EL TABURETE

Por Daniel Quintero Trujillo


 
En el barrio está un señor con los ojos cerrados, parece dormir. Está sentado en un viejo asiento de madera con cuero templado, sus pies descansan en los travesaños que sirven de estribo: ¿Qué estará soñando? Es don Teodoro: Que en su lugar de reflexión y recostado a la pared imagina cómo educar a sus hijos, además, si los jornaleros realizarían o no las faenas del campo. Lo interrumpe un vecino que le manifiesta su preocupación por un negocio, lo escucha y le dice: ”Amigo, cada cabeza es un mundo y Usted decide”. Él, acepta su comentario y aplaza la venta, porque considera que lo analizado es sabio.
 

Este sencillo y humilde taburete, ha servido en la sala, en el comedor de la casa amorosa, que ha sido arreglada para los próximos carnavales; el albañil toma un asiento como escalera para pintar paredes y puertas, solo que al terminar su trabajo quedó como un figurín de colores, que parece dejarlo inservible, pero llega el ingenioso Rubén, que encuentra un sitio preciso para hacerlo útil; lo lleva a la finca, lo arregla y lo ubica debajo de un tamarindo que es un lugar aireado y fresco que invita al descanso.

En el campo, los taburetes ocupan un lugar importante, así mismo en las cantinas del pueblo, que al recibir a los clientes para tomarse unas cervezas al son de un vallenato, recuerdan aquel 16 de noviembre del año 49 cuando la violencia entre rojos y azules en la población de “El Carmen” dejó centenares de muertos sepultados en fosas comunes.

Ahora, los taburetes se sacuden para organizarlos en la calle real, ya viene el desfile de los escolares, La Banda inicia su redoble, desde La Plazuela para rendir homenaje a la libertad y son aplaudidos por todos los asistentes que hacen de esta, una hermosa fiesta Patria que convoca al respeto y la unión fraternal.

Los chicos aprovechan el mensaje de colaboración que dan los padres y maestros: “Deben llevar los asientos a sus sitios”, ¡Qué alegría!, ahí se inicia la diversión infantil, el cuero templado, se vuelve tambor, otros lo arrastran como si fuera un camión y los más avezados los untan de cebo o jabón para deslizarlos como carretas por las empinadas calles de mi Convención.

En la escuela aprendimos ayer, que su nombre proviene de la palabra francesa “Tabouret” y que en el antigüo Egipto, eran fabricados como silla exclusiva de los faraones.

Por eso, Chuma en su taller de carpintería manifiesta su afán, porque en el Llano del Tabacal los nuevos ricos, vienen cambiando el taburete por acolchadas poltronas y muebles Luis XV, sin embargo, afirma que seguirá elaborándolos, porque son ideales para descansar y soñar con la Paz.

Ya, don Teodoro terminó su sueño, el asiento queda para el Maestro de Escuela, que descansará cuando termine su cuento… en la Enseñanza Rural.

@daniquinterot

Bucaramanga, julio 25 de 2013

 

Apreciado Guido:

Me permito remitirle este cuento de sabor psico-social como una colaboración a la página www.laplayadebelen.org/, que me ha encantado por su dinámico diseño, contenido cultural y excelentes escritores, ella es un ejemplo para los municipios colombianos que deben trascender más allá de su municipalidad. Con respeto y admiración, su amigo Convencionista, Daniel Quintero Trujillo
www.danielqt.com

18 de septiembre de 2013.