| PRÓLOGO
Por Jorge Meléndez Sánchez Esta
antología de escritos de una columna, publicada en el diario La Opinión
de Cúcuta, es la carta de presentación de Olger García Velásquez
en el cada vez más estrecho mundo de los escritores. Se trata del testimonio
dejado por el trabajo intelectual en los años recientes (2002-2005) de
un profesional del Derecho que incursiona en la literatura, en la política
y en lo que considera llamativo de la vida cotidiana. Las características
de los escritos están al alcance de los lectores. Olger
es nativo de Convención, de un tronco familiar exitoso en las actividades
económicas y afianzado, allí, por la red genealógica, entre
la cual me encuentro. La experiencia de su padre en los negocios le contagió
y, además, siguió un camino paralelo al cultivar los estudios literarios
para darle perfil definitivo a su personalidad. En su formación le bastó
la ejemplar cobertura de las normas, adquiridas en la Facultad, y de ahí
en adelante, se fue por la libre, al estilo cubano, para encontrarse con las humanidades
y la política. Esta
formación educativa recibió la influencia de la tradición
cultural barranquillera, la cual, sirve de observatorio para toda la Costa y para
todo el país, a la par que contiene un acervo de cultura universal, producido
por las influencias propias de la comunicación marítima, tan importante
en la formación de la ciudad. Desde su pueblo natal hasta la Costa, las
costumbres son, en términos generales, compartidas, y de ello se deriva
el entusiasmo por la asimilación de lo que ofrecieron las aulas universitarias.
Ello, explica, también, la dedicación a la literatura, y su forma
de expresarla en la cotidianidad, al lado de la tediosa revisión de códigos
y de pleitos. El
titulo Desde el balcón podría parecer anacrónico si lo pensamos
espontáneo y muy asociado a la antigua arquitectura de nuestros pueblos.
Otra cosa piensa el autor y es conveniente la aclaración. La razón
del título se encuentra en el homenaje a la identidad familiar y, en especial,
a la figura destacada de don José Antonio Velásquez, quien desde
temprana edad se propuso lograr la acumulación indispensable para convertirse
en empresario
agrícola y ganadero, coronando el propósito y transformándose,
luego, en comerciante del barrio El Camellón, en la residencia urbana,
cuyo abastecimiento dependía de la productividad de sus fincas cafeteras
del corregimiento de Los Balcones, en las agrestes montañas de la vertiente
del Catatumbo. Así, el título. Desde el balcón, remite a
lo familiar y nos deja pensando si el abuelo José Antonio, entre sus propósitos
y entre sus ilusiones, llegaría a imaginar que uno de sus descendientes
asomaríaen el mundo de las letras y repensara lo importante que fue el
mundo de Los Balcones, para el éxito empresarial y para el servicio social
a una comunidad ampliada, al municipio y al departamento. El
complemento de la formación lo ofrece la vocación política.
Entre sus propios hermanos fue Ramiro quien salió primero a incursionar
por los estímulos de la Alcaldía Popular de Convención, con
resultados de espanto, pues, sin cumplir dos meses de ejercicio, Ramiro Antonio
fue sacrificado en unión de su inseparable Magola, su novia, para conmoción
de todos los habitantes y para destacar las condiciones difíciles de la
construcción democrática en un país vapuleado por los violentos,
sin la suficiente respuesta de las instituciones públicas. Fue el primer
Alcalde popular en ejercicio sacrificado en Colombia. De esta lección trágica
la familia optó por buscar, definitivamente, en el cambio residencial,
un alivio a la pérdida irreparable y una esperanza de mejores condiciones
de vida. La
actividad política personal de Olger, encontró su camino al lado
del desaparecido dirigente liberal Edgar Rochel Marín. De por sí,
su talante no es el de agitador de masas de otros tiempos sino el decidido colaborador
en equipo, por lo cual, Edgar lo tuvo, siempre, cercano y hasta compartió
la oficina profesional y política. La modestia en sus intervenciones se
contrarresta con la disponibilidad de participación y con el ofrecimiento
de sus orientaciones. OlgerGarcía
se estableció en Cúcuta para colaborar con la asesoría legal
de su padre y para dedicarse al campo de sus inquietudes intelectuales. De vez
en cuando regresa a Barranquilla en plan vacacional y realiza el reencuentro con
el modelo educativo que le sirvió de punto de partida. La continuidad en
la columna del diario cucuteño, le afianza en sus inquietudes y le abre
paso en su expresión literaria Los
temas escogidos para analizar o para difundir o, simplemente, para recrear, los
extrae de sus lecturas, de sus vivencias cívicas y de sus posturas ideológicas.
Con estos temas establece la comunicación imperiosa con los posibles lectores
quines se convierten, de gecho, en sus interlocutores válidos. La libertad
al escribir se completa con la libertad al leer. Las
columnas periodísticas son una forma del compromiso político y por
ello se transforman en documentos para la historia. Lo realizado, en un momento
dado, sirve de inventario y acicate para continuar en los propósitos. Lo
que hoy presenta Olger es, precisamente, su apuesta en el imperativo de la vocación
de servicio a través de la escritura. Jorge
Meléndez Sánchez Bogotá, 30 de noviembre de 2005. | |