DIARIO LA OPINIÓN CÚCUTA 5 DE ENERO DE 2012

Buenos libros, buenos historiadores

Por Gustavo Gómez Ardila

Nada como las vacaciones para uno disfrutar, a su acomodo, la lectura de buenos libros. La fórmula es sencilla: se busca el buen libro, se busca una mecedora, se limpian las gafas y se aleja uno a un rincón de la casa, a donde no lleguen los gritos de la mujer, ni los balonazos de los niños rompiendo vidrios, ni la música a todo volumen de los hijos ya grandes. Luego se da la orden perentoria: “Si vienen a buscarme, no estoy. Para nadie. A menos que vengan a ofrecerme alguna Consejería, alta o baja, en los nuevos gabinetes gubernamentales”.

Eso hice yo. Y aquí estoy metido entre dos libros (a ratos leo el uno, y a ratos leo el otro), de dos investigadores de la Academia de Historia de Norte de Santander. Los que no quieren a la Academia se mueren de la envidia, pero así es la vida. Toca echar pa´lante, como dice Édgar Díaz.

Guido Pérez Arévalo acaba de publicar el libro Chinácota, encuentros con la historia, libro que dedica al ingeniero Segundo Antonio González, y a Irma, su esposa, “por su serena y amorosa compañía, no obstante las tormentas del camino”. Poeta tenía que ser Guido, para ofrecerle a Irma tan hermosa dedicatoria.

Guido Pérez sabe, como el que más, con Machado, que es al andar como se hace camino:

 

Caminó en su natal Playa de Belén, y de aquellos caminos recorridos escribió luego su libro de historia La Playa de Belén, su libro de poemas Barriletes y otros escritos. En Bogotá fungió de periodista y el camino se llamó Noticias playeras. Siempre su pueblo. Después de haber hecho camino saboreando las mieles del poder, se retiró a los campos de Chinácota, a hacer camino sembrando orquídeas, soñando y escribiendo poemas y cuentos, e investigando temas de historia de La Playa, del colegio San Luis Gonzaga y de Chinácota, de la que hoy nos presenta su Encuentros con la historia.

Un libro profundo, bien escrito, sobre los diversos aspectos de la vida de este pueblo que lo acogió como a un hijo propio, y donde Guido se siente también como hijo, “no obstante las tormentas del camino”.

Otro libro, del que uno no quisiera desprenderse hasta haber terminado su lectura, es el recién publicado Sociedad de artesanos Gremios Unidos, Cien años de historia, escrito por el académico Jaime Contreras Valero.

El autor es un inquieto investigador de temas de historia y de filatelia. Ha escrito sobre Bolívar, sobre Santander, sobre Ramón González Valencia, sobre Virgilio Barco y ha sido editor de varias revistas de Clubes de Leones del departamento y carga los bolsillos llenos de estampillas que compra, regala e intercambia.

Ha dirigido programas deportivos en diversas emisoras de Cúcuta y ha desollado siempre como un intelectual de gran prestancia en las instituciones a las que pertenece: Academia de Historia, Sociedad Bolivariana, Asociación de Escritores y Asociaciones dee redactores deportivas, entre otras.

Jaime Contreras es un hombre sencillo, servicial, estudioso, trabajador y entregado por entero a sus causas. Hace dos años publicó un libro sobre los 50 años de historia del colegio José María Córdoba, de Durania, libro que fue muy elogiado y muy bien recibido en los círculos de historia educativa del departamento. Hoy, con esta publicación sobre el colegio Gremios Unidos y la Masonería en esta región del país, Contreras Valero alcanza un peldaño más en sus labores de investigador.

Guido Pérez Arévalo y Jaime Contreras Valero le dan brillo a la Academia de Historia de Norte de Santander, y sus libros son de obligatoria lectura, en días de sol o de lluvia, en noches estrelladas o brumosas, en fines de semana, en puentes festivos o en cualquier momento. Que sigan produciendo. Que sigan escribiendo. Y que nos sigan alegrando los ratos. Son nuestros deseos para este 2012 que comienza.


 

NOVEDADES BIBLIOGRÁFICAS DE FINALES DE 2011
Por Luis Eduardo Páez García. Presidente Academia de Historia de Ocaña

CHINÁCOTA. ENCUENTROS CON LA HISTORIA. Guido Antonio Pérez Arévalo. Litografía Guevara. Cúcuta, 2011.

Con prólogo del empresario Segundo Antonio González Cárdenas, se publicó durante el mes de diciembre esta completa monografía histórica y económica del municipio de Chinácota, del abogado y académico Guido A. Pérez Arévalo quien, al igual que otros notables autores nortesantandereanos, sigue divulgando la historia de Norte de Santander a través de sobrias investigaciones que reafirman su calidad como historiador e intelectual mayor de La Playa de Belén.

La obra nos lleva por la historia de Chinácota, desde la época prehispánica, pasando por el proceso fundacional y colonial, para terminar con los más recientes sucesos de este municipio norteño al cual el autor estuvo ligado durante bastantes años.

Bienvenidas sean estas publicaciones académicas, que enriquecen el acervo bibliográfico del departamento y se constituyen en documentos para los futuros investigadores que aspiramos surjan en nuestro Norte de Santander. Vayan, desde estas páginas, nuestras voces de aliento para el colega y amigo que sin lugar a dudas encarna toda esa tradición de cultores playeros que se proyectó nacional e internacionalmente con los dominicanos Fray José María Arévalo y Fray Campo Elías Claro Carrascal.


Bogotá, 20 de enero de 2012

Hola amigo Guido:

Mucho te agradezco tu obra en la cual abordas con autoridad y magnífico arsenal documentario, la historia de CHINÁCOTA. He empezado su lectura y veo que presentas también a muchos importantes hijos de esa tierra, como Eduardo Assaf, el médico Juan Mendoza Vega, también mi amigo y colega César Darío Gómez y otros, pero entre los cuales destaco a Manuel José Vargas, Senador, Ministro y recio dirigente Liberal, tío del expresidente Virgilio Barco Vargas y padre de Enrique Vargas; además de otra importante personalidad, el Jurista e Historiador, Rafael Espinoza Rodriguez.

El Dr. Espinoza fue condisíipulo y gran amigo de mi padre. Adelantaron sus estudios universitarios en Cartagena donde en 1925 optaron su título de Abogados. Brillante magistrado en Pamplona. Si bien mi padre los había iniciado en la Universidad Republicana, donde fue condiscípulo y amigo del maestro Germán Arciniegas, Ministro de Educación y Embajador, y donde había estudiado también Manuel José Vargas.

El Dr. Espinoza fue determinante para que mi padre llegase al Norte de Santander, donde se desempeñó como Juez Superior de Cúcuta siendo quizá el primer funcionario judicial de entonces en la capital del departamento, pues no había en esa época Tribunal de Distrito en Cúcuta, ya que el único Tribunal estaba en Pamplona.

Ambos, mi padre y el Dr. Espinoza fueron abogados de la Compañía petrolera SAGOC (South American Goulf Oil Company) y atendían los asuntos legales de ésta, el primero en la zona de Ocaña y el Catatumbo y el segundo en Cúcuta. La empresa era quizá la más importante del Norte de Santander y de las petroleras del país. Mantenían permanente correspondencia y muy cercana amistad. En archivos de mi padre reposa parte de ésta y del Dr. Arciniegas, su compadre, pues fue mi padrino de bautismo.

Igual el libro publicado por la Universidad con las tesis de grado de Valentín Piñeres y otros abogados cartageneros como el Jurista Diógenes Arrieta y también la de Francisco Puyana M.

Bueno, seguiré immerso en tu libro CHINÁCOTA esa grata población Nortesantandereana. Un abrazo, Arminio Piñeres Grimaldi