SOLEDAD El
alma es una lira y en horas de pesares sus cuerdas vibran solas... J.M. Vargas
Vila Por tu sola dulzura, soledad,
por tus ojos abiertos en la noche, por tus manos tensa sobre el frío,
por tu perfume vago de reproches me acostumbré a tenerte como hermana,
compañera en la luz de la mañana, compañera sin voz en
el estío. Tu vas conmigo, soledad de sombras sobre los prados de
la fantasía; con tu enjambre de sueños y palomas, con tu
imagen de Dios sobre la mía. Soledad que naciste de mi nada y entre
mi nada silenciosa vives, en el supremo olor de los jardines, sobre el
perfil rumoroso de las aguas. ¡Bendita seas conmigo, soledad tan sola!
Yo te acompaño hermana sensitiva, iré por todas partes, vagaré
contigo y serás para siempre candorosa amiga. No te he visto llorando,
sin embargo, pienso que a solas, soledad, tu lloras... ¿Será
la falta de una compañía, serán recuerdos, o serán
las horas? Te pareces mucho a mi melancolía,
soledad de cielo sin estrellas. Estás en mi cuando en la noche fría
filosofo en silencio con mis penas. Hasta pronto, amiga soledad sombría,
vuelve mañana a tararear mis cantos; tú sólo sabes cuándo
hay alegrías y cuándo en mi corazón los desencantos.
Por eso velo por tí, cuando en la noche bruma me atormenta el recuerdo
del pasado...; me consuela pensar que ya no lloro porque estás
soledad siempre a mi lado, porque tú, soledad, entre penumbras,
me invitas a pensar que no estoy solo!!! La
Playa de Belén, Junio 22 de 1974 |
LEJOS
DEL PUEBLO
Cómo te adoro tierra
bien amada, cómo te añoro solar de mis mayores. Cada noche
te arropo con mis sueños y en un anhelo inmenso, te canto mis canciones.
Cada dia quisiera hacerte grande como el mar insondable del silencio.
Tus calles largas, en un desfile incierto,
se cruzan por mi mente, amaneciendo y tus doradas torres elévanse confiadas
como las golondrinas que remontan su vuelo a las estrellas. ¡Oh
Playa! en tus ojos de almendra, la bella, mi bella entre las bellas. Le
canto a tus campos y labranzas donde el sol ha forjado primaveras, donde
el aire es más tibio, sin fronteras, donde el tiempo se duerme en las
estancias, donde canta el turpial su melodía, donde soñó
mi corazón de niño mil aventuras de gloria y fantasía...
Ocaña, Mayo 27 de 1976 - COLCARO |
I
Cuando
exploro el fondo de mi pensamiento, le doy a mi angustiado corazón
la razón de lo que pienso. Y al lado del corazón escribo un
verso que perdure con el tiempo... Cuando palpo el ala del sentido
y me estremezco con mis propios sueños, me voy hasta olvidando del
olvido en que viejos amores me sumieron. II
Cuando
creo tener por siempre la augusta claridad de las estrellas, me detengo
a la orilla del torrente donde se bañan a diario mis quimeras.
Donde canto, donde rio, donde he visto la sonrisa hecha mujer, la
mujer hecha sueño, con su beso de harina sobre el límite
exacto del pecado mortal. III Cuando
escucho en silencio el rumor de las cosas, porque he sido fanático
de las cosas extáticas, cuando admiro el momento preciso en que
las rosas lloran sobre el jardín sus lágrimas rotas de angustiado
carmín. |
IV
Cuando
sobre el mar inmenso eleva el barco sus velas para perderse ciego
por la ilímite frontera, yo pienso en la noche oscura en que es
difícil mirar y le digo a las estrellas: ¡Qué grande
y qué portentoso es el sollozo del mar...! El mar que trajo a la
orilla su gran mensaje de paz; el mar que es un potro brioso con sus
ijares de sal, con sus ancas de coloso que no han podido domar. V Cuando
callo lo que pienso sin sentir lo que he pensado lo que pensando he sentido,
se convierte en un letargo: llorando lo que he reído, reído
lo que he llorado; amando lo abominado, odiando lo que he querido;
soñando lo que he perdido, perdiendo lo que he soñado; sufriendo
lo que he gozado, gozando lo que he sufrido, y así, en concatenaciones,
puedo soñar y soñar sintiendo a cada momento «el gran
sollozo del mar». Ocaña,
Junio 1 de 1976-COLCARO |
¡Oh
noche de largo manto negro, te has ido pero dejas la cruda madrugada sobre
el tiempo y las quejas, las quejas de los enfermos, de los enfermos!
Madrugada
de extrañas transparencias, que abrigas misterios y esperanzas
para el débil que busca en su conciencia una forma tranquila de matar
añoranzas. Para
el que sueña un dia ser poeta y se pasa la noche soñando y esperando
que de su mente emerja un canto, un poema o un idiota soneto, para hacer
derroche de inteligencia. Para
el ladrón que espera tu llegada y se interna en tu vientre, a buscar
la viuda acaudalada que en Diciembre empeño sus cosas más
preciadas, porque se enamoró de un mequetrefe inútil como
un estoraque. Para
la santa, pura y candorosa novia que aplazó su enlace, porque el
novio con cara de magnolia se olvidó del traje y ella, entre otras
cosas, no era virgen...!!! | Para
el buen campesino de mis verdes montañas que en un asno, cabalga
sonriendo y soñando con un mañana cierto, en que pueda construir
la choza humilde sí, pero muy grata. Para
los tenderos que sin tinto acuden a saludar la madrugada, y a sabiendas
de que el pobre sufre, le aumentan diez centavos al «Quesada»
y a la leche con agua. Para
los choferes, para los peseros, para los que huyen se hizo la inmóvil
madrugada; para los enfermos que sufren y sufren y sufren... La
Playa de Belén, Dic. 29/1976 |
Maestra:
no dejes de asistir a clases con tu andar milimétrico, tu sonrisa
franca y tu porte galante de dama encantadora, que reduce mi orgullo
a la impotencia de la contemplación. Maestra: no dejes de esconder
tus manos en los bolsillos de tu «jean» descolorido, con ese
aire indiferente y persuasivo que me induce a meditar tu ausencia; porque
sé que si faltas en la clase, se borrará del claustro la luz
magnificente de tu rubia presencia. Maestra: no dejes usar en tus pestañas,
más hermosas aún cuando te alegras, ese negro azabache que recuerda
las antiguas noches de mi hermosa Playa y en tus ojos graciosos, juguetones,
la dulce paz, la tierna paz, la indefinible paz de tu mirada. Maestra:
no dejes de peinar tus guedejas: blondos cabellos donde duerme el sueño,
cascada rubia donde tejen los luceros una canción de penas y recuerdos.
| Esa
melena que la brisa mece cuando te asomas rebelde y soberana a contemplar
la luz por la ventana, de la ciudad tendida en su letargo. Maestra: no
dejes de enseñar la clase con tu manera ingenua de decir las cosas
sin mentir, con la exacta manera de decir lo que piensas y aún
lo que te callas, porque tienen las palabras en tus labios ¡mayor
sabiduría que los sabios! Maestra: te ruego que no dejes huérfanas
de tus ojos mis miradas que te quieren decir lo que no pueden. Y aunque
mis sueños se tornen en olvido, te diré, con perdón de
tu marido: ¡Me enamoré de tí como un demente..! Ocaña,
Marzo 25 de 1977 - COLCARO |