OCAÑA… ¿VALLENATA?

Por Luís Eduardo Páez García

Con motivo de las festividades de finales de 2006 y comienzos de 2007, escuchamos con frecuencia, de boca de algunos periodistas locales y cucuteños, frases como estas: “Ocaña, la capital fría del vallenato”; "En Ocaña se oye más vallenato que en Valledupar”.

Las expresiones reflejan una ignorancia rampante que con frecuencia suele ser acolitada por la mayoría de los medios de comunicación radiales, televisivos y escritos de la ciudad. Debo aclarar, como ya lo he hecho en anteriores oportunidades, que nada tengo contra el respetable folclor que vallenato que, al igual que el folclor llanero, el nariñense, tolimense, antioqueño, etc., merecen un lugar de honor en la cultura colombiana, como quiera que reflejan la multiculturidad de nuestra nación.

Lo que me parece aberrante, ignominioso y censurable, es que la música vallenata, divulgada y promocionada por un par de periodistas irresponsables que no han sido capaces de asumir su papel como ocañeros, esté deteriorando nuestras manifestaciones musicales santandereanas y andinas. Debemos recordar que los exponentes máximos de nuestra música ocañera, han sido, y son, entre otros: Julio R. Jácome Niz, Rafael Contreras Navarro, Carmen Noel Paba, Carlos Julio Melo, Miguel y Pablo Pino, Gilberto Núñez Sarmiento, Carlos Guillermo Lemus, Alfonso y Carlos Carrascal Claro, Saúl Calle Álvarez. Hoy, esa herencia inmortal está bajo la tutela de la Banda Municipal, la Banda de Otaré y grupos como el de Flaminio Molina y Armonía Tres, para no citar sino unos pocos que se han mantenido luchando contra la penetración de aires foráneos que hoy han lesionado gravemente nuestra herencia musical.

Se han levantado voces autorizadas contra la promoción de los aires vallenatos en detrimento de los nuestros. Entre ellas, las de músicos de talla, como Jesús Clavijo, Reinel Navarro, o compositores contemporáneos como Jesús Neira Quintero. No se trata de que se suprima de los medios la música vallenata. Se trata de que a nuestros intérpretes y compositores se les dé, por lo menos, un trato justo en la radio y la televisión local, sin olvidar la prensa donde, de vez en cuando, algún guasón hace apología del Festival Vallenato y pide la presencia de la prensa local en Valledupar para cubrir el certamen.

¡Qué bueno que esa dinámica la emplearan para pedirle a los periodistas que cubrieran el Festival de Bandas de Paipa o el Festival del Mono Núñez!. La música vallenata, para refrescarle la memoria a más de uno, fue una manifestación que indicaba vulgaridad, más o menos hasta la década de 1960. Apenas si algunos pocos, escuchábamos las melodías del maestro Escalona, pero interpretadas en guitarra, instrumento que junto al tiple y la bandola fueron como las armas que identificaban nuestra sensibilidad y estética musical.

Por estas razones, y muchas otras que están en el corazón de la verdadera ocañeridad, recibimos con júbilo el nuevo CD de la Corporación Banda Municipal de Ocaña. ¡Ah!, se me olvidaba: Por las razones antes expuestas, el Desfile de los Genitores discurrió por las calles de Ocaña al son de tiples y guitarras y las melodías de las Bandas musicales QUE NO INTERPRETARON AIRES VALLENATOS!.