IVÁN VILA CASADO
Presidente de la Academia de Historia de Norte de Santander (2015)

Pregrado/Universitario Universidad Libre de Colombia. Derecho, Cúcuta. Maestría en Derecho Constitucional, Universidad Autónoma de México. Especialización en Derecho Comercial y Tributario, Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario (Col.). Especializacion en Derecho Constitucional y Administrativo, Universidad Autónoma de México. Especialización en Derecho Constitucional Comparado, Universidad Externado de Colombia.

Obras publicadas: "EL NUEVO DERECHO CONSTITUCIONAL", 2002; "REFLEXIONES CONSTITUCIONALES", 2011; "LOS LÍMITES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL", 2005; "FUNDAMENTOS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL CONTEMPORÁNEO", 2007.




 

196 AÑOS DE LA BATALLA DE BOYACÁ

Celebramos este día el 196 aniversario de la batalla de Boyacá con la que culminó la heroica hazaña militar que los bravos soldados neogranadinos, venezolanos y voluntarios británicos habían iniciado en junio de 1819 con el duro ascenso a la Cordillera Oriental para penetrar a la Nueva Granada por el páramo de Pisba, el camino más difícil pero el menos vigilado por las tropas peninsulares. El aguerrido ejército patriota estaba comandado por el Libertador Simón Bolívar y tenía como jefe de la vanguardia al general Francisco de Paula Santander.

La batalla de Boyacá, corta pero intensa, fue la culminación de toda una heroica gesta, que empezó con el sobrehumano esfuerzo de remontar la abrupta cordillera y que superó su más difícil prueba en la muy dura batalla del Pantano de Vargas que tuvo lugar el día 25 de julio. La trascendencia histórica de la batalla de Boyacá radica en el hecho de que con esa victoria se desmoronó el ejército realista y como consecuencia, se derrumbó el Virreinato de la Nueva Granada.

A partir de ese momento cesó para la mayor parte de la Nueva Granada el régimen colonial español y surgió el republicano. Prima facie podría decirse que en los días subsiguientes al 7 de agosto de 1819 nació la segunda república en nuestro territorio pero esa afirmación requiere unas precisiones. Empezamos por señalar que desde el 7 de agosto de 1819 hasta el 17 de diciembre del mismo año, día en que se expidió la Ley Fundamental de Angostura, la Nueva Granada estuvo anexada a la República de Venezuela y sometida a su Constitución, su Congreso y sus autoridades. La Ley Fundamental determinó la creación de la República de Colombia pero el Congreso siguió siendo venezolano. Sólo el 6 de mayo de 1821, cuando entró en funciones el Congreso de Cúcuta bajo la presidencia de don Antonio Nariño, se configuró la República de Colombia con el pleno funcionamiento de las instituciones republicanas.

Bajo la Constitución de Cúcuta de 1821 la nueva República de la Gran Colombia se consolidó como un Estado democrático que tenía al Libertador como su presidente titular y al general Santander como su vicepresidente encargado de las funciones ejecutivas, en razón de encontrarse Bolívar dirigiendo la guerra de liberación total y definitiva contra el colonialismo español en los hoy denominados países bolivarianos. Como es sabido, la institucionalidad republicana nacida en estas tierras de la Villa del Rosario se empezó a deteriorar en 1826 con el intento de introducir en la República de Colombia la muy poco democrática Constitución de Bolivia, sugerida y sancionada por el Libertador el 26 de mayo de 1826 y rechazada por Santander y buena parte de la dirigencia política neogranadina; además, con la proclamación en varios departamentos de la dictadura de Bolívar. El quiebre constitucional se hizo definitivo con el decreto orgánico del 27 de agosto de 1828 mediante el cual Bolívar suspendió la Constitución de 1821, eliminó en la práctica la vicepresidencia y se otorgó facultades absolutas que ejercería con el título de Libertador Presidente.

 

La crisis institucional se agudizó con el repudiable atentado del 25 de septiembre de ese año, la prisión y destierro de Santander, acusado injustamente de haber participado en la conspiración septembrina, la entronización de la dictadura de Bolívar y la disolución de la Gran Colombia con la separación definitiva y pacífica de Venezuela y Ecuador.

Vuelto el país al sendero constitucional con la Constitución de 1832 y colocado al mando del Estado de la Nueva Granada Francisco de Paula Santander, a quien el gobierno interino del general bogotano Domingo Caicedo y Sanz de Santamaría le había restablecido sus derechos ciudadanos y sus grados y honores militares mediante un decreto del 10 de junio de 1831, se inició un período de asentamiento institucional y republicano

El Estado de la Nueva Granada tuvo dos constituciones con matices encontrados: la de 1832, influenciada por Santander, de carácter liberal, laicista y descentralizador y la de 1843, de carácter conservador, clerical y centralista. Con la Constitución de 1853 se abrió el camino hacia el sistema federal, se propició la separación entre la iglesia y el Estado y se estableció un amplísimo régimen de derechos y libertades. La Constitución de 1858 consolidó el federalismo con la denominación que se le dio al Estado de Confederación Granadina, federalismo que alcanzó su más alto nivel con la Constitución de 1863, la que estableció los Estados Unidos de Colombia con un régimen de amplias e ilimitadas libertades públicas y un muy debilitado poder ejecutivo.

Como reacción al excesivo federalismo se impuso en 1886, después de la derrota de las insurrectas fuerzas liberales contra el gobierno de Rafael Núñez, la Constitución de 1886, marcada por un agobiante centralismo y con carácter autoritario y antidemocrático, características que fueron siendo morigeradas por las reformas constitucionales que se dieron a lo largo del siglo XX y que permitieron llegar, luego de haberse superado el lapso dictatorial de Rojas Pinilla de 1953 a 1957, a la proyectada reforma de 1990 que se convirtió en la Constitución de 1991, que en afortunada hora llegó al país para asentar la democracia y establecer garantías reales a los derechos políticos, económicos y sociales de los colombianos.

Toda esta apretada historia constitucional republicana fue posible gracias al triunfo de las tropas patriotas el 7 de agosto de 1819, el día en que cesó la ocupación de las tropas españolas al Estado soberano que había nacido en las jornadas del 20 y el 26 de julio de 1810.

 
 
 



 
 
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