SAUDADES |
Fray
Campo Elías Claro Carrascal
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EL
LLANO ME LLAMA ..."lo triste
es así!"... El
Llano me llama! Sus vórtices locos me atraen y convidan con voces de muerte;
de muerte que suma en hórridos pozos nostalgias y penas secretas del alma!
El Llano
me llama! Las hondas tristezas que surgen del fiero y seco paisaje me
gritan que vaya, que colme mis penas con nuevos y varios tormentos intensos.
El
Llano me llama! Los cauces del río, las playas desiertas, las mustias llanuras,
parece que quieren llevarme consigo, llenando la copa de mis amarguras.
Los
turbios esteros, brillantes de garzas, de garzas que ensueñan con ojos nostálgicos,
tal vez me comprendan y pongan en calma las olas que azotan mi frágil
esquife.
Sus tristes, lejanas palmeras dolientes, que sufren las iras del cierzo inhumano,
quizás se estremezcan al eco muy leve de aquestos cantares que enciende el
dolor. De aquestos cantares que son los sollozos que suben de un
negro y trágico abismo, que en vano mi lengua con mi corazón oculta con
frases serenas y suaves. ¡Oh Llano inclemente, bajel de la muerte,
que bogas y bogas bajo un cielo mudo! Te quiero y no temo tus muchas serpientes
tal vez más benignas que tantos humanos! Tus piélagos verdes, caldeados
de sol, tus cálidas horas que el tedio preside, me dicen que hunda mi
vida y dolor en esas tus simas, remansos de olvido! Tus lívidos rostros,
los rostros de aquellos que muerde la sierpe de tus desventuras, me anegan
en llanto, y triste yo siento rugir en mis venas extraños dolores!
Tu vida es un arpa que suena doliente bajo un cielo negro cruzado de rayos,
tormentas fatales que en trágico ambiente dilatan sus furias y torvos fantasmas.
El Llano me
llama! Sus vórtices locos me atraen y convidan con voces de muerte me
atraen y convidan con voces de muerte; de muerte que suma hórridos
pozos nostálgias y penas secretas del alma! Rubio (Venezuela),
tarde del 18 de de enero de 1942 |
¡Salve,
oh Rubio! En tu Sesquicentenario:
Salve, oh Rubio, Ciudad del Trabajo, noble sede del patrio ideal!
Tu destino es por siempre la gloria, que conquistas en rudo lidiar.
Hoy te yergues, ceñida de lauros, constelada de luz y de fe, despertando
los dulces recuerdos que atesora tu fúlgido ayer. La memoria se embriaga
evocando, a despecho del tiempo veloz, al insigne patricio que un día
sus blasones y bienes te dio. No en vano surgiste al progreso
bajo el signo feliz de la Cruz, pues tu fe con el tiempo aquilatas, ascendiendo
por rutas de luz. Oh Ciudad que enalteces tu nombre en faenas de
gloria y honor, no se eclipse jamás en tu cielo de tu estrella propicia
el fulgor. Magnifique la historia tus obras y perdure en el bronce
inmortal el prestigio que brinda la fama a tu anhelo de siempre triunfar.
Que el Eterno prospere tus campos; que difunda su lumbre estelar
sobre el pueblo que labra su gloria en las lides de la libertad Rubio,
diciembre 9 de 1944 PLEGARIA
Tristeza es la vida; abismos ignotos de negros misterios nos quitan la paz;
y somos en ella cual frágiles lotos que el Nilo destroza y arroja a la mar.
Y noche es la vida, cuajada de penas, sin luces que irradien consuelos,
alivios, y estrellas fugaces, las horas serenas se apagan y dejan los
mismos martirios. Con faz placentera se ofrece la vida, mas dardos
y hieles esconde su seno; las rosas y lirios encubren la herida mortal
que produce su activo veneno. Señor, que eres dulce, la misma ternura:
mi fardo aligera, acorta el camino; y vierte en el cáliz de aquesta amargura
lo suave y lo excelso del célico vino. ¿No has visto los campos de nieve
cubiertos, tan solos, tan tristes, tan tristes, tan llenos de trágica
hondura y sombras de muertos? Así son de mi alma los gélidos senos!
Remanso de dicha, amor que no engaña, perfume que embriaga y eleva el sentido,
Señor de los tristes: mi herida restaña y tórname el ave que huyó de mi nido...
Rubio
(Venezuela), noviembre 1 de 1942 |
RUBIO,
CIUDAD HIDALGA Ciudad hidalga, nido
de amor, tú nos cautivas el corazón. Gentil terruño, luz
de la patria, tú te coronas de claridad, cuando en los campos
de nobles luchas siembras semillas de eternidad. Ciudad querida,
que te ennobleces en los esfuerzos del trabajar: Es tu destino
forjar valientes; tu sacro lema: Triunfar, triunfar!
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