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el 11 de octubre de 2006 los doctores Luis Eduardo Lobo Carvajalino, Alfonso Ramírez
Navarro, José Tolosa Cáceres, Fernando Vega Pérez, Pablo
Emilio Ramírez Calderón, Pablo Chacón Medina, Miguel Andrade
Yáñez y el suscrito propusimos a la Junta de la Academia de Historia
de Norte de Santander el nombre del doctor Edwin Leonardo Avendaño Guevara,
joven y activo presbítero, para que fuese admitido como Miembro Correspondiente,
sabíamos con antelación que la junta no se opondría y sería
una buena adquisición de la corporación, pues el futuro recipiendario
venía precedido de laureles conquistados en franca lid: eminente orador
sagrado, excelso y prolífico escritor, investigador incansable, conversador
inigualable y ameno, entre otros atributos que adornan su personalidad. A
sus 28 años de edad había publicado varios libros que le valieron
como trabajo de ingreso: Biografía del obispo José María
Estévez Cote, Mariofanía y, como regalo a esta capital, el libro
Monumentos, esculturas, bustos, medallones y placas conmemorativas de San José
de Cúcuta. Su posesión fue el 15 de diciembre de 2006. Ahora
el académico Edwin Avendaño Guevara nos sorprende con una Historia
eclesiástica de San José de Convención. Su autor me confirió
el honor de escribir la presentación del libro, donde aprovecho para rememorar
que son varias las historias eclesiásticas que se han publicado en Colombia,
como la Historia Civil y Eclesiástica de la Nueva Granada, de José
Manuel Groot; y en ciudades capitales, como la Historia de la Diócesis
de Cúcuta, recientemente publicada por La Opinión, pero, en mi caso,
no tengo noticia de una historia eclesiástica de un pueblo hostilizado
por grupos irregulares y perdido en la geografía nacional, como lo acaba
de hacer el padre Avendaño con su lar nativo, cuya indagación comprende
desde la fundación de Convención -1829- hasta el sol canicular de
hoy. |
En
el lanzamiento de la obra, el pasado sábado, que coincidió con el
cumpleaños 29 del autor, lo acompañamos sus amigos y paisanos, donde
llevaron la palabra Gustavo Gómez Ardila, escritor y prologuista de la
obra; el pastor y paisano Timoteo Anderson Carlson y los también académicos
José Tolosa Cáceres y José Antonio Amaya. Mi intervención
la aproveché para hacer el elogio del amigo y llamar la atención
de las autoridades y las colonias, sobre un tema pertinente, pues el reloj de
la iglesia San José tiene diez años que no funciona, precisamente
desde que se pensionó el técnico que lo arreglaba, don Enrique Rocca
Guerrero.
La
animación de la velada estuvo a cargo de don Efraín Quintero Quintero,
célebre violinista convencionista. Mil felicitaciones al reverendo Edwin
Avendaño Guevara, orgullo de su tierra y de nuestra Academia de Historia,
e invito a los convencionistas a adquirir esta obra que llena un vacío
injustificable. VOLVER
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