ROSALBA CLARO SEPÚLVEDA
ALCALDESA, MARZO - NOVIEMBRE DE 1987

REMEMBRANZAS DE BURGOMAESTRE

 

 

Un aforismo popular sabiamente sentencia, "RECORDAR ES VIVIR". Para este día 4 de Diciembre, que señalan 150 años de fundado nuestro terruño llegan a mi mente, vivencias de remotas épocas, recordados en cada instante de vida por hechos que marcaron la satisfacción por la labor cumplida.

Sin pergaminos de poetisa, oradora, o historiadora, cumplo con la narrativa de algunos acontecimientos ocurridos en la promisoria Aldea, perteneciente al municipio de Aspasica hoy municipio de La Playa de Belén, y distinguida el 10 de septiembre de 2004, por el gobierno nacional, a través del Ministerio de Cultura, como Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional.

Recuerdo el decreto 00226 de 9 de marzo de 1987, firmado por el entonces gobernador de Norte de Santander, doctor Eduardo Assaf Elcure, que mencionaba que desde esa época sin fecha de vencimiento y por libre remoción debía asumir las funciones de alcaldesa del municipio de La Playa de Belén, previa aceptación ante el juez municipal; esta función la desempeñé hasta noviembre del mismo año.

Como un homenaje a mis ancestros quienes con esfuerzo, pujanza y trabajo, formaron lo que en principio fue una aldea, acepté esta noble misión. Mi labor fue desempeñada con mucha honestidad, plena de estoicismo, obteniéndose positivos logros en salud, educación y atención en el área rural.

En ellos su calidad de vida fue mejorando en respuesta a las acciones que se tomaron en el Paro Nororiental, que reclamaba del gobierno nacional mayor atención a sus necesidades vitales. Ocurriendo por ello el cierre de vías a Ocaña y a pueblos aledaños; es así como el programa PNR (Programa Nacional de Rehabilitación) incluyó al municipio y se obtuvieron los auxilios iniciales para la realización de programas de gran envergadura en carreteables, alumbrado urbano y rural, educación, salubridad, cultura y embellecimiento, que en administraciones posteriores se han continuado .

Mis funciones fueron más allá de ser la primera alcaldesa y primera autoridad para dar cumplimiento a los preceptos de la ley; puesto que resolver problemas judiciales, seguridad, familiares y personales, visualización de obras en el terreno, etc., fueron prestados con la mayor dedicación a quienes lo necesitaban y lo requerían.

Ahora, siempre por costumbre la alcaldía expedía un decreto recordándoles a los habitantes anualmente, durante las fiestas patronales, la sana costumbre de pintar el frente de los inmuebles. Con este ordenamiento todos ellos, casas, colegio, escuela, tiendas, registraduría, tesorería, alcaldía, juzgado, etc.; cumplieron con un color único, para lograr el tinte armónico que nos catapulta como una "población blanca".

Baluarte fundamental desde la iglesia fue el presbítero Valeín Carvajal, Q.E.P.D, quien, antes de misa de 7: 00 p.m., leía el decreto por altoparlante y al finalizar la homilía, recordando esta obligación, que a don Gotardo Velásquez no le satisfizo; fue así como ante mi, en la alcaldía, se despojó del sombrero, con la insinuación de que lo echara a la cárcel si no le permitía pintar la casa de azul.

El dialogo, la tolerancia y la cultura se conjugaron entonces para lograr la aceptación del notable personaje y poder así armonizar con el Parador Turístico, Martha Mónica en remodelación por IFINORTE, apoyado por el gerente coterráneo, Doctor Guido Pérez Arévalo, consagrado benefactor, catedrático, gestor e historiador.

De la colonia residente en Cúcuta nos visitó el 12 de octubre de 1987 el doctor Alirio Claro Ojeda, funcionario de ECOPETROL, fallecido en accidente aéreo en el cerro El Espartillo; como visionario propuso elaborar una valla en la entrada del casco urbano, ofreciendo la Bienvenida y, en la meseta donde vivieron Desiderio Parada y la señora Ventura (hoy tierras de Luis Ruedas), imaginó sembrar arbolitos con el nombre, que al florecer en amarillo, anunciaran la proximidad del terruño. Esta idea fue descartada por lo estéril del terreno y por el respeto a la propiedad privada .

En viajes realizados por algunos vecinos al municipio San Pedro del Río (Estado Táchira, Venezuela), observaron y comentaron la posibilidad de patentar la hechura de letreros en madera para identificar los sitios destacados de la localidad. Desde entonces se mejoraron las viviendas, puertas, aleros y ventanas; las calles se iluminan ahora con hermoso estilo colonial y las paredes se engalanan con materos de barro que expresan la variedad y los colores del jardín nativo.

Como logro en el desempeño de mis funciones, anoto que por periodicidad de dos veces a la semana, y venido desde Ocaña, se contrató a Don Juan, profesor de música, para la enseñanza y práctica de las personas con mayor inclinación, talento, dedicación, comprensión, y ejecución hasta virtuosa de las partituras y con el tiempo se armonizaron y organizaron en una verdadera Banda, representativa del municipio en diferentes eventos culturales; inicialmente locales y luego solicitados por otros municipios. Con mensajes y visitas especiales se logró la concientización de la prohibición de tala de árboles, que con el tiempo han repercutido en la necesidad y disponibilidad del agua a nivel municipal, regional, nacional y mundial.

Los universalmente conocidos Estoraques, moles de tierra casi pétrea, que semejan ruinas y castillos milenarios, que sirven y han servido de inspiración a múltiples poetas entre ellos el nortesantandereano, notable cucuteño, exgobernador Dr. Eduardo Cote Lamus, empezaron a recibir desde entonces la atención del gobierno y con mayor ímpetu se programaron acciones a ejecutar con el tiempo. Mi administración tuvo un período muy corto. Todo se manejó por Decreto, pues eran acuerdos políticos del momento, los que primaban en la región y no clasificaba para ello el buen desempeño que se lograba en el bienestar de la comunidad. Por ley, desde el año 1988 se inició la designación de alcaldes por elección popular y la continuidad del progreso ha tenido mayor apoyo gubernamental en lo económico, estructural, cultural, viabilidad, salud, educación, etc.

Reconocimiento especial merecen los hombres de esta región, algunos, quienes con callosas manos de rudos campesinos santandereanos, son símbolo de trabajo, de amor, amistad y de reiteración de la vida.

Quiero, por último, mostrar un documento, guardado celosamente por mí y con la rigurosidad del tiempo, que da razón del origen del terreno donde está hoy la casa cural y la iglesia. Es una escritura identificada con número 211, cuyo propietario, señor Juan Esteban Vega, mi bisabuelo, donde entrega en Enajenación Perpetua una casa grande con solar, para cumplir con los oficios religiosos de esa época; fué llamada San José de Belén de la Playa.

 

SÍNTESIS:

- Escritura 211, del 3 de mayo de 1910, de la Notaría Pública del Circuito de Ocaña, Departamento de Santander.

- Vendedores: Marcos Vega, Praxedes Claro y el presbítero Guillermo Gerardino.

- Comprador: Parroquia San José de Belén de La Playa, representada por el Mayordomo de Fábrica, Agapito Pérez Bayona.

- Inmueble y linderos: Una casa destinada para Casa Cural, construida en paredes de tapia pisada y techo de madera y teja, situada en la plaza de la población, demarcada por los siguientes linderos: Por el Oriente, la plaza pública; por el Poniente, panteón de la parroquia; por el Norte, calle de por medio, casa y solar del señor Manuel Claro y por el Sur, con el antiguo camino del citado cementerio. Los vendedores adquirieron la casa así: los dos primeros por adjudicación en el juicio de sucesión de Juan Esteban Vega y el tercero, por haberse construido bajo su dirección, como cura párroco, con fondos recaudados en el vecindario.

Precio: Diez mil pesos ($10.000) billete nacional. El presbítero Guillermo Gerardino manifiesta que no ha recibido dinero por esta venta.

Posteriormente, por escritura pública número 81, del 5 de marzo de 1932, de la misma Notaría (Archivos de doña Rosalba Claro), el obispo Joaquín García Benítez de la Diócesis de Santa Marta, vendió la casa a don Pedro Claro Velásquez, por la suma un mil pesos ($1.000.00). El padre Ángel Cortés inició las obras de la nueva casa cural en el inmueble aledaño al templo. Un informe del sacerdote al obispo de Santa Marta (5 de enero de 1937), publicado en Temas de Historia, dice: "...procedí a ampliar la casa cural y, en efecto, hoy cuenta ésta con ocho piezas útiles, fuera de comedor, cocina y letrina... Ya verá S. E. Rma. que hay casa suficiente, con tres patios y una granja para establecer una comunidad religiosa que viniera a enseñar y a dar buen ejemplo a las niñas de esta región que, dicho sea de paso, bastante lo necesitan". Notas: G. Pérez Arévalo