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¿Qué
pasó en El Carmen?, es un opúsculo de veinticuatro páginas,
escrito por el exgobernador Lucio Pabón Núñez, donde hace
un recuento diáfano y cronológico de hechos luctuosos sucedidos
en dicha ciudad a mediados del siglo pasado y de los cuales se les acusa a él
y al doctor Manuel Bayona Carrascal, mis ilustres paisanos. Sobre este asunto
son muchos los documentos oficiales y privados a los cuales se puede acudir como
fuente primaria para formar criterio propio, pues no es recomendable ni responsable
ni se orienta a la opinión cuando se reproduce públicamente lo que
es producto del runrún, la tradición oral distorsionada o descolorida
por el tiempo o atando cabos sueltos que no tienen origen fidedigno o verificable.
De toda esa montaña de documentos se infiere que en esa época el liberalismo pretendía dar un golpe de Estado cuyo eje sería la acusación y destitución del presidente Mariano Ospina Pérez y todas estas maniobras se conocían en las provincias donde los jefes liberales trataban de aglutinar y preparar a los suyos para la guerra. De ahí la cercanía del cierre del Congreso el 9 de noviembre y los hechos de El Carmen el 16 del mismo mes. En Norte de Santander los principales centros señalados para la revuelta serían Cúcuta, Durania, Salazar y El Carmen. El núcleo revolucionario definitivamente estaba en El Carmen, donde había un alcalde liberal y ninguna fuerza pública. Desde el ministerio de Gobierno se emplazaba al gobernador Pabón Núñez a vigilar la carretera troncal Oriente porque el gobernador del Magdalena denunciaba que por ella "se estaban introduciendo armas de distintas clases y calibres a ElCarmen". Este telegrama fue descifrado por el cucuteño Luis Anselmo Díaz, secretario privado del gobernador Pabón. Algunos detectives que envió el Gobernador regresaron con la noticia que "por la carretera Convención-Ayacucho merodeaba una banda de malhechores dedicada a hostilizar a los viajeros conservadores y a pedirle dinero a los choferes". El escritor y político carmelitano Enrique Pardo Farelo solicitaba al gobernador Pabón "el inmediato envío de policía a El Carmen" porque los malhechores estaban envalentonados y sin Dios ni ley. Desde luego que se abrió una investigación judicial que inició el alcalde militar de El Carmen -Luis Ernesto Alba Camargo-, quien junto con la policía, cuya presencia solicitaron carmelitanos de bien, puso fin al vandalismo. Alba Camargo pasó la investigación al Juez Superior de Ocaña y ahí se pierde el rastro de la misma. ¡Lástima grande! El escritor carmelitano Enrique Pardo Farelo, conocido en la literatura como Luis Tablanca, reconoció que sus paisanos y copartidarios fueron los responsables de los incendios, de los ataques a la policía y de los saqueos realizados en el pueblo y por ello los líderes de la revuelta -hoy identificables- pusieron al populacho en su contra. Fue
el escritor Luis Eduardo Nieto Caballero -Lenc- quien en el periódico mimeografiado
La Libertad, de Barranquilla, desenmascaró a los liberales Ciro A. Osorio,
Virgilio Barco Vargas, Andrés Augusto Fernández y Guzmán
Pineda Ropero de haber denunciado ante el ministerio de Justicia que el gobernador
Lucio Pabón Núñez y el representante a la Cámara Manuel
Bayona Carrascal habían planeado la destrucción de El Carmen. En
esa época de pasiones políticas bárbaras la actitud de estos
cuatro "señores" era entendible y es la explotación política
de la famosa frase: "De la calumnia, la duda". Lo que no es entendible
es que quienes tienen la oportunidad de orientar a la opinión pública
no investiguen, teniendo a su disposición documentos originales e ingente
información pertinente. Hay que investigar en bibliotecas especializadas
y no en el mercado público donde venden yuca y plátano. | |||||||