UNA TARJETA DE NAVIDAD
Por Uriel Arévalo Franco

 
 

CONFESIÓN

Estimados hermanos, familiares y amigos:

Tuvo que haber sido entre 1972 y 1975, en cualquiera de esos años. Quizá tía Zoila estaba en Ocaña y mi tía Cuya, nada raro, consiguiendo hortalizas en la granja Pio-Pio. Pacho no estaba por ahí, Chefín tampoco. Quico, el padrino Quico, en el Rodeo. El que estaba era Yo, solo, muy solo. Claro, me atrapó la ansiedad de entrar al cuarto que por si solo infundía respeto. Y entré. No se a qué, pero entré. Como cualquier brivón de la peor ralea abrí una gaveta de la cómoda (perdón, Tía, perdón) y allí estaba, con otros tesoros, la tarjeta de navidad que el padre Tavo le enviaba desde Jerusalén, fechada con el año 63.

Me la robé con el descaro más grande (Perdón, Tía, perdón...).

 

 Cuento la historia a riesgo de que me digan Uriel el Robatarjetas. No importa. Lo soportaría pues me ayudaría a conjurar el sentimiento de culpa que siempre me ha acompañado. Para resarcir apenas en un infinitésimo el daño causado estoy adjuntando pruebas que confirman categoricamente el delito cometido: las imágenes de la tarjeta. Dice en ella el tío Padre: "Con abrazo fraternal felices pascuas". Bueno, mis estimados, con mucho cariño quiero decirles lo mismo que le dijo el tío Padre a tía Zoila a riesgo que me digan Uriel el Robafrases: "Con abrazo fraternal felices pascuas". Uriel Arévalo Franco

PD: Escucho propuestas para formalizar, en presencia de testigos, la devolución de la targeta. Invito a quienes tengan pecadillos por confesar, que lo hagan. No saben lo tranquilizador que es.

 
 

 

Hola, Uriel: Esa confesión suya despierta sentimientos encontrados. Y nostalgias. No creo que sea delito el "robo" de una tarjeta, que en buena hora sale a la luz pública.

Seguramente habría termina- do en algún baúl, acosada por las termitas, si otras manos llegan antes que las suyas. Me gustaría publicar todo, si le parece conveniente.

Un abrazo, extensivo a toda la familia. Guido

Muy buenos dias, Guido: La reparación, una palabra tan de moda ahora, requiere confesión plena. Ya confesé frente a un círculo cerrado y me produjo bastante alivio. El alivio total y la purga del fastama inquisidor que arrastro requiere confesión pública. Así que adelante, Guido. Queda autorizado.

Un saludo muy fraternal para todos los suyos, Guido.

 

http://www.GuidoPerezArevalo.org