CENTRO DE HISTORIA DE CHINÁCOTA
Olger García Velásquez
Febrero 27 de 2007

 

 

Por múltiples razones Chinácota tiene un sitio privilegiado en la historia de Colombia, pues allá, en esa hospitalaria ciudad de la antigua provincia de Ricaurte, y para referir sólo un caso, fue donde se firmó en 1902 el Tratado de Paz de Chinácota, uno de los tres tratados que puso fin a la "Guerra de los Mil Días", firmado, entre otros, por nuestro coterráneo Ramón González Valencia.

Hace siete años, cuando se acercaba la primera centuria de tan magno acontecimiento, la Academia de Historia de Norte de Santander, teniendo en cuenta la petición de distinguidas personalidades de esa ciudad, creó, en sesión del 18 de mayo de 2000, el Centro de Historia de Chinácota, filial de la citada Academia, y para su consolidación conformó una nómina que, con ahínco y espíritu de servicio, no ha dejado marchitar ni extinguir el citado Centro de Historia. El médico y catedrático Mario Mejía Díaz, el abogado y ex representante a la Cámara Guido Pérez Arévalo, y el arquitecto y acuarelista Jorge A. Muñoz Jaime integraron la primera junta que se esforzó porque la criatura se fortaleciera y prestara un valioso servicio a Chinácota. A fe que el Centro de Historia ha cumplido con su misión y cuando no ha estado presente es porque no la han requerido.

Con Jorge Meléndez Sánchez asistí varias veces a las sesiones del citado Centro de Historia, las que se realizaban en la peculiar residencia del doctor Mario Mejía Díaz, entonces presidente, en la llamada zona rosa de Chinácota, el primer domingo de cada mes. Luego de un receso forzado por circunstancias que no son del caso mencionar, y por las dolencias de su rector, quien renunció al cargo, los dignatarios han querido darle un nuevo impulso a la corporación y para ello han elegido nueva junta, miembros correspondientes, numerarios y honorarios, a los que se les dará posesión el próximo 3 de marzo. Allá estaré, porque estoy invitado.

Me complace que en la reintegrada mesa directiva quedaran como presidente y vicepresidente mis viejos y activos amigos Jorge A. Muñoz Jaime y Guido Pérez Arévalo, respectivamente, quienes, con renovados bríos, sacarán adelante la reintegrada corporación que, es verdad, cuando la administración municipal ha requerido su colaboración no se le ha negado.

 
http://www.GuidoPerezArevalo.org