A GOLPE DE VERSOS
Alonso Velásquez Claro (Nano)

LLEGAR A SER

¿Qué será lo que mi alma anhela?
¿Lo que busca mi espíritu cansado?
¿Un ideal sublime no logrado,
o un más allá, quizá otra tierra
llena de luz, con perfecciones, plena?

Llegar a ser el amo de otro mundo
forjado por mis sueños e ilusiones;
moldearlo a mi modo y que los frutos
de mi loca inquietud cambie en canciones
la imagen destructora de lo injusto.

Llegar a ser el dueño del tiempo y de la muerte,
de los abismos, los montes y los mares;
de lo que existe, lo ignoto, de la suerte;
de todo lo que causa los pesares,
de todo lo que no nos deja ser concientes.

Llegar a ser un ánfora vertida,
regando las llanuras de nuevos territorios,
con su lluvia de paz y fe en la vida
donde no haya barreras ni nombres divisorios
que marginen al hombre y no le den cabida.

Llegar a ser un cóndor soberano
sobrevolando las verdes cordilleras,
escudriñando todo lo que fue un arcano,
descubriendo nuevas e ilímites fronteras
para fundar nuevos pueblos, sin tiranos.

Llegar a ser marino de otros puertos distantes
y no deja en ellos un amor olvidado,
sino el germen fecundo de palabras que salven
y convenzan al hombre de triunfos alcanzados,
por medio de las luchas libradas en los mares.

Llegar a ser un cielo palpitante de estrellas
y en cada estrella un rostro sonriente de mujer;
encontrar en sus ojos un brillo de pureza,
preludiando un idilio de mágica belleza
que me recuerde glorias de un fantástico ayer...

Cúcuta, Abril 11 de 1978

REINA

¡Y yo te declaro «Reina»!
Tu trono serán las verdes
montañas de mi tierra.
Tu cetro será un haz
de luceros y azucenas.
Tu misión será cantarle
un himno al sol que nace
en la cordillera,
y a tu tierra, nuestra tierra
¡Oh dulce tierra playera!

Te coronarán las aves
cantarinas que circundan
nuestros altos y escarpados
Estoraques...,
dioses mudos y testigos
de nuestros antepasados;
y entretejiendo las sombras
con retazos de tu luz,
pondrás a su cielo opaco
el sol de tu juventud.

Serás una rosa nueva
con su rocío matinal,
con pétalos de oro, llenos
de inocencia y claridad.
Los hilos de tus cabellos
y tus ojos de cristal,
serán el marco obligado
de tu rostro angelical.

Habrá mujeres más bellas
y con ojos más hermosos.
Habrá miradas más tiernas
y labios más ardorosos.
Habrá mujeres más altas,
más elegantes y esbeltas
y las habrá cortesanas
y románticas princesas.

A pesar de las virtudes
y belleza que otras tengan,
seguirás siendo «mi reina»
y reinarás como tal,
en los campos sin estrellas
de mi augusta soledad,
arropada con mis sueños
de justicia y libertad...

Cúcuta, Abril 11 de 1978

LA VENTANA

Ventana de mi cuarto, mudo testigo
de mis noches insomnes:
tú sólo sabes cuánto la extraño,
con cuánto anhelo deseo volver.
Ventana extática, tú te das cuenta
de mis miradas al cielo azul,
hermoso cielo que me recuerda
mi dulce Playa, llena de luz.
Por esos ojos tuyos, abiertos,
que sólo muestran la inmensidad,
yo he realizado, como en los cuentos,
el inventario de mi horfandad.

Lejos de tí, oh pueblo, me encuentro
y cada rezo lo hago por tí.
Hermana, amiga, mi patria chica:
por tí soy bueno, sólo por tí.
Cuando regrese, quiero mirarte
e imaginarte bella y feliz
como en el sueño que en este instante
se ha detenido por esta lágrima
que como ofrenda, te ofrezco a tí...
Cúcuta, Mayo 6 de 1978

MADRECITA LINDA

Con la inocencia de una voz infantil

Madrecita linda,
madrecita santa,
tienen tus miradas
un mundo de amor;
en ellas se refleja
la imagen de tu alma
y en la luz de tus ojos
yo puedo ver a Dios.

Madrecita linda,
madrecita santa,
hay algo que me encanta
y es tu tierna voz:
tan dulce y delicada
cuando estoy alegre,
tan suave y comprensiva
si me embarga el dolor.

Madrecita linda,
madrecita santa:
Yo quiero en este día
con toda mi ilusión,
dejar en tus mejillas
una ofrenda de besos
y en un abrazo grande
mi eterna adoración.
Cúcuta, Mayo 11 de 1978

PINTORA

A: Leonelda Navarro, quien alguna vez
pintara ilusiones en mi alma...

Tu serás la tutora de mis noches insomnes,
porque mi sueño reposa en tus pinceles
desde el instante mismo en que tu nombre
se grabó para siempre entre mis sienes.

Tu serás la radiante claridad vencedora
de mis largas fatigas, de mis cortos placeres.
Reinarás sobre el mundo pequeño de mi aurora,
serás como el preludio de mil amaneceres.

Serás como el murmullo de un bosque florecido,
aromando mis horas con perfumes de azahar.
Tus ojos, tu sonrisa, tu pelo adormecido,
serán todo el compendio de mis ansias de amar.

Mezclarás los arpegios de tu franca sonrisa
con los eternos dejos de mi amarga tristeza.
La paleta creadora y tus manos de artista,
forjarán sobre el lienzo del amor, la pureza.

Sobre el trípode inmóvil de mi antigua premisa
esculpirás mi vida con fervor y presteza.
Describiré en poemas tus formas de adalgisa
y serás como un sueño de mágica tibieza.

Podré decir que el mar es un lago dormido,
que el clavel es un labio que no aprendió a besar,
pero al mirarte ciego, por el amor vencido,
iré tras de tu sombra como una barca al mar.

Podré como el poeta, sentirme convencido
de beberme en dos tragos la luz crepuscular;
pero al tenerte cerca, sabré que no habrá olvido
cuando esta alma de niño te aprenda a idolatrar.

Pintora de mis penas, alegrías y nostalgias:
tú serás la causante de esta nueva ilusión.
Dibujarás tu historia en un rincón de mi alma
y yo seré tu verso, poema de tu calma,
allá en lo más profundo de tu buen corazón...

Ocaña, Diciembre 5 de 1979

MADRE: TÚ ERES...

Tú eres el recuerdo, madre,
que persiguen mis pasos
a través del tiempo acá en la lejanía;
y tu imagen el sueño
que aprisionan mis brazos,
con la vaga esperanza
de un consuelo fugaz.
Tú eres la nostalgia, madre,
latente en mis ocasos;
la gaviota noctámbula
que no puedo alcanzar.
El silencio que guardo,
la torpeza en mis manos,
la tristeza que oculto,
mi angustiado esperar.
Tú eres la distancia, madre,
que aumenta mi cansancio;
el curso aletargado de los ríos hacia el mar.
La noche que se alarga,
el dia que no ha llegado,
la aurora que se esconde
tras la escarcha glaciar.
Tú eres la añoranza, madre,
del momento esperado,
el retorno a mi dicha, mi sed de libertad.
Tú eres la esperanza convertida en milagro,
la alegría contagiosa que me invita a soñar.
Tú eres el aliciente, madre,
del triunfo proyectado,
la recompensa justa de mi eterno bregar.
Tú eres el recorrido del camino trazado,
la meta engalanada de la etapa final.

Bucaramanga, Enero 5 de 1980