aprueba y da por bien hecho lo que haga
su apoderado en virtud de este poder, aceptando los derechos y obligaciones que
se deriven del acto o actos ejecutados por el mandatario. Firma con los testigos
arriba expresados, por ante los infrascritos juez notario y secretario interino
= Lorenzo Neira Fajardo. Testigo = Bernardino Calderón. Testigo = Juan Bautista
Salazar Quintero. El Juez Notario = Dolores Santana. José María Gutiérrez Guerra
= Secretario interino. “Enmendado = Mortuoria
= Mortuoria = Mortuoria = Vale. Es fiel copia de su original
a que me remito la cual he compulsado en estas dos hojas útiles para entregarla
al interesado Lorenzo Neira Fajardo. Está fielmente copiada, corregida y concordada
con su original; en fe de ello la autorizo i firmo con mi secretario i sus márgenes
rubrico en San Calixto a treinta i uno de Mayo de mil ochocientos setenta i ocho. El Juez Notario, Dolores
Santana El Secretario interino,
José María Gutiérrez Guerra “Oficina de registro de
instrumentos Públicos, Ocaña junio tres de mil ochocientos ochenta y ocho. Queda registrado en esta
fecha el presente poder, al folio sesenta i seis i vuelto, partida número ciento
treinta i cuatro del libro de registros número segundo de este circuito i del
presente año. El registrador Gustavo
R. Hoyos = Derecho, cuarenta centavos.- “El vendedor declara: Primero:
Que su poderdante no tiene vendido, enajenado ni empeñado dicho terreno. Segundo.
Que está libre de todo gravamen, censo e hipoteca. Tercero. Que lo vende a nombre
de su poderdante con todas sus anexidades en la cantidad de doscientos pesos de
ocho décimos, que tiene recibido a entera satisfacción. Cuarto. Que el justo precio
del terreno y su verdadero valor es el de la cantidad de doscientos pesos de ocho
decimos, ya expresados, pero que si más valiere, hace al comprador donación pura
y perfecta del exceso. Quinto. Que desde esta fecha su poderdante se desapodera,
desiste, quita y aparta y también a sus herederos u sucesores del dominio o propiedad,
posesión y todo otro derecho que en el relacionado terreno tenga, y todo lo cede,
renuncia y traspasa en el comprador con las acciones consiguientes. Sexto. Que
confiere a nombre de su poderdante, al mismo comprador el poder especial necesario
para que de propia autoridad, tome y entre en la posesión y dominio del terreno
en referencia, siendo suficiente título al efecto la copia que de este instrumento
le dará el Notario. Séptimo. Que esta venta le será cierta, segura y efectiva
al comprador y que en caso de que se le moleste o inquiete en la posesión y dominio
del terreno, por alguno que pretenda derecho a aquella o a éste, saldrá su poderdante,
sus herederos y sucesores a la edición
o saneamiento de la venta conforme a las leyes. Octavo. Que renuncia a nombre
de sus poderdantes todos los derechos y acciones que las leyes le confieren para
reclamar contra la validez o para la rescisión de este contrato. El comprador
declara: que a nombre de su poderdante renuncia igualmente, todos los derechos
y acciones y excepciones que las leyes le concedan y que pudiera usar en su respectivo
caso para reclamar contra la validez o para la rescisión de este contrato. Y habiendo
leído este instrumento a los interesados señores Juan Crisóstomo Pacheco y Claudino
Gómez dijeron que lo aprobaban por estar a su satisfacción y firman todo en presencia
de los testigos arriba expresados, quienes firman conmigo el Notario. Los mismos
otorgantes manifestaron que de este instrumento debe sacarse primera copia para
el comprador y las más que exijan los interesados. Se advierte a estos el deber
que tienen de hacer registrar este instrumento en la oficina respectiva oportunamente.
El infrascrito Notario certifica. Juan C. Pacheco.- Claudino Gómez.- Testigo, Manuel M. Hernández.- Testigo José de
J. Lobo G.- Ante mí Bernardo Uribe M. Notario Suplente.” Don
José Laureano Gómez Rincón Junto con su hermano Claudino
fue colaborador de la iglesia parroquial de San Calixto. Contrajo matrimonio en
San Calixto con Ana Dolores Castro, la partida de matrimonio aparece en Teorama
por pertenecer San Calixto a Teorama en aquella época. Vivió José Laureano en
compañía de su esposa en la hacienda Balsamina que había sido propiedad del Doctor
Cayetano Franco Pinzón. Se residenciaron luego
en la ciudad de Ocaña y después en la ciudad de Bogotá donde nació Laureano Gómez
Castro (1889) quién llegó a ser presidente de la República de Colombia de 1950
a 1953. Trascendencia del Ejemplo(Biografía Sintética de Francisco Antonio
Gómez Duque) Las
generaciones actuales (enfermas de sectarismo y de ambición) debemos volver los
ojos al pasado, si amamos verdaderamente a Colombia. Quiero decir con esto que nosotros necesitamos una revisión de valores.
Nos es necesario el contenido psíquico de algunos hombres del pasado para
beber de ellos el licor que nos falta: menos odio fratricida y más pasión constructora.
Tampoco afirmamos que nuestros abuelos fueron santos.
No. Tuvieron sus errores, sus odios, sus pasiones y sus extravagancias. Vivieron en una época menos convulsionada que
la nuestra. No había en su tiempo los
vehículos ni los medios con que se hacen patentes los defectos de nuestras generaciones.
A ellos los ampara una moderada civilización. A nosotros nos acogota una superproducción
de inventos y una cultura elevadísima, con sus beneficios y su acción a veces
corrosiva de la fortaleza moral. Por tanto, nuestros errores son más notorios
que los de ellos. En nuestros antepasados hubo gentes que gozaron fama de patriarcas y de puros sin merecerla. Otros fueron denigrados sin un motivo exacto.
Entonces (para escribir la vida de alguno de ellos) se requiere haber tenido
nexo directo con otros personajes contemporáneos. Porque no somos centenaristas
y porque así salvamos nuestro testimonio de conjeturas amargas. Nuestro padre
(un viejo ilustre del centenarismo) nos hablaba con la gran sinceridad de su vida,
de sus contemporáneos y señalaba con precisión sus faltas y sus cualidades. Esa fuente verídica nos ampara y creo nos da ciertos méritos para
elogiar a los viejos. Recuerdo
que mi padre consideraba a Francisco Antonio Gómez como su hermano gemelo. Por la diafanidad de su vida y por los servicios
prestados al partido conservador. Nosotros,
militando bajo la bandera contraria, reconocemos méritos y exaltamos vidas adversas.
Cuando publique la biografía de mi padre, se verá claramente el parangón
entre él y Francisco Antonio Gómez. Ambos
fueron soldados de la misma causa, combatieron en la contienda de los Mil Días
y el destino los dejó reposar en su lecho la última vez. Mi padre víctima de su desobediencia a las normas de la cirugía.
Francisco Antonio Gómez, presa de sus quebrantos, altivo, efecto de nuestra
savia motilona. Nosotros somos descendientes de las únicas
tribus que en América no han aceptado ninguna
dominación: religiosa, militar o civil. No han podido contra ellas los explosivos, ni el capital extranjero. Contra su tradición de rencores y venganzas
no ha podido nada, ni nadie. Sus leyendas
y sus ritos son algo tan ignotos, que nadie ha podido escribir siquiera un boceto
biográfico. Esa sangre la llevamos todos
pese a la otra savia tradicionalista heredada de España. Don Francisco tenía hondas
raíces incrustadas en el corazón de la Madre Patria.
De ahí su naturaleza. En su predio “Valencia”, había vivienda y alimento
para todo transeúnte. No miraba él los detalles en que suelen fijarse
los espíritus pequeños: color verde o rojo. No. En esas cuestiones de
la nobleza, su corazón no tenía fronteras. Igual
era mi padre. Ambos fueron el eje de su
política en la Provincia. Ambos engrandecían
sus postulados y curaban heridas aún a sus mismos adversarios.
El valor personal corría parejo: andaban solo por caminos llenos de acechanzas. Y Francisco Antonio, más afortunado que mi genitor nunca recibió los golpes de
la envidia, traducidos en desleales proyectiles. Temperamento católico hasta
la médula, jamás faltó a sus obligaciones religiosas. Cuando éramos niños lo veíamos llegar a los
ritos del culto. Y no era fariseísmo.
Era convicción. Sus actos públicos lo corroboraron muchas veces.
Y su vida privada fue un modelo de perfección.
Su hogar puede tomarse como ejemplo de perfección.
Una vez tuvimos el placer de ser huéspedes transitorios de ese hogar y
pudimos comprobar la paz y cordialidad que reinaba entre los cónyuges y sus descendientes.
No puedo pasar inadvertida una faceta importante de su existencia: su amistad
a todas luces y en todo tiempo sincera. Los
que disfrutamos de ella afirmamos esta verdad.
Mi padre (fallecido a los 65 años) no contó una sola falta en sus relaciones
de amistad con Don Francisco. Ni cuando
éste ocupaba la Jefatura única del partido conservador en la Provincia y las simpatías
de ambos se dedicaron a distintos candidatos:
Suárez y Valencia, por allá en 1918. IFisiológicos.
Para éste, con todo respeto y veneración, va este canto sincero. Nacido en Ocaña
ciudad nortesantandereana, en 1879, tuvo
como genitores a don Claudino Gómez Rincón y doña Elodia Duque. Don Claudino fue hermano legítimo de don José
Laureano Gómez Rincón, padre del actual presidente de Colombia, Doctor Laureano
Gómez. Por tanto éste y Don Francisco eran hermanos.
Hizo sus estudios en Bogotá, como alumno aventajado del Colegio del Rosario. Su árbol genealógico fraternal contó figuras de relieve. Conocimos entre ellas al notable ingeniero,
Dr. Marco Aurelio Gómez Duque. Este y
su hermano Francisco combatieron bajo las banderas del general Próspero Pinzón.
Don Francisco fue esposo de la dama ocañera Concepción Hoyos Quintero.
De esa unión salió una prole ilustre: 5 hijas y 3 varones. Ellos son: Elodia, Carlos Arturo, Clara, Alfonso,
Sara, Concepción, Francisco y Margarita. Unos
han desaparecido. Otros viven.
En estos se ha hecho notoria la gran capacidad para el trabajo, que fue
uno de los atributos del padre. En efecto, muchas veces lo hallamos cabalgando
en su mula parda cuando se encaminaba a su gran hacienda: “Valencia”.
Y en esta lo vimos muchas veces vistiendo la indumentaria peculiar de nuestros
campesinos. Porque en nuestro Norte de Santander, cuando
se trabaja se olvidan los prejuicios de clase.
Parece que la tierra borra las líneas de las categorías sociales. Ese es
un orgullo de nuestra raza. Como lo es
el temperamento. IIPara
concluir, quiero sentar esta afirmación de orden psicológico: las virtudes y a
veces los defectos trascienden a sus descendientes. En este caso, los hijos de Don Francisco heredaron entre otras cualidades,
la del valor personal, la franqueza y la sinceridad. Un hecho reciente comprueba
el coraje de uno de sus hijos. Se comprobó al señalar (con grave peligro para su vida) al autor
de un asesinato cometido en la ciudad de Ocaña.
Otros individuos no fueron capaces de hacerlo, por temor o por una falsa
solidaridad política con el autor de ese crimen.
Y éste no pudo quedar impune. Nosotros conocemos, muy bien el temperamento
de nuestras gentes y medimos el hondo contenido de valor, de pureza, sobre todo de una pulcritud peligrosa en esas latitudes. Termino reiterando mi sentida nota de condolencia
para todos sus familiares tanto de Bogotá, de Ocaña, Ibagué, Cúcuta como de esta
noble ciudad de Barranquilla, donde reposan las cenizas de mi padre. A la familia Luna-Hoyos, especialmente, dejo
estas líneas sencillas. Prendidas como
sincero epitafio, sobre el recuerdo de quien fuera para ellos casi un padre.
Y en esta hora de eterna pesadumbre, deseo que no olviden que también sentimos
el mismo dolor. Barranquilla, noviembre 28 de 1951. Ramón Alberto Zambrano. Doña Ismenia Gómez Vda. de Martínez El
miércoles pasado falleció ya octogenaria, esta preclara dama ocañera de estirpe
virtuosa como la que lima a las mujeres tradicionales por la virtud y el talento. Doña Ismenia, no fue un advenedizo guión, en
nuestra grandeza social, sino uno cristalino que sirvió de pauta en los gloriosos
menesteres de la actividad ya como esposa, ya como madre. Su
vida fue honesta como tal y su ancianidad cariñosa reposó en los afectos de su
corazón maternal. Hizo el bien a la altura de su concepción de mujer cultivada por un espíritu excelente de generosidad y de justicia. “La
Provincia” envía a su hijo nuestro amigo don Pedro Elías Martínez, como a sus
nietos, tanto como su hermano Don Francisco A. Gómez D. e hijos su voz sincera
de condolencia. Francisco A. Gómez D. El doce de octubre pasado, en la ciudad de Ocaña, murió
el patricio conservador Francisco Antonio Gómez Duque, tronco de una respetable
familia y miembro muy distinguido de la sociedad de aquella hidalga villa santandereana
El señor Gómez Duque, quien por muchos años ocupó la presidencia del comité municipal
del conservatismo, fue un ciudadano benemérito que no solamente contribuyó con
especial fervor al progreso material de Ocaña sino que también, con el ejemplo
de su vida pulquérrima, aleccionó a sus contemporáneos en la decisión por el servicio
a la patria y en el ejercicio de las virtudes cristianas.
Asiento
de ellas fue su hogar, donde se formaron los hijos del patriarca y que hoy son
la prolongación viva de la caballerosidad y la nobleza que caracterizaron al progenitor.
|