AL
MAL TIEMPO... ¡BUENA CARA! Por Luis Eduardo Páez García |
Que las cosas andan mal en Ocaña, es algo que nadie puede desconocer por estos días. Nuestro municipio viene atravesando una difícil situación desde hace más de dos años, fenómeno que se refleja en la inoperancia de la Administración Municipal, el bajísimo índice de rendimiento en obras de infraestructura urbana y rural, mediocridad en materia institucional cultural, aumento desmesurado de asesinatos, atracos y otros delitos; pérdida de credibilidad en las autoridades civiles, eclesiásticas y organismos de control; caída desmesurada de la prensa objetiva y libre; indiferencia o silencio cómplice de los ciudadanos ante las situaciones anómalas de su propio entorno; aparición de los "dineros calientes" en el comercio local, etc., etc. Vista la situación, desde dentro, como lo hacemos nosotros, o desde fuera, como lo perciben quienes nos visitan, Ocaña semeja un "tenderete mal administrado y peligroso" donde se da cita toda suerte de maleantes, resentidos y desadaptados sociales muchos de los cuales ostentan dignidades reservadas sólo para hombres y mujeres de bien. Las fuerzas oscuras y desestabilizadoras van en aumento, mientras que la desorientada población civil, sin interlocutores válidos ni dirigencia política democrática y comprometida, se hunde en los abismos de la desesperación y el miedo. Lo más curioso, y detestable del caso agregaríamos, es que se utiliza sin mayor recato hasta el nombre de Dios y de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma para hacer populismo barato y tratar de demostrar que dentro de los linderos municipales todo marcha bien, que no existen irregularidades, que los procesos que adelantan la Fiscalía o la Procuraduría son simples montajes o confabulaciones de personas "que no dejan trabajar". ¡Vaya descaro! Lo cierto, lo verídico e incuestionable, es que el municipio de Ocaña se le salió de las manos a las autoridades todas, encargadas de velar por la mejora en la calidad de vida del ciudadano. Ocaña es, actualmente y como se suele decir, una ciudad sin Dios ni Ley donde cualquier malandro hace de las suyas y luego se le premia con un cargo público o una dignidad eclesial cocinada al calor de la complicidad pecaminosa. Para colmo de males, ya hasta circulan volantes exigiendo a la comunidad que se recoja en sus hogares a tal hora, so pena de represalias, situación que ya cobró, al menos una víctima. Escuchamos que ya el Concejo Municipal eligió la nueva directiva para 2007, con el doctor Javier Gaona a la cabeza, como Presidente. Una emisora local ha dicho que "hay una nueva coalición" que va a trabajar "de la mano con el señor Alcalde". Qué bueno que la Honorable Corporación demuestre su voluntad de trabajo conjunto; pero creemos que en vez de trabajar "de la mano con...", lo haga ciñéndose a los altos intereses de Ocaña, por encima de presuntas prebendas o maquinaciones politiqueras de esas que por aquí se estilan cada vez que se aproxima un proceso electoral. Pero, definitivamente, al "mal tiempo, buena cara", como reza el adagio popular. Ocaña espera que la Sociedad Civil se una en torno a la defensa integral de sus intereses; que las fuerzas políticas hagan un alto en el camino de la rebatiña burocrática para dedicarse a luchar por solucionar los problemas que nos aquejan y que el Honorable Concejo Municipal ejerza, límpidamente, el control político que le compete. Sobre este último particular, habría que esperar que comparezcan ante la Corporación los responsables de la Cultura (que se negaron a asistir en la pasada convocatoria que se les hizo), los responsables de la preservación del medio ambiente, del Asilo, de la Secretaría de Planeación cuya gestión ha sido fatal para el patrimonio arquitectónico municipal. Mientras que sigamos sabiéndonos y sintiéndonos ocañeros y la dignidad del pueblo se eleve sobre la podredumbre actual, habrá esperanza para Ocaña. |