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viernes siete de marzo, mientras me encontraba de visita en la Base Aérea
de Apiay, supe la noticia triste -muy triste- de la muerte, en la clínica
‘Manuel Uribe Ángel', de Medellín, a los 67 años de edad,
del docente, escritor y poeta ocañero Gabriel Ángel Páez
Téllez, ese mismo día, a las 2: 30 p.m., luego de librar una dura
batalla contra la parca. Dos grandes amigos suyos fueron quienes me dieron las
primeras referencias de Gabriel Ángel: el docente Evelio Bayona Bayona,
de Convención, y Guido Pérez Arévalo, de Ocaña, quien
le cedió gran espacio en su página web, la que hoy consultamos con
provecho. Ese fue el comienzo de una gran amistad que perduró sin eclipses
hasta el final de sus días. Gabriel Ángel dedicó
su vida a la docencia, pues luego de haber cursado estudios en la Normal Superior
Industrial, de Bogotá, y de haberse licenciado en Educación, en
la Fundación Universitaria ‘Luis Amigó', de Medellín, fue
docente del Tecnológico ‘Pascual Bravo' y el Instituto Tecnológico
Metropolitano, de Medellín. Fue un defensor de los intereses
de su región, y como miembro activo de Furocaña -Fundación
de Residentes de Ocaña y su Provincia en Medellín y su Área
Metropolitana- aglutinaba con acierto a sus paisanos residentes en
Antioquia. En los últimos años la Internet fue un gran apoyo para
estar pendiente del acontecer diario de su ciudad y provincia de Ocaña,
lo mismo que de los paisanos que se destacaban en las distintas disciplinas intelectuales,
y con todos ellos mantenía constante correspondencia electrónica.
En mi caso siempre le estaré agradecido por un comentario objetivo y desapasionado
sobre mi libro ‘Desde el balcón', donde recogí mis primeras columnas
en La Opinión. Colaboró en periódicos y revistas
de Ocaña, Bogotá y Medellín: ‘Horizontes Culturales', ‘Rizoma'
y ‘Revista Acrópolis', entre otros. Como escritor publicó ‘Coordenadas
de identidad', ‘Módulo de dibujo mecánico', ‘Poemas' y ‘Voces y
laúdes. Poemas'. Además publicó numerosas biografías
de ocañeros ilustres: Felipe Antonio Molina, Emmanuel Cañarete,
Ciro Lobo Serna, Marco A. Carvajalino, Guillermo Lemus Sepúlveda, y muchas
otras que nos acercaron a la vida y obra de estos personajes que en el siglo XX
fueron protagonistas de la vida intelectual de la Provincia amada. En la página
web www.ciudadocana.com nunca faltó una colaboración suya
y, en las otras -www.cocota.com, www.laplayadebelen.org y www.laprovinciadeocana.com-
se mantenía informado sobre su Ocaña natal. No había un día
que en mi correo no hubiera un mensaje suyo. Tenía razón cuando
escribió su célebre artículo ‘El computador y su trascendencia'.
Ante el deceso prematuro de su hija Ángela Yulieth -a los doce
años de edad-, le dedicó la siguiente inspiración: “Evocación”.
Un sueño parece / su efímera vida, / vivió el breve instante
/ de un rayo de luz. / Llevaba en su alma / los siete colores / del arco divino
/ celeste de Dios. / Poema viviente / su grácil figura, / flor inmaculada,
/ divina visión. / Mas quiso el Eterno, / en su inmensa ternura, / llevarse
su rosa / diamantina y pura; / ungida en rocío, / llevarla en botón”.
Hago mías las palabras de Vargas Vila ante la tumba del poeta
Diógenes Arrieta: “Aquel que dijo a Lázaro: ¡Levanta! No ha
vuelto en los sepulcros a llamar; / ¡No llamará en el tuyo! / ¡Duerme
en paz!”. | |