Presentación de Fray Ismael Enrique Arévalo Claro, O. P.
 

LOS DOMINICOS DE LA PLAYA DE BELÉN
Información tomada de la obra,
ROSTROS DEL CENTENARIO
Frailes de la Orden de Predicadores
Provincia de San Luis Bertrán de Colombia













REVISTA ALBORES DOMINICANOS
Seminario Apostólico Dominicano
Edición Números 18 y 19. Bogotá, noviembre y diciembre de 1955
Director: Fray Domingo de Guzmán Claro Carrascal O. P.
 

Religiosos en la fotografía: Hermano Cubillos, Padre Domingo de Guzman Claro Carrascal, Vicerrector; Padre José de Jesús Sedano, Rector; Hermano Reginaldo Agüello, Secretario.

Alumnos procedentes de La Playa de Belén: Luis Alberto Blanco Esteban, hijo de doña Marina, telegrafista local (familia oriunda de Bucaramanga); Luis Humberto y Miguel Ángel Pacheco Claro, hijos de don Antonio Pacheco y doña Sofía Claro Arenas; Guido Antonio Pérez Arévalo, hijo de don Luis Jesús Pérez Amaya y doña Silvia Arévalo Claro; Balmiro Pérez Arévalo, hijo de don Carlos Pérez Claro y doña Olivia Arévalo Navarro; Jaime Velásquez Velásquez, hijo de don Emilio Velásquez Claro y doña Ofelmina Velásquez. Entre 1955 y 1957, también fueron postulantes, de origen playero, Edinael Arévalo Velásquez, hijo de don Salvador Arévalo y doña Anaís Velásquez; Ángel Arévalo Carrascal, hijo de don Nicolás Arévalo y doña Ana Delia Carrascal; Manuel Isnardo Claro Arévalo, hijo de don Manuel Jesús Claro Arévalo y doña Faride Arévalo Claro; Omar Pacheco Claro, hijo de don Antonio Pacheco y doña Sofía Claro Arenas; Rafael Rizo Pérez, hijo de don Carlos Rizo y doña Eumelina Pérez. En años anterios, Luis Jesús Claro Ovallos, hijo de don Emeterio Claro Bayona y doña Manuela Ovallos Manzano; Raúl Claro Carrascal, hijo de don Ramón Claro Bayona y doña Jóvita Carrascal; Juvenal Carrascal Arévalo, hijo de don Pedro Carrascal Navarro y doña Isabel Arévalo.

Ninguno de ellos alcanzó la ordenación sacerdotal en la Comunidad Dominicana.


Apuntes históricos:

"En abril de 1925 vinieron de Chiquinquirá los RR. PP. Dominicos García, Lopera y Londoño a dar una Misión evangélica, Misión ésta que provocó el Excmo. SR. García Benítez, a fin de llevar al alma de todos los fieles un provechoso sustento espiritual. La recepción de aquellos Padres se efectuó de la manera más solemne. Gran concurrencia salió a recibirlos a las puertas de la ciudad. Se resolvió hacer la entrada a pie, dándole un carácter procesional. Majestuoso resultó aquello. En medio de numerosísima concurrencia penetraron rezando el Santo Rosario. Llegados a la iglesia matriz, el R. P. García en elocuente discurso declaró abierta en Ocaña la Misión. Abundantes fueron los frutos, aunque no todos los hombres se aprovecharon del beneficio. Los RR. PP. recorrieron todos los pueblos de la Provincia y en no pocos de ellos se vieron prodiios de conversión. Un joven Claro, de La Playa de Belén, se fue con ellos, llevando el firme propósito de ingresar en la esa Comunidad". (Presbítero Manuel Benjamín Pacheco, Monografía de la Parroquia de Ocaña, obra, Historia de la Ciudad de Ocaña, página 328, Biblioteca de Autores Ocañeros, Caro y Cuervo 1970, Bogotá).

El joven Claro, llevado al Convento de Chiquinquirá por los sacerdotes, Marco Antonio Londoño, Fidedigno García y Luis María Lopera, sería más tarde Superior de los Dominicos en COlombia, con el nombre de Fray Campo Elías Claro Carrascal.


Charla y palique con Fray Campo Elías Claro, O. P.
|Noticias Playeras No. 8|Septiembre de 1974|Entrevista de José Arévalo Pérez y Benjamín Pérez Pérez|
Lugar: Convento de los Padres Dominicos, Chiquinquirá, Boyacá.
 
— ¿Qué motivo especial lo impulsó a emprender un largo y penoso viaje para ingresar a un establecimiento de la Orden de Santo Domingo?

— En todo cuanto sucedió en mi sorprendente viaje, que realicé con mi papá desde La Playa a este Santuario de la Reina de Colombia, por allá en los finales de 1925, con mi edad de 11 años, veo el llamado providencial del Altísimo y me hace recordar la frase célebre del franchute León Bloy: "Todo cuanto acontece es adorable". Adorable la circunstancia de una memorable misión dominicana que se realizó en La Playa en los meses del 25. Adorable el que visitara a mi pueblo el dominico antioqueño, Marco A. Londoño, uno de los misioneros, quien se fijó en mí mientras yo jugaba con otros niños en la plazuela del templo, y visitó a mi papá y le propuso el viaje, para estudiar en Chiquinquirá, de su hijo mayor, y la aceptación alegre y entusiasta de mis padres y de mi parte para ese primer llamamiento de Dios. Adorable la devoción a la Virgen de Chiquinquirá, que siempre brilló como una luz inextinguible en mi querido hogar.

Usted sabe que mi papá, siendo aún soltero, peregrinó a pie, por allá en 1912, desde La Playa hasta esta capital religiosa, trono de la Virgen de Chiquinquirá. Creo y tengo la certeza que mi vocación sacerdotal y dominicana es un premio inefable de la Virgen Reina de Colombia al amor que papá y mamá siempre profesaron a la Virgen de Chiquinquirá. Por lo que le acabo de decir, verá usted la razón profunda de aquel mi primer viaje y mi decisión de ser Dominico, a pesar y despecho de mil contradicciones que tuvo que padecer mi papá para lograr el cumplimiento de su palabra y de sus propósitos sobre mi venida a este Convento.

— Bueno, Padre Campo, interesantes esos detalles de su primera salida, ¿pero qué impresiones conserva de ese primer viaje?

— En estos momentos, a pesar de la distancia, y del tiempo que ha pasado, recuerdo como algo que me dolió muchísimo, la inmensa tristeza de mi mamá Jota al par que admiro la fortaleza de ánimo de mi papá que se sobrepuso a todo lo adverso y amargo de mi partida. Salimos del pueblo en la madrugada y a caballo por la cuesta de Las Liscas. Nos acompañaron hasta Gamarra tío Camilo y tío José, cuidando de nuestro pequeño equipaje. Viajamos por el río Magdalena, rumbo a La Dorada y Girardot, viajamos a Bogotá en Ferrocaril. Nos hospedamos en un hotel "ABC" de San Victorino. Nos dirigimos a este Santuario en bus, y tocamos, después de varias horas de mala carretera, a las puertas del antiguo Convento de Nuestra Señora de Chiquinquirá. El Superior, que ya estaba enterado de nuestros propósitos, nos recibió cordialmente. Y a los pocos días de nuestra llegada, después de cumplir mi papá una promesa ante la imagen Veneranda de este Santuario (rezamos un rosario y entramos descalzos y de rodillas a la Basílica) ingresé al Colegio Apostólico o Seminario Menor de los PP. Dominicos de esta ciudad. Mi papá tornó a La Playa por tierra y yo me quedé para iniciar mis estudios en 1926.

— ¿Cuánto duraron sus estudios sacerdotales? ¿Tuvo durante ese tiempo oportunidad de visitar su tierra?

— Mis estudios de bachillerato y de Filosofía Tomista los cursé en Chiquinquirá, donde vestí el blanco sayal dominicano para ingresar a un año de Noviciado. Estuve, por tanto, en esta ciudad durante seis años de bachillerato, uno de novicio y tres de Filosofía. La Sagrada Teología la estudié en el Cuzco (Perú) en una especie de universidad internacional con profesores y alumnos de Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina. Allí me ordené de sacerdote con un buen grupo de Dominicos el 6 de marzo de 1938, y al otro día, un lunes, por cierto, fiesta de Santo Tomás de Aquino, celebré mi primera Misa Cantada en el templo dominicano del Cuzco y me predicó un profesor colombiano, el R. P. Humberto Molano, O. P. Me ordenó el Arzobispo del Cuzco, el ilustre prelado Monseñor Felipe Santiago Hermoza y Sarmiento que predicaba muy bien y era Terciario Dominico. Al terminar mis cuatro años de Teología en el Cuzco recibí el Grado de Licenciado en Teología. Y regresé a la Patria a fines del 39 y me destinaron los superiores a una Casa que teníamos en Popayán, "la ciudad fecunda" de Guillermo Valencia.

Usted me pregunta si volví a La Playa en mis tiempos de estudiante. Salí de 11 años en 1925 y torné al terruño, sacerdote y fraile, en 1940. En ese lapso no volví a ver a mamá ni a mis hermanos y demás familiares. Papá vino una vez a Chiquinquirá cuando estaba de novicio. Lo acompañó Juan Guillermo Claro. De modo que mi llegada a La Playa, después de tantos años, fue un acontecimiento más extraordinario que la visita de un obispo. El pueblo echó la casa por la ventana. Allí celebré por primera vez mi Misa Cantada el 7 de abril de 1940 y me traje como fruto sazonado de mis primicias sacerdotales a cuatro jóvenes de los cuales dos alcanzaron el sacerdocio, Fray José María Arévalo y Fray Domingo de Guzmán Claro.

— ¿Además de Colombia, en qué otros países ha ejercido su apostolado?

— Estuve unos pocos meses en la ciudad ilustre de Popayán. Luego, después de mi paso por La Playa, en un abril inolvidable del 40, me asignaron a Rubio (Venezuela), donde fui Vicario Cooperador del Párroco Dominico; Profesor y hasta Rector de un colegio, el "María Inmaculada"; Director de un semanario llamado "Reflejos", y Superior de aquella Casa Dominicana. Duré en Rubio cerca de nueve años y allí pasé los mejores días sacerdotales de mi vida. Recuerdo a Rubio como algo entrañable a mi corazón.*

— Como varón eximio, S. R. practica mucho la modestia. Pero sabemos que su sólida formación intelectual, su virtud y dedicación lo han hecho merecedor de posiciones muy destacadas y de grandes responsabilidades dentro de la Orden. ¿Cuáles han sido?

— Francamente ustedes me abruman con ese "eximio" que me queda o que cae "gordo". Y lo de "modestia" será, por esta charla, y muy destacado, es la generosidad que siempre ha tenido mi Orden para con este fraile playero. A este magnánimo espíritu de la Orden Dominicana debo, el que, sin ningún merecimiento de mi parte, haya ocupado puestos señeros. Fui Rector del Colegio Santo Tomás de Bogotá en una grave crisis. Fui Superior o Prior del Convento Santo Domingo de Bogotá y de allí pasé a ser Provincial de los Dominicos Colombanos el 18 de octubre de 1961. Y antes, en el Estudio General de los Dominicos en Bogotá, fui profesor de Lógica, de Lugares Teológicos, de Historia Eclesiástica y de Patrología. Creo que he enseñado más de 20 años diversas materias de bachillerato, especialmente, Gramática y Literatura.

Por dos veces viajé a Europa en representación de la Comunidad Dominicana de Colombia; en la primera estuve en España, en el Capítulo Legislativo (especie de Congreso Dominicano) de Caleruega, cuna de Santo Domingo de Guzmán y pude conocer mucho de España, Italia y Francia; en la segunda, fui como Provincial a otro Capítulo muy importante que se celebró en Toulouse (Francia) y tuve la oportunidad de realizar con un grupo de colombianos una interesante vuelta turística por Italia, Suiza, Francia, España y Portugal.

Ahora estoy aquí como director de Véritas, un semanario religioso fundado en 1916, y precisamente, en el mes de septiembre, cumplí nueve años de estar "moliendo bien o mal" en este menester periodístico. Y en Bogotá estuve también dirigiendo una revista titulada "El Santísimo Rosario". Y creo que con todos estos datos estoy sobrepasando todos los "bellos límites" de mi modestia garabatuda. Y no me pregunten más y no me acosen más. Pues eso que ustedes llaman "mis inquietudes literarias" no pasan de ser ensayos baratos que no merecen mencionarse. Y de "mis bellas composiciones poéticas" les puedo decir que son pobres escarceos y divagaciones que no alcanzan a ser en algo aquella "música de las ideas o pensamientos sublimes" de que hablaba o escribía el gran Miguel Antonio Caro, al ponderar y exaltar la auténtica poesía...

 

*Fray Campo Elías Claro Carrascal, O. P., escribió el Himno de Rubio

En la obra poetíca, Saudades, del Padre Campo Elías Claro, fue publicado el poema ¡Salve, oh Rubio!, en su sesquicentenario, fechado el 9 de diciembre de 1944. Por una feliz coincidencia, hace varios años, encontré en la página web de Rubio, República Bolivariana de Venezuela, el siguiente Acuerdo del Concejo del Distrito Junín:

El Himno del Municipio Junín

El Himno del Municipio Junín es el canto “¡Salve Oh Rubio!” escrito por el R. P. Fr. Campo Elías Claro y música del Profesor Rufo Pérez Salomón. El decreto fue firmado por el profesor Marco Tulio Rodríguez y refrendado por la Secretaria de Cámara María Lucinda Sierra V. Este himno fue oficializado el 4 de noviembre de 1964, en donde se especificaba lo siguiente:

EL CONCEJO MUNICIPAL DEL DISTRITO JUNÍN EN USO DE SUS ATRIBUCIONES LEGALES,

CONSIDERANDO

Que la entidad Política – Geográfica carece de los Símbolos que permitan contribuir al mantenimiento y
desarrollo de los sentimientos patrióticos y de un sano bien entendido Regionalismo,

CONSIDERANDO

Que el próximo 9 de diciembre la ciudad de Rubio cumple 170 años de su fundación.

CONSIDERANDO

Que la conmemoración de tan magna fecha, es propicia para crear los mencionados Símbolos.

ACUERDA:

Artículo 1. Procédase a poner en vigencia oficial el Himno Patriótico del Distrito Junín, a partir del 9 de diciembre próximo.

Artículo 2. Óptese como Himno Patriótico la letra del Canto “Salve Oh Rubio”, compuesto por el Reverendo Padre Fray Campo E. Claro, (O.P), en el mes de diciembre de 1944, con motivo del Sesquicentenario de la ciudad Pontálida. Composición destinada a cumplir el fin que inspira esta resolución.

Artículo 3. Encomiéndese al Prof. Rufo Pérez Salomón, Director de la Banda Municipal la misión de componer la música adaptada al referido canto con movimiento marcial, concedida en forma asequible a su proyección en los institutos educativos y del Distrito y realizado en dos versiones: Una partitura para Banda y otra para canto y piano.

Artículo 4. El Himno será ejecutado por la Banda Municipal y coro de voces en el acto solemne que se realizará en el Salón de Sesiones del Concejo Municipal al descubrir el cuadro contentivo del Escudo de Armas del Distrito.

Artículo 5. Comuníquese y Publíquese Dado, firmado y sellado en el Salón de sesiones del Concejo Municipal a los cuatro días del mes de noviembre de mil novecientos sesenta y cuatro Años 155 de la Independencia y 106 de la Federación.

(Coro)

¡Salve oh Rubio! Ciudad del Trabajo
Noble sede del patrio ideal;
tu destino es por siempre la gloria
que conquistas en rudo lidiar.

I
Hoy te yergues ceñida de lauros
constelada de luz y de fe,
despertando los dulces recuerdos,
que atesora tu fúlgido ayer.

(Coro)

II
Tu memoria se embriaga evocando,
a despecho del tiempo veloz,
al insigne patricio que un día
sus blasones y bienes te dio.

(Coro)

III
No en vano surgiste al progreso
bajo el signo feliz de la Cruz,
pues tu fe con el tiempo aquilatas,
ascendiendo por rutas de luz.

(Coro)

IV

¡Oh Ciudad que enalteces tu nombre
en faenas de gloria y honor,
no se eclipse jamás en tu cielo
de tu estrella propicia el fulgor!

(Coro)

V

¡Magnifique la Historia tus obras,
y perdure en el bronce inmortal
el prestigio que brinda la fama
a tu anhelo de siempre triunfar!

(Coro)

VI

¡Que el Eterno prospere tus campos;
que difunda su lumbre estelar,
sobre el pueblo que labra su gloria
en las lides de la libertad!


 

Fray Campo Elías Claro C., retratado por un famoso

Fotografía de Fray Campo Elías Claro Carrascal, tomada el 18 de agosto de 1938 en El Cuzco (Perú), por el famoso fotógrafo Martín Chambi Jiménez.

Chambi, de origen campesino quehuahablante, nació el 5 de noviembre de 1891, en Coaza, al norte del Lago Titicaca Perú. A los 14 años tuvo su primer contacto con la fotografía, en las minas de oro de Carabaya, a orillas del río Inambari. En este lugar de la selva conoció a los fotógrafos ingleses que trabajaban para Santo Domingo Mining Co.

En 1908 viaja a la ciudad de Arequipa donde se aplican nuevos estilos y una impecable técnica fotográfica. Su vida fue marcada por la efervescencia social, económica y cultural de aquellos tiempos en el Cuzco y, especialmente, por el desarrollo turístico generado por la investigación arqueológica. En 1911 se descubrió la ciudadela de Machu Picchu. Aseguran los críticos que Chambi dividió su trabajo en dos grupos: uno de índole comercial, que incluía retratos por encargo, en estudio y exteriores y grandes retratos grupales; el otro, de carácter personal, incluía su registro antropológico, básicamente retratos de la etnia andina y registro de tradiciones locales.

 

Martín Chambi J.

Expuso su obra en vida, por lo menos en diez ocasiones, tanto en el Perú como en el exterior. Después de su muerte, acaecida el 13 de septiembre de 1973, su trabajo ha sido estudiado, apreciado y admirado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en París y en otros lugares del mundo.

— Fuentes para los textos: Wikipedia, FotoRevista/ Notas y La imagen elusiva de Martín Chambi, de Jorge Heredia.

— Fotografía del Padre Campo: Achivos del académico Alvaro Antonio Claro Claro.

Investigación: Guido Pérez Arévalo, 25 de mayo de 2011


Recopilación, escaner y apuntes históricos: Guido Pérez Arévalo, 24 de septiembre de 2016.
Publicación de las biografías de los cuatro dominicos playeros, con autorización del R. P. Fray Carlos Arturo Ortiz Vargas.
Obra, Rostros del Centenario: R. P. Fray Ismael Enrique Arévalo Claro
http://www.guidoperezarevalo.org