LA CASA GARDELIANA
 
 
 

El pasado 3 de octubre de 2015, recibí una importante comunicación de mi compadre, Miguel Ángel Pérez Claro, con algunas reminiscencias de su juventud, evocadoras de la nostalgia y el respeto por una generación de excepcionales condiciones humanas.

Don Miguel se ha quedado en su hogar, después de una intensa actividad empresarial, para disfrutar de un merecido descanso. Vive apaciblemente, con sus nietos, sus hijos solteros y su amada esposa. Está vinculado a su pueblo con la pasión de los enamorados: sueña con sus riscos, con las figuras caprichosas de los estoraques, con sus calles y con el viejo campanario.

Foto: Archivos de Álvaro Claro.

Me ha reclamado, con una amable sonrisa, por la carta que nunca contesté. No he tenido muchas palabras para responderle, y me ha entregado otra copia porque la primera se traspapeló entre los trajines de mi vida cotidiana. Trae noticias del pasado, repasa memorias que hacen parte de la historia regional. En ese manojo de recuerdos está involucrada una casa con techo de paja que me conduce a la lejana infancia: en varias ocasiones pasé por allí por arepas o pasteles, encargados por mi madre; el queso criollo lo alternaba en las dos tiendas que tenían la exclusividad: la de don Emigdio Manzano y la de don Pedrito Claro. Ahora, la Casa de Miña aparece con otras connotaciones en la carta del compadre; yo no sabía que otros actores habían ocupado aquel nostálgco espacio familiar para escanciar un guarapo, rendir culto a las letras, pronunciar un discurso político, soltar una pícara copla o aventurar un poema. Se brindaba con totumas y se comentaban las novedades que traían los arrieros y los encargados del correo. Los integrantes de las tertulias se defendían en las tareas agrícolas, en la función pública y en el incipiente comercio de la región. Algunos -dice mi compadre Miguel- acudían a centros de educación de la cercana Ocaña o a establecimientos de educación superior de otras ciudades de Colombia o del exterior.
 

 
 

De aquellos tiempos surgió el apelativo de "Ciudad levítica" para el amado terruño por el cultivo de las vocaciones sacerdotales; algunos jóvenes ingresaron al Seminario Diocesano de Ocaña y alcanzaron la ordenación sacerdotal, entre ellos, Froilán Rincón Carrascal, Alejandrino Pérez Amaya, Alcides Velásquez Claro, Roberto Claro Arévalo, José de Jesús Claro Ovallos. Más tarde: Ramón Carrascal Arévalo, Jesús Aníbal Pérez Sánchez y Jesús Emiro Claro Torrado. A la Orden de Predicadores, en Bogotá y Chiquinquirá, ingresaron, Campo Elías Claro Carrascal, Domingo de Guzmán Claro Carrascal, Octaviano José Arévalo Claro e Ismael Enrique Arévalo Claro. MIguel Ángel Pacheco Claro estudió, durante algunos años, en los claustros Dominicos pero terminó vinculado a un seminario diocesano. Fray Campo Elías Claro alcanzó la dignidad de superior de los Dominicos en Colombia. Emiro Antonio Arévalo Claro, Benjamín Pérez Pérez, Raúl Estanislao Claro Carrascal, y otros, superaron los estudios de filosofía pero no esperaron la consagración sacerdotal. Sin embargo, la formación en los claustros religiosos rindió sus frutos.

En la adolescencia, me llevaron los tíos sacerdotes al seminario Jordán de Sajonia de Bogotá y allá estuve durante tres años, 1955 -1957; hacía parte de un grupo procedente de La Playa de Belén, integrado por Luis Alberto Blanco Esteban, hijo de doña Marina, telegrafista local (familia oriunda de Bucaramanga); Luis Humberto y Miguel Ángel Pacheco Claro, hijos de don Antonio Pacheco y doña Sofía Claro Arenas; Bladelmiro Pérez Arévalo, hijo de don Carlos Pérez Claro y doña Olivia Arévalo Navarro; Jaime Velásquez Velásquez, hijo de don Emilio Velásquez Claro y doña Ofelmina Velásquez; Edinael Arévalo Velásquez, hijo de don Salvador Arévalo y doña Anaís Velásquez; Ángel Arévalo Carrascal, hijo de don Nicolás Arévalo y doña Ana Delia Carrascal; Rafael Rizo Pérez, hijo de don Carlos Rizo y doña Eumelina Pérez. Más tarde, Manuel Isnardo Claro Arévalo, hijo de don Manuel Jesús Claro Arévalo y doña Faride Arévalo Claro; Omar Pacheco Claro, hijo de don Antonio Pacheco y doña Sofía Claro Arenas. Únicamente Miguel Ángel Pacheco alcanzó la ordenación sacerdotal.

Carlos Daniel Luna Manzano, contemporáneo de los primeros sacerdotes, adelantó sus estudios en el colegio José Eusebio Caro de Ocaña y volvió a su pueblo como director de la escuela urbana; más tarde participó en la actividad política, fue diputado a la Asamblea Departamental y brilló como músico, poeta, escritor y fotografo.

Con ellos se integró el primer centro cultural de La Playa de Belén denominado Casa Gardeliana. El nombre rendía homenaje a Carlos Gardel, compositor, actor de cine y cantante de tangos, el mejor de la historia; la sede fue la casa de doña Herminia Carrascal, quien fuera la esposa de don Guillermo Arévalo Claro, hermano de mi abuelo Francisco. Allá se reunían los seminaristas durante las vacaciones y con ellos levantaban la totuma los estudiantes de otros establecimientos educativos y acuciosos lectores de los libros que traían los arrieros y los empleados del correo que cubrían la ruta Cúcuta, Ocaña, La Playa de Belén, Aspasica, El Cincho y Hacarí. No faltarían los músicos, que los había muy buenos, entre ellos, Benjamín Claro Ovallos, Luis Jesús Claro Ovallos, Aurelio Ovallos Arenas, Francisco de Paula, Gratiniano, Modesto, Julián, Roque y Élfido Arenas. Y, para no alargarme, los miembros de las bandas de La Merced y Patatoque (La Gualicera).

Pero el compadre, no contento con la narración de aquellos acontecimientos, también trae la lista de los más asiduos contertulios de la Casa de Miña: Emiro Arévalo Claro, Rodolfo Pérez, Luis Jesús Bayona Pérez, Luis Carlos Vega, Neftalí Sánchez Claro, Herminio Bacca, Benjamín Pérez Pérez, Manuel Jesús Claro Arévalo, Gerardo Claro Velásquez, Roque Arenas, Elí Durán, Gerardo Álvarez, Gerardo Emilio Pérez Claro, Agustín Arévalo Carrascal, Jesús Ovallos Arenas, Luis Claro Ovallos, Enrique Álvarez, Gerardo Manzano. Él no se incluye, pero asoma la cabeza en la biblioteca de su hermano Gerardo Emilio a quien le sacaba libros románticos, a hurtadillas, para satisfacer su pasión por la lectura.

Finalmente, mi compadre Miguel Ángel Pérez Claro sugiere la creación de un espacio en nuestra web de la Casa Gardeliana. Pues aquí está.

Seguramente, quedaron en el tintero otros nombres, entre ellos los de Santiago Durán, Juan Nepomuceno Claro, Luis Jesús Pérez Amaya, Ignacio Arévalo Claro y Trino Coreco, de quienes se guardan coplas, poemas y cantos populares. Aquí va la muestra:

Ignacio Arévalo Claro:Santiago Durán Ascanio:Trino Coreco:

Playa vergel de flores
todas tus mujeres son
de ojos lindos soñadores
que inspiran loca pasión.

Cuando para darte un beso
mis labios los tuyos tocan
conozco que tengo un alma
porque lo siento en la boca.
Un periodista en La Playa
se quedó con el primero;
o es que mentiras no halla
o que le falta dinero.

A Josefa la coreca
le gustan mucho los juanes
se mueve como culeca
cuando ve los gavilanes.

En el pueblo de La Playa
se juntó la gente buena
pa' traer un carro Ford
y correr sobre la arena.

Luis Jesús Pérez Amaya:Juan Nepomuceno Claro Bayona:Raúl Arévalo Claro:

Ya lo saben de antemano
que en el baile popular
con el mono Maximiano
las muchachas bailarán.

Trino Durán el Notario
y el astrónomo Andresito
no volverán al rosario
por tomarse un guarapito
.

¿Quién es ese pajarito
que madruga a tomar agua?
Algún accidente tiene
cuando madruga a tomarla.

Echá una piedrita al agua
y dale vuelta al toronjil
si vos no tenés vergüenza
yo si tengo que decir.

Los de arriba de Sodoma
bajaron en procesión
con sus mantos de paloma
a recibir la comunión.

Y los de abajo, o sea La Trista,
soberbios por el guayabo
se amarraron otra pinta
que será de cabo a rabo.

Los padres de Don Miguel fueron Don Eusebio y doña Margarita Claro Bayona

Autor anónimo:

Tanga la lando
la arepa y la carne
se están calentando
pa'l hijo de Chebo
que está repicando.

La familia de don Miguel vivía en la esquina diagonal a la Casa Cural, ahora de los descendientes de don Manuel Antonio Claro

Guido Pérez Arévalo. Cúcuta, 22 de junio de 2019
 
La Carta
 
 
Correo: miguelangelperezclaro@hotmail.com