POR QUÉ QUIERO A ASPASICA
Fredy Hernesto Yaruro

 

HOLA, FREDY POR QUÉ QUIERES A ASPASICA, SI TÚ NO TE CRIASTE ALLÁ, NI PASASTE TU NIÑEZ, NI TU ADOLESCENCIA. ¿DE DÓNDE NACE TU CARIÑO POR ESA TIERRA?

Esa es la pregunta que siempre me hacen las personas que visitan mi página, mi facebook y leen mis artículos. La respuesta es muy sencilla: quiero a Aspasica por que de ahí son mis grandes héroes. ¿Y quiénes son esos héroes? -me preguntan-, y yo les contesto: mis grandes héroes son mis abuelos, mis padres y mis tíos, que nacieron en ese hermoso pedazo de tierra donde Dios deja ver su gran poder.

Ellos, cuando yo era niño, se reunían en mi casa en Sabanagrande (Atlántico) y contaban sus anécdotas, sus aventuras, sus amores, sus tristezas, sus alegrías... y hacían que mi mente se fuera para Aspasica, en esas épocas. Y me introducía en esas historias y veía al Aspasica que en la actualidad no he podido ver y que algún día quiero verlo como lo narran mis abuelos, mis padres y mis tíos.

Cada unos de ellos, con sus historias, hizo que le cogiera cariño y en cada diciembre, con mis tíos Carlos y Chepe, nos íbamos para Aspasica, este hermoso rinconcito cerca del cielo, cerca de Dios.

Eran diciembres de neblinas, novenas en vivo, villancicos, buñuelos, tamales, nacimientos en vivo, romerías, paseos y años viejos, acompañados de pólvora de mil colores. Esos diciembres no se parecen en nada a los de ahora. Me acuerdo que nos íbamos para la travesía con instrumentos musicales y con el niño Dios y llegábamos a la casa de Nena Pérez y cogíamos moras y se vivía un ambiente de alegría y felicidad; en esos diciembres nos íbamos para la finca de Yoyo Trigos, a pescar aguagatos en la quebrada de Aratoque, o nos íbamos para los cafilones en El Pedregal, una quebrada con muchos encantos o nos íbamos de paseo con casi todo el pueblo al río Borra, donde hacíamos sancocho de gallina o carne asada y nos bañábamos y echábamos chistes. ¡Como añoro esas épocas!

Luego a escondérmeles a mis tíos y a mi abuela porque se terminaban las vacaciones y debíamos volver a la monotonía del estudio y del trabajo con mi padre; me escondía hasta por tres días y cuando me encontraban me daban una juetera y lloraba, no lloraba por la juetera sino por no poder quedarme en el único sitio del mundo donde encuentro tranquilidad, paz interior. Pero, sobre todo, felicidad.

En Aspasica tuve mi primer gran amor, mi primer beso con pasión. Recuerdo ese 27 de diciembre de 1987, al ritmo del cha cun cha, del Binomio de Oro. En fin, en Aspasica tengo mis mejores recuerdos, mis mejores amigos, mis propias aventuras para contar a mis hijos. Aspasica para mí es lo mejor.

También me preguntan por qué Aspasica no progresa y no recupera lo que un día se le quitó, como es la municipalidad, y yo les respondo eso es muy sencillo, eso se debe a la falta de gestión de los voceros de mi Aspasica, que a veces olvidan que su gente sufre hambre, sed, si no tienen qué vestir o que calzar. Y, en ocasiones, desunen en vez de unir.

Aspasica necesita líderes del talante de Pablo Torrado, Manuel Castilla Melo, Pedro Trigos, Samuel Prado, Froilán Rincón, Ramón David Castilla Melo, Benjamín Trigos, José Manuel Ortiz, Hernando Carrascal, entre otros, que amaron a este pueblo y dejaron obras que todavía se conservan.

Aspasica tu eres lo más grande, tú eres hermoso y siempre, pero siempre, me
sentiré orgulloso de ser Aspasiquero.