TRADICIÓN ORAL EN LA PLAYA DEBELÉN
Por: Jesús Aníbal Pérez Sánchez, Presbítero

 
 

"El R. P. Jesús Aníbal Pérez Sánchez, en una empresa paciente y altruista, se dedicó, hace algunos años, a la dispendiosa labor de grabar las voces de ancianos y personajes, portadores de la tradición oral relacionada con nuestra evolución histórica".

"El joven sacerdote sacó un extracto de aquel trabajo, conservando el lenguaje de los entrevistados. Es un verdadero aporte al archivo regional, si así puede decirse, dados los múltiples datos sobre las costumbres y el proceso de desarrollo del municipio, en lo político, lo religioso y lo social". (Del libro La Playa de Belén, página 42, publicado en diciembre de 1993)".

Después de haber tropezado con aquel valioso documento, en nuestros archivos personales, hemos creído conveniente ponerlo a disposición de los visitantes de www.laplayadebelen.com/

Guido Pérez Arévalo

 

SOBRE LA FUNDACIÓN DEL PUEBLO...

Cuenta don Nicolás Vega:

"El puesto pal pueblo lo regaló el agüelo de nojotros, Juan Esteban Vega; también regaló don Juan Claro y doña María Claro Sanguino, que tenían la primera casa del pueblo, la que nojotros después llamábamos la casa de Miña y que ahora la cambiaron.

"El agüelo Juan Esteban vivía ahí onde vive ahora Carmelo Ortiz, esa era la casa paterna de nojotros y too eso diai p'arriba tenía el nombre de Capellanías".

SOBRE LA HISTORIA, LOS ABUELOS RECUERDAN...

Cuenta mi tío GERVACIO SÁNCHEZ:

"Esta región era unas cuantas fincas cafeteras y hasta ganaderas. El café era plata blanca. Yo no recuerdo a cómo lo vendían; pero los fuertes (la plata ) se traían en sacos. La plata no se contaba sino que se pesaba. También había fichitas dia rial; era una ficha muy chiquitica y los billetes di'a rial eran así, larguitos y blancos (señala con el dedo, unos seis o siete centímetros, aproximadamente). Yo era acólito. Yo llenaba una cajita de fósforos desas larguitas con los ríales que me pagaba el Padre.

"Usté compraba un rial de pan y le llenaban un saco; un huevo valía un centavo; una botella de leche, dos centavos. Cuandueso estaba con nojotros el Padre Guillermo Gerardino, que tuvo aquí más de dieciocho años. Y la misa... eso no se sabía, todo era en latín".

LOS ESTORAQUES NO TENÍAN VALOR TURÍSTICO...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Eso quedó en puras torres... eso se ha conocío toda la vida. Don Juan Claro los llamó Estoraques por los güecos esos... puras peñas, puros guüecos. Eso tenía caña cuando la guerra... había caña por todo eso, por ahí donde está la imagen de la Virgen, y unos yucales por tueso. Allá trabajaban Antonio Velásquez, Cristo Manzano y tuesas gentes viejas. Papá tenía mulas y cuando la guerra, él había comprao un orillo de caña pa picales; pero cuandueso no se escuchaba que fuera bonito".

DE 1905 a 1910 HUBO DOS ESCUELAS...

Cuenta don Nicolás Vega:

"Había dos escuelas: el maestro de los varones era don Luis Angarita y el de las niñas era Dolores Granados; en después sacaron a don Luis y vino don Pedro y era muy bravisísimo".

Cuenta, mi tío Gervacio Sánchez:

"Los profesores diantes si era porque enseñaban... eso del recreo era una migaja, y era estudien, muchachos, estudien... y buenas maestras.

"La dijunta Micaela, maestra de primera, tenía un libro que llamaba "Familia regulada"; ese también lo tenía papá. La pasta era de badana, y eso que no sabía leer. No leía ahí porque no sabía como se principaba; tenía una letra grande por toas partes y había que principiar por esa letra grande que tenía.

"Yo tuve en la escuela antes de la guerra. La profesora era Pachita Rodríguez; pero cuandueso lo castigaban a uno una cosa bestial y yo era muy malo, porque yo de tuitico era a burlame, y eso no lo soltaban a uno. El que no salía con la clase, allá quedaba hincao; lo hincaban en un poco de arena y hasta le ponían una piedra en ca... mano. Uno iba y eso no lo largaban a uno a almorzar. Yo le decía a papá: "Yo no güelvo allá", y él se ponía y me rezaba y váyase otra güelta. Me rezaba padrenuestros y tuesa vaina, paque fuera y don Rafael Lobo estaba enjermo y él me dicía la lección y a yo me parecía que era burlándose de yo".

Cuenta, la señora Ana Élcida Sánchez:

"La escuela era muy estricta... muchísimo orden. Las costuras... cada una tenía que exponer sus costuras y además, en la hora de costura se rezaba el rosario; todo era al pie de letra. Y todos los meses las autoridades del pueblo, el principal era el sacerdote, presenciaban, como calificadores, los exámenes; pero las maestras eran las que preguntaban. Teníamos uniforme para ir a la Santa Misa y era blanco con una gorra muy bonita".

LA PLAYA DE BELÉN ERA MUY COMERCIAL:

Cuenta la señora Ana Élcida Sánchez:

"En tiempos de antes la vida en La Playa era muy trajinada, llegaba muchísima gente. Había que atenderlos, guardarles la plata; si traían las cargas, pagar los fletes, esperar que ellos fueran a Ocaña a vender sus artículos. Luego regresaban a La Playa y hacían sus compras.

"Habían grandes negocios y muy buenos, como el de los papás de Nelson Pacheco, el de mi esposo Hemel Pérez, el de don Roberto Luna, Juan Guillermo Claro...

"Se vendía sal, alambre de púas, al por mayor; había agencia de cerveza Águila y Bavaria. En esos tiempos, como no había carreteras, ni para El Cincho, ni para Hacarí, ni para Aspasica, ni para Ocaña, todo eran caminos de herradura. Se salía por Las Liscas, de modo y manera que la gente que venía de Aspasica, Hacarí, Locutama y demás fracciones, tenían por allá sus tiendas y entonces venían a llevar el surtido de los negocios que teníamos en el pueblo.

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Aquí había pocas mulas, yo arriaba pal puerto de Gamarra y pa' Ocaña, pa' Gamarra, me echaba ocho días. Llevábamos cebolla y café y traíamos pescao y las mulas andaban sin herraduras. Cuando llegaron las primeras mulas con herraduras, nojotros eso era atifar los botines de las mulas.

La calle que tiene ese nombre de "Calle de Belén de Jesús" y que dice que fue fundada en mil ochocientos sesenta y dos, esa calle era toda empedraíta, era la principal y se llenaba de mulas. Nosotros la llamábamos la "Calle del Comercio".

SE TRABAJABA MUCHO...

Cuenta Socorro de Bayona:

"A uno le ponían muchos oficios, había telares de tejer fique, telares de tejer ruanas; se trabajaban las suelas de fique, tejiendo zapatos en capellá pa' señoritas. Había saca de jabón, había hechura de velas de cebo... Cuandu'eso trabajaban muchísimo los jóvenes y el maíz, pues tenía uno que pilalo. Cuandueso no se conocía el maíz ya pilao; había que pilalo con un pilón y a dos manos; y eso era muy barato... una carga e maíz valía namás que $2.50, una mano de maúros valía seis centavos y era una manonona... ¡Todo era tan dao, usté viera! El café había que molelo por cuarterones de pepa y había gente que vivía no más en eso, tostando y moliendo café. De eso se mantenían y vivían. Tenían telares de tejer costales por cargamentos y gente que armaba pretales y sacaba fique. Cuandueso si era porque trabajaba la gente y mujeres y tuo el mundo... Y había que andar dijero porque los papás eran muy bravos. El jabón de tierra lo sacábamos por arrobas. Papá era puro juete; a uno lo llamaban temprano y el papá le daba el primer juetazo a la cama y si uno no salía, pues antonces el juetazo ya era pa' uno".

EN LO REFERENTE AL NOVIAZGO, TODO ERA MUY ESTRICTO...

Cuenta Socorro de Bayona:

"Yo de joven era muy buena moza, muy bonita y no era bruta. Y a uno lo enamoraban y antonces pedían la entrada a las mamás; pero uno no se casaba con el que le gustara a uno sino con el que le gustara a los papás... Los novios los atendían eran las mamás.

"Podía entrar usté a una casa y enamorar una muchacha o le gustara, supongamos, así le mandaban una carta a uno; entonces se la pasaba uno a la mamá y si a la mamá le parecía bien, porque la mamá era la que atendía a los hombres, y ya en después lo llamaban a uno pa'que saliera a atender al novio. Las cartas eran muy decentes: "respetada señorita, me atiende..." y le ponían tuesas cositas así a uno, pero muy decentes. No había, como ahora, tueso de salir puay de abrazo parriba y pabajo, de paseo, cuandueso no. Cuando el papá decía: "éste no me conviene", antonces no lo dejaban salir a uno; eso era un asunto muy delicao".

LA LLEGADA DEL PRIMER CARRO...

Cuenta Don Nicolás Vega:

"El carro era como un tigre pa'uno... Lo vía subir por este playón, que sumbiaba... era de lejos que lo dejaban ir a atifar a uno...

"Y el miedo desa noche que subió la primera vez, ¡huy que espanto... virgen pura! To' la gente estaba aulagaa. Idea se tenía que lo iban a subir esa noche y subió como a las once de la noche. Ese carro era más material que los que trabajan ahora... era como cuestión de un Jeep. Ve allá... allá lo subieron. Ya llegó al pueblo, ya lo bajaron hasta puayá a La División; an después lo golvieron a subir a La Playa. Al bastante tiempo ya tenía trájico bastante.

"La montá en el carro era gratis. Don Francisco Arévalo era uno de los que le hacia juerza; pero el carro era del Corregimiento".

EL PADRE CORTÉS ERA MUY ENFERMO...

Cuenta don Nicolás Vega:

"Eso... era muy enjermo; pero él iba a El Cincho y golvía. Se estaba hasta quince días y más, pero no le gustaba mucho dir allá a El Cincho. Él sufría más bien como asma. En El Cincho estaba cuando se puso grave, grave, grave... Entonces, quisieron que fuera gente, to' el que quisiera ir a barrotialo de allá pa'ca. Y ya siguió malo, aunque golvió y se mejoró y ya no pudo golver a El Cincho. Aunque él salía y celebraba la Santa Misa como podía, porque sufría de diarrea, celegraba dijerito. Siguió malo y malo jué, que como a los cuatro días, ya como a las tres de la tarde, se propagó que ya había muerto. Ya como a las cuatro lo taban velando en el templo y así fue to' la noche".

DON PACHO PÉREZ...

Cuenta Don Nicolás Vega:

"Tenía muchos cuentos. Tenía pesa. Yo cargué mucha carne dionde él, pila... Trabajaba onde construyeron la Alcaldía (la primera que construyeron); traía el ganao, arriao desde Mosquito, doce reses y se llenaba la calle. Ahí onde está la Alcaldía hoy, y diay los sacaba y los encerraba al otro lao del playón.

"Él era muy interesao en las cosas de la Iglesia. Y en las procesiones decía: "Las mujeres, paren, los hombres, sigan". Y por eso le ponían parodia, porque decía "las mujeres paren..."; y otra cosa fué, que cuando al Padre le dio como una seca en la ingle, él fué y le dijo que orinara y se bañara con los miaos. Él era así, como muy material pa' hablar".

POR LOS AÑOS DE MIL NOVECIENTOS DIEZ...

Los juegos de los niños eran subir y bajar filos...

Dice Viviana Quintero:

"Nojotros casi no jugábamos. Por ahí cuando no estaba papá, jugábamos a subinos y bajanos de los filos. Papá era muy fregao; cuando él tabay no jugábamos".

LOS PLAYEROS VIAJABAN POCO... LAS NOTICIAS SE DIFUNDÍAN DE BOCA EN BOCA...

"Eso, poco salía la gente; cuando más los papás y los arrieros. No salía uno casi ni pal pueblo; cuando más pa' la misa. Uno sabía que el camino era por el Alto de Las Liscas, a salir a La Piñuela, en Ocaña".

Mi tío Gervacio dice:

"Todo era dia caballo: pa' Bogotá, pa' Cucuta. Las bestias, ya de las cuatro de la tarde, había que dejalas de trabajar, porque entonces no aguantaban. De aquí a Ocaña iba uno en el día y golvía".

"Los que venían contaban. No es como hoy, que se sabe de tuel mundo. Cuandueso era con un boletín; eso lo leían. Pero eso era gente de mucho sentío y se traía un boletín y gente que no sabía ni la "o" iban y lo contaban en la otra casa, todo conforme se había leío".

LA BATALLA DE PALONEGRO (SANTANDER)...

Dice mi tío Gervacio Sánchez:

"Pues casi todos fueron a peliar a Palonegro. Cuanduesa pelea no se veía niún hombre puaquí".

CUANDO MANDÓ OLAYA HERRERA...

Dice mi tía Ana Élcida Sánchez:

"Fue cuando hubo más muertos; eso era pavoroso. Yo recuerdo que en una ocasión vi llegar a Carlos Daniel Luna y a José Antonio Claro, a esconderse por allá. Siendo conservadores, no podían aparecer por ahí. Yo creo que esa gente (los liberales ) dormían de día, y de noche se traían de La Labranza toda esa gente campesina. Vestían camisa amarilla, un sombrero así, con ala achatada y de medio lado. Y uno, pues, temblando en la casa. Y haga disparos en el pueblo...

"En ese tiempo vivía don Gilberto Sanguino, por cierto, casado con la hermana del Padre Fernando Sarmiento. Y ese don Gilberto era el asentista; allá hubo mucho muerto, mataron muchos conservadores".

EN TIEMPOS DE LA GUERRA FRATRICIDA DE LOS MIL DÍAS...

Dice mi tío Gervacio Sánchez:

"Nojotros aguantamos hambre bastante; porque cuando la guerra se acabo todo: la sal, eso no había por ningunita parte. Duró tres años la guerra. Cuandueso no mandaba el partido conservador. Y el que diera una viva en la plaza, era la pena de muerte; y mi abuelo Claudio Sánchez iba por apuesta que él iba y daba tres vivas en la plaza. Y a un caballo negro, le hizo un vestío blanco; ensillaba el caballo blanco, hasta la cola blanca. Y él iba por apuesta que daba tres vivas al partido conservador. Y él llegaba y le quitaba el ajuar y se acostaba a dormir. Y venían, porque sabían que él era muy picaro, venían a ver, y él estaba durmiendo y un caballo negro, allá comiendo en la pesebrera.

"Cuando la guerra, se murió la mayor parte de gente. Cocinaban los frisóles con caldo de caña y todo así, con dulce; la gente se murió, la mayor parte de gente se murió...

"Todo fue que se desafió Uribe Uribe, liberal radical, con Pinzón, conservador. Entonces, se desafiaron, pero tenían harta plata pa' los armamentos. To' el que cogían por delante, lo estripaban a arma blanca, a machete.

"Aquí, a La Playa, entraban batallones, hasta de diez mil hombres. ¡Tremendo...! Eso, abajo del playón, allá principiaban porque el coronel tenía que ir a la cabeza de la fila con su espada.

"Jesús Betancour, un antioqueño que venía en la tropa, tenía una espada que pesaba seis libras. Y se formaban allá y salían aquí. Cuandueso eran un par de casas aquí. Midio, todos los muchachos, teníamos escopetas de palo, abierto el palo así, con una... y se le metía un palito que estaba abierto pa´hacer el tiro. Nos íbamos pallá, pero era paque nos dieran unas yucas. Nos íbamos, Midio y todos esos muchachos que habían aquí, en esa época, y nos ponían una yuca en el hombro. La Labranza era una hacienda de caña y ellos entraban y recogian yucas, cargaban las bestias con yucas y llegaban aquí y mataban una res. Eso, paraíta namás, le zampaban una hoja, una espada desas... Se mecía la res así... y ¡pum...! al suelo. Y a componela... y a todos los ponían en fila. Iban cortando y dándole a cada uno el pedazo e carne pa'que lo asara.

"A nojotros, los muchachos, nos ponían aparte, en fila, paque saliéramos con ellos; pero no nos llevaban... no ve que no podía uno con el rifle, pesaba dieciocho libras la canana y lo menos media arroba de petrecho. Una canana, asi de grande, llenita de pura cáusula; los centurones esos eran así... llenitos. Por ahí como de veinte años lo llevaban a uno; pero eso no recogian gente, diario, no. Aquí, cuando entraba don Jerónimo Bayona con esos ejércitos, que eso se llenaba to' esto, le traían las vacas y se venían a rogale que les dejara las vacas y no los cogieran. Les dejaba las vacas, que se las llevaran, y los mandaba que se fueran.

"Cuandueso el castigo era por arrobas de palo. Cada garrotazo quera puay una libra. O le zampaban dos arrobas, eran cincuenta leñazos y pa' curalo después desa garrotera lo cortaban y lo bañaban con aguasal. Eso quesquera pa' los que se volaban de las filas, los que echaban patrás. Ya pa' los últimos días les tocaba cumese, me jor dicho, puay de lo que agarraban. Esos cueros de ganao ya usaos, les tocaba asalos y echalos a la barriga".

EN PLENA NAVIDAD, HUBO UN INTENTO DE TOMA DEL PUEBLO...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Aquí peliaron... y aquí no había munición ninguna. Obregón, que eso era general, o sería eso, allá en la casa onde vive ahora Aliro Claro. Debajo de la cama se metió Luis José Luna y este Antonio Luna... Tos esos eran capitanes, tos esos, quien sabe onde tarían, y dio la casualidá que salió Felipe Vega hizo el primer tiro, allá ponde queda hoy la casa de Ana, la viuda, (Ana viuda de Luna) quera un rastrojo y con la bala le dio en la frente al general Rico. No dentraron, de allá se devolvieron. ¡Ah! y había una poca de pólvora, que iba a ser la fiesta del Niño (Navidad) y esa pólvora estaba ahí y esos cuetones de arranque. Esos los quemaban de modo a que no levantaran. Y dicen que al general Rico, los que lo trajeron, le decían que eran unas tres casitas blancas. Después el general Rico, al ver el templo de lejos, decía: El frontis muestra que es un gran pueblo, y entonces le repetían que no, que eran unas cuatro casitas, que podían dentrar y era que al general Rico le avisaba la muerte".

LA CAÍDA DE URIBE URIBE... (1914)

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Había una viejita reinosa, de por allá del reino (Boyacá), cocinera del Padre Gerardino; yo estaba, medianón, tenía once años y llegó la abuela y le dijo a papá, que estaba parao ahí en la esquina: Don Jesús María, me levanté de mañanita y había un pajarito que decía (cantadito): Se jodió Uribe, se jodió Uribe. Y le salió el cuento a la vieja.

"A Uribe lo mató el ordenanza de él. Eso, tenían ordenanza; uno sólo, el más hábil, cómo una especie de capitán. Onde Juan Carvajalino pasó mucho tiempo el retrato; la hachuela la metió aquí, en la manga del saco, quién sabe, yo vide el retrato ése y estaban escutiendo, y sacó la hachuela y le abrió la cabeza, el mismo ordenanza.

LOS NIÑOS DE LA PLAYA DE BELÉN, JUGARON A LA GUERRA...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Nojotros hicimos escopetas de palo; abríamos un palo así y le poníamos un triz, así... y nos juntábamos los muchachos más volantones a esperar cuando venían los ejércitos; pero era paque nos dieran una yucas. Nos íbamos allá al playón y nos formaban y nos iban poniendo una yuca en el hombro, pilas de yucas traían de La Labranza, y eran como diez mil hombres. Nojotros jugábamos a la guerra y cogíamos los muchachos y en una casa que estaba en puras paredes y los metíamos allí y poníamos centinelas que iban de aquí pallá y diallá pacá y esos muchachos, que mandaban a traer agua, los reclutabamos y hasta que no llegaba Eduviges Cañizares, un viejo muy bravísimo, garraspiando, entonces sí, dejábamos libres a esos muchachos y corra, sabe..."

Las gentes volvieron al trabajo y había mucho que comer...

Dice VIVIA, como cariñosamente le llamamos los playeros:

"Después que ya la guerra pasó, todos volvieron a trabajar con tranquilidad y abundaba que comer; había yuca, había batata, ahuyamas, mazorca, bollos... Hambre no aguantábamos, nojotros en el campo pal desayuno era cocíos de batata o yuca y a veces arepa".


CUANDO LA PLAYA DE BELÉN SE CONVIRTIÓ EN MUNICIPIO. . .

Cuenta don Nicolás Vega:

"Vendimos cargas de yuca pa' lo del municipio... Nojotros sembrábamos plátano, yuca, maíz, o frisol, aquí en El Tunal. Y eso, tocaba trabajar muchisísimo con el gobierno. Unos daban buenas alegrías, otros, malas y los de Aspasica que eran los del municipio estaban muy bravísimos y varias veces vinieron a peliar. Se daban puay unos cachasos, y al fin, cuando llegó la orden que ya el municipio pa' La Playa, aquí hubo mucha fiesta y allá mucho dolor. Estaba el Padre Cortés y él trabajó mucho".

LAS FIESTAS DE ANTES... LA BANDA "LA GUALICERA"...

Cuenta Martha Vega:

"En las fiestas de antes se gozaba... se bailaba danza, pasillo, valse, música de cuerda... Aquí abajo había una banda: eran los Álvarez. Aquí en Montecitos, la dirigían Trino Durán y Francisco Álvarez; pero eso siacabó. Esa banda era de aquí, desta vereda. Los Álvarez eran... lo que fue Emiliano, Avelino, Francisco, Encarnación, Luciano... esos de una sola casa y después eran Basilio Ascanio, Trino Durán, quera hasta el pistonero, clarinete y Enginio era el contrabajo. La banda la ensayaron aquí abajo en la casa que era de Agapita Bayona y Juancito Álvarez, y ensayaron muchisísimo. El maestro que tuvieron fue Nemesio Pino que venía de Ocaña.

"La primera vez que salió eso jué muy bonito, porque si que habían ensayao la llegada del señor Obispo García Benítez y ya se dieron a conocer y le pusieron el nombre dela GUALICERA, toos eran negros, y trabajaban en las misas del Niño".

Cuenta don Severiano Álvarez:

"El profesor, el que mandaba la banda GUALICERA, era Francisco Álvarez; ese tocaba la cornetica, padrino Luciano tocaba el flautín. Yo le voy a mentar toos los de la banda y sabe que toos eran hermanos. El que no era hermano yo le digo: tenemos, mi tío Francisco, que era el que mandaba, padrino Luciano; mi tío Emiliano, que también tocaba otro pistón, mi tío Rito, tocaba un bajo; mi tío Encarnación, otro bajo segundo, el papá mío tocaba el contrabajo, ese grande. Güeno, esos son los hermanos. Entonces, ahora el negro Víctor Álvarez, es Álvarez, también tocaba otro pistón, Adriano Álvarez, tocaba los platillos, Enrique Álvarez, ese no es hermano, pero es Alvarez, tocaba la caja, Víctor Álvarez tocaba el flautincito, la flautica. Él también es Álvarez, pero no de los hermanos. Son familia por lo Álvarez.

"La banda le pusieron el nombre de GUALICERA poque los tíos míos, el papá mío y el agüelo, eran negros. Esa banda la organizó el maestro Pino de Ocaña. Les gustaba mucho la música. Iban a El Cincho a tocar y los pedían a Convención, los pedían aquí a Pueblo Nuevo y por todueso. Pero en después se fue acabando, porque ya se discordiaron, por política. ¡Vaaah! Unos eran liberales y otros conser vaores y ya, por eso se discordiaron. Ellos ensayaban en la casita que quedaba al bordo del playóncito el bajío ése, por onde se va onde don Efraín Pérez. Ellos vendieron los instrumentos a una banda que s e iba a formar en el pueblo".

LA CONSTRUCCIÓN DEL PUENTE SOBRE EL RÍO ALGODONAL...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Eso fue Erasmo, era el que mandaba en Cúcuta, en el cincuenta y tres. Vino a dirigir la obra un tal Luis Guerrero... y la rompía desas rocas, que cosa tan medroza, pura piedra. Cuánto gastaron hay, cuánto tiempo rompiendo eso... Yo recuerdo, en ese puente demoraron tantisísimo... Eso, hicieron una cosa así, como un armaje de una casa y ahí encima pusieron el puente. En después que ya estuvo seco, ya quitaron toda esa madera y métale pólvora".

LA CONSTRUCCIÓN DEL PARQUE...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Nojotros explanamos tuitico eso, pa' componer la plaza; eso era un piedregal, eso era piedrones así, frente a la Iglesia. Eso le echaban dia dos días a uno pa' venir a explanar".

EL RELOJ DE LA TORRE LO COMPRÓ EL PADRE ANTONIO SANTIAGO...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"El reloj de la torre lo compró el padre Santiago, cada uno le dio de a $100 que cuandueso era plata y ese reloj costó más de cien mil pesos. Paná, porque eso quedó perdío, porque sonaban eran con las campanas y decían los Sánchez de allá de Piritama: "perdimos la platica, no se sabe si será pamisa o paqué será que están dando la horas". Ese si que es pesao, eso, como entre venticinco hombres y no podíamos sacalo de entre el carro. Ese lo trajo Hemel Pérez entre el bus y eso el Padre Santiago de lo más caliente porque no cabía; es que ese Padre era muy bravisísimo, de lo más de abrigao, por que no caían ligero a sacar el reloj".

EL MONOCULTIVO ES UN MAL NUEVO...

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Eso de sembrar pura cebolla es diahora y ahora hasta tres cosechas; antes era una sola cosecha lo quisi hacía; una sola cosecha al año. Antes se sembraba maíz, papa y frisoles; de manera que había pal consumo de la casa. Y ahora arrancan la cosechita y otra güelta a clavar y por eso es que no da y por esa vaina de los venenos; antes no había plaga, cuando más sortijos y ahora con la migaja de plata de la cebolla hay que comprar hasta el agua".

LA GENTE PLAYERA ERA MUY RELIGIOSA...

Cuenta Ana Élcida Sánchez:

"La gente de antes aquí en La Playa era muy piadosa. Ante todo, eso sí, la misa. Lo mismo que como en ese tiempo se usaba de que uno estuviera completamente en ayunas, pues de modo y manera que nadie buscaba su desayuno antes de la misa. Todo mundo se iba a la misa".

Cuenta Gervacio Sánchez:

"Todo ha cambiao, porque diantes eran unos ayunos y aquello era una cosa muy estricta, pa' comulgar no se podía pasar ni agua; había más ceremonias, más respeto por todo. Aqui en La Playa habían familias muy caridosas. En la Semana Santa ayunaban desde el miércoles hasta el Viernes Santo. El desayuno era una onza y una gótica de café y hasta el almuerzo no había logro de pasar na. La limosna de la misa era de cinco centavos, diez centavos; cuando más, don Pacho Pérez, quera muy generoso. Cuando el oro, sacaba tres fichas de a diez y atifaba a tuitico el mundo paque vieran que echaba tres fichas de oro. Era el que más echaba, era que tenía bástante oro".

ESPÍRITU RELIGIOSO DE HACE 50 AÑOS...

Dice Socorro de Bayona:

"Yo, cuando me crié, la gente era muy devota, había adoración perpetua. Yo fui Hija de María, fuí adoradora consagrá y el padre puso un fichero con celadora; y esas adoradoras, adoraban desde las seis de la mañana. Se sentía la hora, el tilín de la campana. To' el día el movimiento de señoras, señoritas y viejas y to' el mundo, iba y venía to' el día; había que sacar ese fichero con el nombre, y las adoradoras mandábanos hacer una misa cantá los primeros jueves del mes. Y había Hora Santa, pagá de las adoradoras y amanecía el Señor puesto; la Santa Hostia puesta toda la noche y adoraba to' la gente. El padre hablaba muy bonito, y to' la congregación era de una cinta roja con la medalla del Santísimo Sacramento y puel medio una cinta blanca, y era un pabellón con un cordón blanco muy lindo y pabellón blanco y pabellón rojo pa' las adoradoras.

"La congregación de las Hijas de María era una cosa muy grande, eran las señoritas. Íbamos a la procesión con una medalla y una cinta azul; yo tengo la medalla. La consagración... eso fue con el misal abierto. El Padre nos hizo dir de vestíos negros y pusimos las manos toas: viejas, solteras, señoras y señoritas y toos a jurar ante el Santísimo no dejarlo un momento durante el día. Fue un juramento prestao ante el Señor puesto y arrodillás.

"Y yo después de casá onde quiera que el marío me novió, yo siempre iba a visitar al Santísimo, porque tengo esa consagración.

"Cuando completábamos la media hora, no nos alevantábamos hasta que no llegara la compañera, a lo que se daba el golpe, llegaban las otras dos y tomaban la banca, y antonces sacaba uno el fichero; por la tarde iba la celadora y las que no iban pues antonces el padre las publicaba en el púlpito y la pena que se pasaba... Cuando era por enfermedad o por mucha obligación, antonces había que mandar remplazo; pero era una cosa linda, to' el pueblo adoraba al Santísimo.

Las adoradoras recogían plata pa' los pobres y visitaban los enjermos; se sacaba una imagen de Cristo pa' recoger plata pa' los que se estaban muriendo y pa' los que estaban graves... ¡Huy! cuandueso si había religión.

No es como ahora, que las señoritas no entran a misa, ni comulgan; cuandueso era una congregación de veinte y treinta señoritas de comunión diaria y los niños eran los "Luises de Gonaga", la cosa más linda! Tan lindos toos los niños, vestíos de blanco y con una cinta verde, con su corbata. Había consejo, había presidente, secretario, había tesorero y había reuniones con el Padre.

Los hombres eran una congregación fija del Santísimo Sacramento, hermanos; y tenían que pagar el mes, dir con medalla al pecho y confesase, comulgar toos; y también habían los hermanos del Sagrado Corazón. Cuandueso era mucha religión: las señoritas eran de mangas aquí (Hasta las muñecas) y cuello aquí (altísimo) y cabellera aquí (cintura). Ninguna señorita se podía arrimar al comulgatorio mientras no vistiera así y el vestío caío a mitá de pierna. La que fuera descubierta no le daban comunión. La misa entre semana era llenecita, era mucho movimiento.

En la medalla de las adoradoras, que era una pequeña elipse de color cenizo, se leía: Corte de amor y reparación al Santísimo Sacramento. Cuando yo me pongo grave me la tiro por encima y con ella me mejoro; yo le tengo mucha fe: cuando me da una picá en la cabeza o cuando me dan los vómitos, la aprieto y me quedo dormida.

 
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