PRIMERA COMUNIÓN DE SILVIA FERNANDA Y BAUTISMO DE NATHALIA CATALINA
Capilla de Iscalá, Chinácota de 1998
Irma, Silvia, Guido y Catalina.
Silvia recibe la primera comunión.
Catalina, bautizada por su tío, Padre lsmael Enrique Arévalo.
Irma, Silvia Fernanda, Guido Armando., Claudia, Xiomara,
Guido Antonio y Nathalia Catalina
.
Indira Pérez Pérez y Carmelo Mendoza Lozano, padrinos
de bautismo de Nathalia Catalina.
Irma Stella, Silvia Fernanda, Guido A.rmando, Claudia Liliana,
Xiomara Ararat, Guido Antonio y Catalina.
Capilla de Iscalá
   
 

Con la presencia de familiares y amigos, en la capilla de Iscalá, Nathalia Catalina fue bautizada a la edad de seis años. Silvia Fernanda recibió su Primera Comunión a los once años. El Padre Ismael presidió la ceremonia religiosa. Los padrinos de Catalina fueron Carmelo Mendoza Lozano e Indira Pérez Pérez.

EXPRESION DE GRATITUD

Bajo la sombra protectora del Altísimo, hemos presenciado hoy el testimonio de fe de Nathalia Catalina y Silvia Fernanda, quienes, bajo la mirada paternal y cariñosa de su tío Ismael, recibieron los Sacramentos del Bautismo y la Comunión.

En esta preciosa capilla mis hijas tendrán un punto de referencia para asegurar sus convicciones en las verdades eternas; un lugar para el recuerdo, un horizonte para sus sueños. Algún día repasarán con sus hijos una fotografía o un recuerdo de esta fecha memorable; entonces sabrán que sus padres les entregaron su amor sin límites y les mostraron el camino de Cristo.

No podrán detener el tiempo en los juegos de la infancia porque el destino las pondrá, como anosotros, en la tarima de los problemas cotidianos.

 
  

 

 

Ojalá que para entonces el tortuoso camino de la paz sea un sendero de esperanzas y no el discurso manido de los violentos y de los dueños del poder.

La paz, es un pájaro triste, enredado en las ramas de los árboles sedientos de la patria martirizada.

Lo digo en este entorno maravilloso, muy cerca de la hacienda donde vivió y acampó el General Ramón González Valencia, en su condición de guerrero y de Presidente de la República. Voy a recordar, con este motivo, una hermosa plegaria de Zirnheid:

 
 

Dame, Señor lo que todavía tienes;
dame lo que nadie reclama.
No te pido riqueza ni éxito ni siquiera salud:
la gente te pide todo eso con tanta frecuencia, Señor,
que ya no te debe quedar más.

Dame, Señor, lo que todavía tienes;
dame lo que la gente se niega a aceptar de ti.
Quiero la inseguridad y el desasosiego,
quiero el tumulto y la lucha.

Y si me los concedes, Señor,
de una vez por todas asegúrame que los conservaré,
porque no siempre tendré el coraje de pedírtelos.

Irma, Guido Armando, Claudia Liliana, Silvia Fernanda, Nathalia Catalina y yo, consideramos que la presencia de familiares y amigos en este acto de fe, es una manifestación de afecto que no olvidaremos.

Guido Pérez Arévalo

Capilla de Nuestra Señora del Carmen de Iscalá, Chinácota,
5 de diciembre de 1998