SAUDADES
Fray Campo Elías Claro Carrascal

BELLA  HISTORIA DE UN AMOR

Tal es la historia playera,
bella historia del amor
de un devoto amante
de la Madre del Señor,
de la Virgen del Rosario
de Chiquinquirá.

En el pueblo de La Playa,
con cariño singular,
se recuerda inmemorial
un milagro de la Reina,
de la Reina sin igual,
de Chiquinquirá.

Ramón Claro fue el devoto
que en un caso de dolor,
peregrino con su hermano,
viajó alegre con amor
al Santuario de la Virgen
de Chiquinquirá.

Por senderos y montañas,
bajo penas y el rigor
de los climas tropicales,
a pie, por devoción,
se dirigen al Santuario
de Chiquinquirá.

Y llegaron a la iglesia
con inmensa devoción;
se postraron ante el trono
de la Virgen del Amor,
de la Madre cariñosa
de Chiquinquirá.

El milagro realizose
en favor de su papá,
quien a poco de tal viaje,
salió ileso de su mal
por la Virgen Milagrosa
de Chiquinquirá.

Por este hecho en La Playa,
con cariño familiar,
una Imagen se venera
de la Reina Celestial,
de la Virgen del Rosario
de Chiquinquirá.

Y este es el motivo
de mi canto popular,
de mi amor y mi cariño
tan inmenso como el mar,
a la Virgen del Rosario
de Chiquinquirá.

Oh mi Virgen tan querida,
mi regalo y mi pasión,
mi consuelo y mi esperanza
en las horas de aflicción,
Dulce Madre y mi Lucero
de Chiquinquirá.

Oye, Madre, con cariño,
el relato y mi canción!
Oye, Madre de mi alma,
a tu humilde peregrino
desde el Trono y Mansión
de Chiquinquirá.

Chiquinquirá, junio 6 de 1979

¡COROCORA!

Dulce imagen del ensueño,
mensajera del palmar,
tienes roja veste espléndida,
como un sol crepuscular.

Sueñas siempre con los lotos;
es muy triste tu volar,
pues comprendes que tu ruta
guarda escollos como el mar.

Los fulgores de la tarde
son alivio a tu dolor;
y es el Llano inmensurable
el imperio de tu amor.

No te vayas, no!
grácil ave de los Llanos!
No me olvides, corocora!

Estos versos fueron escritos en Guasdualito, Llanos de Venezuela, en abril de 1943.

 

 

 

 

 

 

¡COROCORAS!

En las tardes silenciosas, inundadas de fulgores,
cuando el alma siente voces de misterio y de pesar,
cuando punza más la ausencia que separa corazones,
las espléndidas bandadas evocaban los amores
del pasado muerto ya!

Centelleaban fulgurantes en el agua del estero,
con sus alas revestidas de la púrpura del sol;
y en los aires semejaban los adioses y pañuelos       
que aletearan de la vida en el trágico sendero
con nostalgias de un amor!

En las noches de los Llanos, sin perfumes ni frescura,
embriagadas de tristeza y de intensa soledad,
sollozaban a los rayos, a los rayos de la luna,
y aliviaban sus dolores en la copa de dulzura
de la calma nocturnal.

Los perfumes del recuerdo, del recuerdo de las horas,
que pasaba taciturno en la triste inmensidad,
contemplando los rosarios de las rojas corocoras,
me deleitan cuando siento las espinas punzadoras
de la cruel adversidad.

Pensativas corocoras, sois vosotras semejanza
de las almas que se agitan anhelando un ideal,
mas lo triste de la vida arrebata su esperanza
cual un barco desdichado que el furioso noto lanza
en las simas de la mar!


Escrita en los Llanos de Venezuela, Guasdualito, 1943.

LUNA LLENA MARACAIBERA

Luna llena maracaibera,
fanal de enero y la ilusión,
despiertas tú en mi canción
dulces recuerdos de mi Playa.

Luna llena maracaibera
dentro de un cielo de oscuridad,
tú me recuerdas con tu beldad
seres queridos de mi Playa.

Luna llena maracaibera
dentro de un cielo de oscuridad,
dame tu encanto y tu bondad,
el rostro sereno de tu alma.

Dame tu luz maravillosa
entre las sombras de mi dolor,
dame tu encanto y tu fulgor,
dame tu beso en mi orfandad.

Luna llena maracaibera,
gentil amante del Lago azul,
tiende tu velo de albo tul
sobre los riscos de mi tierra.

Luna llena maracaibera,
del Estoraque luz y esplendor,
toma mi canto, lleva mi amor
a esa tierra del corazón.

Escrita en Maracaibo el 11 de enero de 1979.

Así...

I

Así lo has querido Tú:
así, así, así...
Junto a mí
el olvido y el dolor,
las nostalgias de un amor,
sin las luces del ayer.

Así, así...
Junto a mí
los recuerdos de un amor,
sin las dichas ni el placer
de las luces del ayer.

II

Tan solo para mí
lo oscuro del destino,
la sombra en mi camino,
tan lejos del ayer
en este atardecer.


Junto a mi,
junto a mi
la noche con su pena,
naufragios en la arena
del puerto de un amor.

III

Así lo has querido Tú.
Con tus ojos
mis noches clarificas
y si nos crucificas
derramas a raudales
consuelos inmortales.

Así lo has querido Tú.
Así, así, así.


Dedicado a mi querido padre Ramón Claro Bayona
ante el dolor de su muerte.

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