A GOLPE DE VERSOS
Alonso Velásquez Claro "Nano"

SOLEDAD

El alma es una lira y en horas de pesares
sus cuerdas vibran solas... J.M. Vargas Vila

Por tu sola dulzura, soledad,
por tus ojos abiertos en la noche,
por tus manos tensa sobre el frío,
por tu perfume vago de reproches
me acostumbré a tenerte como hermana,
compañera en la luz de la mañana,
compañera sin voz en el estío.
Tu vas conmigo, soledad de sombras
sobre los prados de la fantasía;
con tu enjambre de sueños y palomas,
con tu imagen de Dios sobre la mía.
Soledad que naciste de mi nada
y entre mi nada silenciosa vives,
en el supremo olor de los jardines,
sobre el perfil rumoroso de las aguas.
¡Bendita seas conmigo, soledad tan sola!
Yo te acompaño hermana sensitiva,
iré por todas partes, vagaré contigo
y serás para siempre candorosa amiga.
No te he visto llorando, sin embargo,
pienso que a solas, soledad, tu lloras...
¿Será la falta de una compañía,
serán recuerdos, o serán las horas?

Te pareces mucho a mi melancolía,
soledad de cielo sin estrellas.
Estás en mi cuando en la noche fría
filosofo en silencio con mis penas.
Hasta pronto, amiga soledad sombría,
vuelve mañana a tararear mis cantos;
tú sólo sabes cuándo hay alegrías
y cuándo en mi corazón los desencantos.
Por eso velo por tí, cuando en la noche bruma
me atormenta el recuerdo del pasado...;
me consuela pensar que ya no lloro
porque estás soledad siempre a mi lado,
porque tú, soledad, entre penumbras,
me invitas a pensar que no estoy solo!!!

La Playa de Belén, Junio 22 de 1974

LEJOS DEL PUEBLO

Cómo te adoro tierra bien amada,
cómo te añoro solar de mis mayores.
Cada noche te arropo con mis sueños
y en un anhelo inmenso,
te canto mis canciones.
Cada dia quisiera hacerte grande
como el mar insondable del silencio.

Tus calles largas, en un desfile incierto,
se cruzan por mi mente, amaneciendo
y tus doradas torres elévanse confiadas
como las golondrinas que remontan
su vuelo a las estrellas.
¡Oh Playa! en tus ojos de almendra,
la bella, mi bella entre las bellas.

Le canto a tus campos y labranzas
donde el sol ha forjado primaveras,
donde el aire es más tibio, sin fronteras,
donde el tiempo se duerme en las estancias,
donde canta el turpial su melodía,
donde soñó mi corazón de niño
mil aventuras de gloria y fantasía...

Ocaña, Mayo 27 de 1976 - COLCARO

El poeta, con Guido Pérez Arévalo y
el R. P. Campo Elías Claro
EL GRAN SOLLOZO DEL MAR
I

Cuando exploro el fondo de mi pensamiento,
le doy a mi angustiado corazón
la razón de lo que pienso.
Y al lado del corazón escribo un verso
que perdure con el tiempo...
Cuando palpo el ala del sentido
y me estremezco con mis propios sueños,
me voy hasta olvidando del olvido
en que viejos amores me sumieron.

II

Cuando creo tener por siempre
la augusta claridad de las estrellas,
me detengo a la orilla del torrente
donde se bañan a diario mis quimeras.
Donde canto,
donde rio,
donde he visto la sonrisa
hecha mujer, la mujer hecha sueño,
con su beso de harina
sobre el límite exacto
del pecado mortal.

III

Cuando escucho en silencio
el rumor de las cosas,
porque he sido fanático
de las cosas extáticas,
cuando admiro el momento preciso
en que las rosas lloran sobre el jardín
sus lágrimas rotas
de angustiado carmín.


IV

Cuando sobre el mar inmenso
eleva el barco sus velas
para perderse ciego
por la ilímite frontera,
yo pienso en la noche oscura
en que es difícil mirar
y le digo a las estrellas:
¡Qué grande y qué portentoso
es el sollozo del mar...!
El mar que trajo a la orilla
su gran mensaje de paz;
el mar que es un potro brioso
con sus ijares de sal,
con sus ancas de coloso
que no han podido domar.

V

Cuando callo lo que pienso
sin sentir lo que he pensado
lo que pensando he sentido,
se convierte en un letargo:
llorando lo que he reído,
reído lo que he llorado;
amando lo abominado,
odiando lo que he querido;
soñando lo que he perdido,
perdiendo lo que he soñado;
sufriendo lo que he gozado,
gozando lo que he sufrido,
y así, en concatenaciones,
puedo soñar y soñar
sintiendo a cada momento
«el gran sollozo del mar».

Ocaña, Junio 1 de 1976-COLCARO

MADRUGADA

¡Oh noche de largo manto negro,
te has ido pero dejas
la cruda madrugada sobre el tiempo
y las quejas, las quejas
de los enfermos, de los enfermos!

Madrugada de extrañas transparencias,
que abrigas misterios y esperanzas
para el débil que busca en su conciencia
una forma tranquila de matar añoranzas.

Para el que sueña un dia ser poeta
y se pasa la noche soñando y esperando
que de su mente emerja un canto,
un poema o un idiota soneto,
para hacer derroche de inteligencia.

Para el ladrón que espera tu llegada
y se interna en tu vientre,
a buscar la viuda acaudalada
que en Diciembre
empeño sus cosas más preciadas,
porque se enamoró de un mequetrefe
inútil como un estoraque.

Para la santa, pura y candorosa novia
que aplazó su enlace,
porque el novio con cara de magnolia
se olvidó del traje y ella, entre otras cosas,
no era virgen...!!!

Para el buen campesino
de mis verdes montañas que en un asno,
cabalga sonriendo y soñando
con un mañana cierto,
en que pueda construir la choza
humilde sí, pero muy grata.

Para los tenderos que sin tinto acuden
a saludar la madrugada,
y a sabiendas de que el pobre sufre,
le aumentan diez centavos al «Quesada»
y a la leche con agua.

Para los choferes, para los peseros,
para los que huyen
se hizo la inmóvil madrugada;
para los enfermos
que sufren y sufren y sufren...

La Playa de Belén, Dic. 29/1976

 

 

 

MAESTRA
Maestra: no dejes de asistir a clases
con tu andar milimétrico,
tu sonrisa franca
y tu porte galante de dama encantadora,
que reduce mi orgullo
a la impotencia de la contemplación.
Maestra: no dejes de esconder tus manos
en los bolsillos de tu «jean» descolorido,
con ese aire indiferente y persuasivo
que me induce a meditar tu ausencia;
porque sé que si faltas en la clase,
se borrará del claustro la luz magnificente
de tu rubia presencia.
Maestra: no dejes usar en tus pestañas,
más hermosas aún cuando te alegras,
ese negro azabache que recuerda
las antiguas noches de mi hermosa Playa
y en tus ojos graciosos, juguetones,
la dulce paz, la tierna paz,
la indefinible paz de tu mirada.
Maestra: no dejes de peinar tus guedejas:
blondos cabellos donde duerme el sueño,
cascada rubia donde tejen los luceros
una canción de penas y recuerdos.

Esa melena que la brisa mece
cuando te asomas rebelde y soberana
a contemplar la luz por la ventana,
de la ciudad tendida en su letargo.
Maestra: no dejes de enseñar la clase
con tu manera ingenua de decir las cosas
sin mentir,
con la exacta manera de decir lo que piensas
y aún lo que te callas,
porque tienen las palabras en tus labios
¡mayor sabiduría que los sabios!
Maestra: te ruego que no dejes
huérfanas de tus ojos mis miradas
que te quieren decir lo que no pueden.
Y aunque mis sueños se tornen en olvido,
te diré, con perdón de tu marido:
¡Me enamoré de tí como un demente..!

Ocaña, Marzo 25 de 1977 - COLCARO