CAROLINA EN SU GRADO PROFESIONAL
Josefina Arévalo Claro

 

 

CARITO:

Cómo pasa el tiempo. Aún tengo en mi memoria aquel 23 de enero y, en ese momento, no fue claro imaginarte como toda una PROFESIONAL. No sé si el tiempo ha pasado muy rápido, lo cierto es que todo ha transcurrido aceleradamente y desde que tú y Pipe nacieron mi vida ha tenido mayor sentido.

Cierro los ojos y los recuerdos llegan a mi mente, desde tus primeros balbuceos… especialmente los momentos cuando tu tía Cecilia te visitaba todas los días en las mañanas, y algunas veces te llevaba donde mamá Chela ya que esta labor la hacía diariamente tu papá.

Tu primer día de clases fue en el Jardín Semillitas, todo fue muy tranquilo, no hubo traumas, pero quienes estuvieron intranquilos, fueron Compita y doña Chela quienes iban a verte desde la reja del colegio. Siempre has sido una niña muy tranquila. Allí, comenzaste a aprender las primeras letras, y también a participar en eventos públicos que más tarde te consagrarían como una gran bailarina. No sé si te acuerdas del nombre de tu primera profesora: Liliana Quintana, quien aún pregunta por ti.

Tus pasos por el Gimnasio Domingo Savio y el Colegio Santa Teresa fueron muy acertados pues en ellos continuaste tu formación, inclinada hacia el orden y la disciplina que mucho significaron para que hayas tenido una vida escolar y universitaria digna y con muchos éxitos.

 

Siempre estabas en los actos oficiales demostrando tus habilidades de bailarina, aunque poco apareciste en los actos académicos y tus compañeras más cercanas te motivaban a imitar a tus primas Silvia y Angélica quienes representaban muy dignamente la academia por sus excelentes resultados. Eso no fue problema, siempre fuiste una alumna cumplidora de su deber a excepción del 8ª grado donde varias de tus compañeras se quedaron en el camino. Recuerdo a Tatiana Ortega, Diana Pacheco, pero muy especialmente a Paola Otero, Pilu, La Chilis, Erika Contreras y Ximena García, quien ha estado mas cerca de ti y quien conoce más que nadie tus secretos.

No puedo olvidar tus clases de Ballet… fueron 10 años sin interrupción cumpliendo con el horario con mucha responsabilidad y amor por la danza. Margarita Acevedo fue artífice para que lograras el éxito. Demostraste mucho profesionalismo en cada presentación… las tengo grabadas en mi mente, desde la primera que bailaste: una danza rusa, hasta la última en que se cerraste con broche de oro interpretando el “terrón de azúcar” del Ballet Cascanueces. Me sentía orgullosa, tal vez me identificaba contigo en algo que no pude hacer, pertenecer a un grupo de danza profesional y en cada presentación estábamos en primera fila todas las personas que te queremos. Tu papá, mamá Chela, tía Faride, tus tías y primos.

Sé que has pasado por momentos duros que solo tú conoces y que gracias a Dios saliste de ellos con mucha altura. Hoy recuerdo cada instante de tu vida, y me he dado cuenta que han sido más las satisfacciones que los desaciertos que me has brindado. Me siento feliz, muy feliz de verte toda una profesional, con una responsabilidad que te ha sido encomendada y sé que si acudes a Carlos, te orientará y harás con él, el mejor postgrado de tu vida.

Tu familia de Ocaña siempre ha estado pendiente de ti y de tus éxitos. Hoy día doy infinitas gracias a Dios por haberme dado una hija como tú. Sigue adelante, que yo continuaré siempre a tu lado. Te quiero mucho.

Tu mamá, Josefina

Cúcuta, marzo 11 de 2004

 

  
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