¿Por qué no somos felices? No somos felices por culpa del sufrimiento mental, creado para nosotros mismos, por la mente racional, al aceptar como verdaderas, creencias falsas, conceptos equivocados, ideas erróneas, condicionamientos de todo tipo: religiosos, culturales, filosóficos, sociales y psicológicos. Es decir, somos infelices porque aceptamos como verdaderos todos los pensamientos que pasan por nuestra cabeza. Por
el temor a perder lo que tenemos, por la angustia de no alcanzar lo que deseamos
y por estar rumiando, a toda hora, lo que hemos perdido o porque no pudimos llegar
a ser lo que tanto anhelamos ser. Si no nos aceptamos como somos
¿cómo
pretendemos ser felices? No
somos felices por la acentuada insolidaridad, insensible intolerancia y la aguda
indiferencia al sufrimiento de los demás, ya que sólo nos interesa
la vida del otro cuando afecta la nuestra. ¡Me muevo por mis intereses!
Y por la utopía de querer cambiar a los demás a nuestro parecer
o querer cambiarnos a nosotros mismos. ¿Cambiar el ADN del otro o el de
uno mismo? Por pretender cambiar la vida como es en el hoy, en el presente real,
por la ilusoria idea futurista de cómo debería ser.
Y porque nunca estamos contentos con lo que tenemos, pues siempre queriendo tener
más y más. Y no se trata de conformismo, sino de codicia. Entonces, si queremos ser felices: ¡Disfrutemos lo que tenemos!.. ¡Disfrutemos lo que la vida nos da en el día a día sin apegarnos a nada!.. ¡Aceptémonos cómo como somos sin compararnos con los demás! y ¡Aceptemos a los demás como son sin pretender cambiarlos! ¡Ayudar
siempre dañar nunca! ¡Servir a todos sin esperar nada a cambio! ¿No
es este en esencia el mensaje de Jesús? | |||||