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Eran las 8:30, las brisas frías, que solo corren por esos días, amenazaban con acabar la diversión que apenas comenzaba ese 20 de diciembre. En el atrio de la iglesia la banda municipal "PATATOQUE" que lleva su nombre en honor a los ancestros aborígenes de la provincia, daba comienzo a una nueva Novena Bailable, de esas que solo se viven en La Playa de Belén. Hacía ya 4 días que el verdadero diciembre se sentía en el ambiente, la música, la pólvora, las luces, los que llegábamos apenas, y me incluyo porque apenas hacía dos días acababa de llegar de viaje. Después del corto pero placentero recorrido de rigor para observar la iluminación que le da ese toque de misterio inexplicable, a ese pedacito de cielo que es La Playa, compartíamos un buen momento con varios amigos y compañeros, a la espera de que comenzara la tradicional "Vaca Loca". Esa tarde, precisamente, había hecho su llegada triunfal y un tanto ruidosa la Colonia de Bogotá, y como era de esperarse, la fiesta y la algarabía de los Páez, los Pérez y los Claros que después de más de 20 años de estar fuera del terruño, cada diciembre no faltan a las fiestas, era la más grande que se había visto en varios días. Y ahí estaba yo, en medio de la multitud, a la espera del gran momento, que para mi hace varios años no significa tanto. No se si es la edad y sus achaques o quizá que el tiempo termina por volverte responsable, pero mientras todos se alistaban para correrle a "la vaca loca" , yo preferí quedarme junto a la casa de algún familiar y ver el espectáculo desde un lugar seguro. Para los que no han escuchado hablar antes sobre la "vaca loca", trataré de explicar de que se trata: Es un juego de luces, principalmente bengalas y los tan temidos buscapatas, puestos sobre un armazón de madera con cachos, al que nunca le he encontrado forma de vaca, pero así se llama. Lo de loca, aplica bastante bien, porque es una locura completa verla andar por las calles mientras que los valientes, entre comillas, le huyen al pasar. Pero es que el valiente no es el que la enfrenta sino el que tiene los pantalones de tentar a quien la lleva en hombros para que lo persiga y sentir la adrenalina. Volvamos al tema de mí cobarde decisión de quedarme encerrada, que en realidad creí la más sensata. La cosa es que decidí quedarme quieta y fuera de peligros, entre otros motivos, porque me dio por usar tacones, una no muy buena idea, pero ya no la podía revertir. Entre charla y charla, y a la espera de que los niños después de su respectivo dulce a la salida de la novena y de ver los fuegos artificiales se fueran a sus casas o a un lugar seguro, llegaron las 9 de la noche. El sonido inconfundible de la pólvora anunció el gran momento, encendieron la primera de las 4 vacas locas programadas para esa noche. La gente corría, gritaba, se reía Había empezado "lo bueno", como dice un gran amigo. Yo seguía escondida tras una ventana desde donde podía ver lo que estaba pasando sin correr riesgos. De un momento a otro, y sin previo aviso, apareció la segunda vaca loca, cosa que no es muy común, y en medio de la confusión que generó el saberse al medio de dos de estos excitantes peligros, la gente que estaba en el parque comenzó a correr hacia las esquinas, con tan mala suerte para "Camilo" (Solo por ponerle un nombre), que lo arrastraron en el tumulto y cayó de un escalón del parque a la calle dándose un fuerte golpe contra el pavimento. No pregunten cómo, ni a qué horas Pero la cobarde que hacía menos de 5 minutos estaba escondiéndose tras la ventana, ahora estaba en medio de la calle haciendo valoración primaria al eventual paciente. Lo que bien se aprende creo que jamás se olvida En cuestión de segundos aparecieron, Rubén y Fabián, dos compañeros de Cruz Roja; revisamos las heridas y cuando nos disponíamos a llevarlo cargado a un lugar seguro, apareció de nuevo la "vaca loca", esta vez llevada por otra persona que no se había dado por enterada que teníamos un herido y corría directo hacia nosotros. Afortunadamente, apareció David, "El valiente" Y valiente porque el si es capaz no solo de quedarse quieto frente a la vaca loca sin morirse del susto, sino también, porque es capaz de cargarse al hombro esta armazón y convertirse en "el villano" del paseo. Lo bueno fue que él la recibió y la desvío de nuestro camino. Pero no se si recuerdan que dije que eran dos y no una como siempre se acostumbra Bueno, el caso es que íbamos doblando la esquina donde "Cundo", buscando una calle más segura por donde llegar al hospital, cuando nos encontramos de frente la otra vaca loca y que más podíamos hacer si no quedarnos quietos y dejar que pasara para seguir nuestro camino. A las 9 y 10, y mientras el médico corroboraba nuestra teoría, nosotros nos encargábamos de ayudar en la limpieza y curación de las heridas. A las 10 de la noche, ya calmada la excitación generada por las vacas locas, ya estando "Camilo" en su casa descansado del mal rato que pasó, ya curadas las peladuras de mis pies, gracias a mi brillante idea de usar tacones y de vuelta a esa extraña pasividad que deja un acontecimiento momentáneo, regresamos a la fiesta. Así, en medio de tantos sentimientos encontrados terminó ese 20 de diciembre de 2007 y dejó muchas cosas diferentes y más agradables que mis pies destrozados Ese 20 de diciembre nos dejó un nuevo voluntario para Cruz Roja. Además, esta cobarde dejó de esconderse tras la ventana, ahora salgo y disfruto de esa enemiga que nos asusta y apasiona al tiempo, eso si, ya no salgo en tacones ¿NOS
VEMOS EN DICIEMBRE PARA CORRERLE A LA VACA LOCA? | |||