El escritor ocañero, Alfonso Lobo Amaya (Lobito de Ocaña), Premio Nacional de Literatura Infantil, advierte a todos los colombianos y extranjeros, con suficiente antelación, que si van a viajar a la provincia de Ocaña, allá en el Norte de Santander (Colombia), quedarán expuestos a los siguientes peligros:

¡LOS PELIGROS DE IR A OCAÑA!

Secuestro. Hay una altísima posibilidad de que se enamore, se trague y quede secuestrado por el amor, porque las mujeres ocañeras, como las sirenas de la Odisea, encantan con sus sonrisas sensuales, hechizan con el ondular de sus caderas, embrujan con sus cabellos al viento, hipnotizan con las miradas picarescas y embriagan con el néctar de besos endulzados en ciruelas Cocotas.

Paseo millonario. Es estadísticamente seguro que será metido en un carro con vidrios polarizados y llevado a un paseo milenario por lugares exóticos de belleza indeleble y paisajes de acuarela. Conocerá el encantador pueblito de La Playa de Belén, donde está el Área Natural Única los Estoraques, formaciones antrópicas talladas por las caricias del viento, siluetas enigmáticas y majestuosas como trazadas por la mano invisible de un escultor renacentista. Luego lo llevarán, con los ojos destapados, por el complejo histórico de la Gran Convención y al popular Santuario del Agua de la Virgen, donde María apareció en un madero; enseguida lo subirán a la estatua de Cristo Rey, con sus seis metros de altura, fundida en bronce y cobre en España y también lo pasearán por el legendario barrio La Costa, que al igual que La Candelaria de Bogotá, tiene “calles trazadas por la geometría de la emboscada”. Este paseo termina en las orillas del río Algodonal, donde es obligado, con un “guineo” en la nuca, a comerse un sancocho de gallina criolla al compás de alegres guitarras.

  

Drogadicción. Es un peligroso lugar para desarrollar adicción a la buena comida, debido a la gran variedad de dulces, panes y platos regionales, sazonados por manos centenarias. Entre otros: el Ajiaco con fríjol de castilla y ruyas, la sopa de albóndigas, el pollo alcaparrado, los chicharrones crocantes con bollo limpio… y la reina de las comidas típicas: ¡La tradicional arepa de maíz molido!, con su peculiar ‘pellejo’ y rellenas con queso costeño y mantequilla, con aguacate y cebolla picada, con barbatuscas y carne molida, con revuelto de huevos pericos, con carne desmechada encebollada. Recomendación: si tiene planeado viajar a Ocaña, por favor, es mejor que no lo piense dos veces, porque el amor, las comidas y los paseos… ¡Lo pueden intoxicar por exceso de felicidad!.

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Alfonso Lobo Amaya (LOBITO)
Escritor - Matemático.
lobitoamaya@hotmail.com

|Vive Ocaña, tierra que amaña. Norte de Santander, Colombia.
http://viveocana.com ¡Los peligros de ir a Ocaña!
http://www.guidoperezarevalo.org