| SOBRE
LA FUNDACIÓN DEL PUEBLO... Cuenta
don Nicolás Vega: "El
puesto pal pueblo lo regaló el agüelo de nojotros, Juan Esteban Vega;
también regaló don Juan Claro y doña María Claro Sanguino,
que tenían la primera casa del pueblo, la que nojotros después llamábamos
la casa de Miña y que ahora la cambiaron. "El agüelo
Juan Esteban vivía ahí onde vive ahora Carmelo Ortiz, esa era la
casa paterna de nojotros y too eso diai p'arriba tenía el nombre de Capellanías". SOBRE
LA HISTORIA, LOS ABUELOS RECUERDAN... Cuenta mi tío
GERVACIO SÁNCHEZ: "Esta región era unas cuantas
fincas cafeteras y hasta ganaderas. El café era plata blanca. Yo no recuerdo
a cómo lo vendían; pero los fuertes (la plata ) se traían
en sacos. La plata no se contaba sino que se pesaba. También había
fichitas dia rial; era una ficha muy chiquitica y los billetes di'a rial eran
así, larguitos y blancos (señala con el dedo, unos seis o siete
centímetros, aproximadamente). Yo era acólito. Yo llenaba una cajita
de fósforos desas larguitas con los ríales que me pagaba el Padre.
"Usté
compraba un rial de pan y le llenaban un saco; un huevo valía un centavo;
una botella de leche, dos centavos. Cuandueso estaba con nojotros el Padre Guillermo
Gerardino, que tuvo aquí más de dieciocho años. Y la misa...
eso no se sabía, todo era en latín". LOS
ESTORAQUES NO TENÍAN VALOR TURÍSTICO... Cuenta
Gervacio Sánchez: "Eso
quedó en puras torres... eso se ha conocío toda la vida. Don Juan
Claro los llamó Estoraques por los güecos esos... puras peñas,
puros guüecos. Eso tenía caña cuando la guerra... había
caña por todo eso, por ahí donde está la imagen de la Virgen,
y unos yucales por tueso. Allá trabajaban Antonio Velásquez, Cristo
Manzano y tuesas gentes viejas. Papá tenía mulas y cuando la guerra,
él había comprao un orillo de caña pa picales; pero cuandueso
no se escuchaba que fuera bonito". DE
1905 a 1910 HUBO DOS ESCUELAS...
Cuenta
don Nicolás Vega: "Había
dos escuelas: el maestro de los varones era don Luis Angarita y el de las niñas
era Dolores Granados; en después sacaron a don Luis y vino don Pedro y
era muy bravisísimo". Cuenta,
mi tío Gervacio Sánchez: "Los profesores diantes
si era porque enseñaban... eso del recreo era una migaja, y era estudien,
muchachos, estudien... y buenas maestras. "La
dijunta Micaela, maestra de primera, tenía un libro que llamaba "Familia
regulada"; ese también lo tenía papá. La pasta era de
badana, y eso que no sabía leer. No leía ahí porque no sabía
como se principaba; tenía una letra grande por toas partes y había
que principiar por esa letra grande que tenía. "Yo
tuve en la escuela antes de la guerra. La profesora era Pachita Rodríguez;
pero cuandueso lo castigaban a uno una cosa bestial y yo era muy malo, porque
yo de tuitico era a burlame, y eso no lo soltaban a uno. El que no salía
con la clase, allá quedaba hincao; lo hincaban en un poco de arena y hasta
le ponían una piedra en ca... mano. Uno iba y eso no lo largaban a uno
a almorzar. Yo le decía a papá: "Yo no güelvo allá",
y él se ponía y me rezaba y váyase otra güelta. Me rezaba
padrenuestros y tuesa vaina, paque fuera y don Rafael Lobo estaba enjermo y él
me dicía la lección y a yo me parecía que era burlándose
de yo". Cuenta,
la señora Ana Élcida Sánchez: "La
escuela era muy estricta... muchísimo orden. Las costuras... cada una tenía
que exponer sus costuras y además, en la hora de costura se rezaba el rosario;
todo era al pie de letra. Y todos los meses las autoridades del pueblo, el principal
era el sacerdote, presenciaban, como calificadores, los exámenes; pero
las maestras eran las que preguntaban. Teníamos uniforme para ir a la Santa
Misa y era blanco con una gorra muy bonita". LA
PLAYA DE BELÉN ERA MUY COMERCIAL:
Cuenta
la señora Ana Élcida Sánchez: "En
tiempos de antes la vida en La Playa era muy trajinada, llegaba muchísima
gente. Había que atenderlos, guardarles la plata; si traían las
cargas, pagar los fletes, esperar que ellos fueran a Ocaña a vender sus
artículos. Luego regresaban a La Playa y hacían sus compras. "Habían
grandes negocios y muy buenos, como el de los papás de Nelson Pacheco,
el de mi esposo Hemel Pérez, el de don Roberto Luna, Juan Guillermo Claro...
"Se
vendía sal, alambre de púas, al por mayor; había agencia
de cerveza Águila y Bavaria. En esos tiempos, como no había carreteras,
ni para El Cincho, ni para Hacarí, ni para Aspasica, ni para Ocaña,
todo eran caminos de herradura. Se salía por Las Liscas, de modo y manera
que la gente que venía de Aspasica, Hacarí, Locutama y demás
fracciones, tenían por allá sus tiendas y entonces venían
a llevar el surtido de los negocios que teníamos en el pueblo. Cuenta
Gervacio Sánchez: "Aquí
había pocas mulas, yo arriaba pal puerto de Gamarra y pa' Ocaña,
pa' Gamarra, me echaba ocho días. Llevábamos cebolla y café
y traíamos pescao y las mulas andaban sin herraduras. Cuando llegaron las
primeras mulas con herraduras, nojotros eso era atifar los botines de las mulas.
La
calle que tiene ese nombre de "Calle de Belén de Jesús"
y que dice que fue fundada en mil ochocientos sesenta y dos, esa calle era toda
empedraíta, era la principal y se llenaba de mulas. Nosotros la llamábamos
la "Calle del Comercio". SE
TRABAJABA MUCHO... Cuenta
Socorro de Bayona: "A uno le ponían muchos oficios,
había telares de tejer fique, telares de tejer ruanas; se trabajaban las
suelas de fique, tejiendo zapatos en capellá pa' señoritas. Había
saca de jabón, había hechura de velas de cebo... Cuandu'eso trabajaban
muchísimo los jóvenes y el maíz, pues tenía uno que
pilalo. Cuandueso no se conocía el maíz ya pilao; había que
pilalo con un pilón y a dos manos; y eso era muy barato... una carga e
maíz valía namás que $2.50, una mano de maúros valía
seis centavos y era una manonona... ¡Todo era tan dao, usté viera!
El café había que molelo por cuarterones de pepa y había
gente que vivía no más en eso, tostando y moliendo café.
De eso se mantenían y vivían. Tenían telares de tejer costales
por cargamentos y gente que armaba pretales y sacaba fique. Cuandueso si era porque
trabajaba la gente y mujeres y tuo el mundo... Y había que andar dijero
porque los papás eran muy bravos. El jabón de tierra lo sacábamos
por arrobas. Papá era puro juete; a uno lo llamaban temprano y el papá
le daba el primer juetazo a la cama y si uno no salía, pues antonces el
juetazo ya era pa' uno". EN
LO REFERENTE AL NOVIAZGO, TODO ERA MUY ESTRICTO... Cuenta
Socorro de Bayona: "Yo
de joven era muy buena moza, muy bonita y no era bruta. Y a uno lo enamoraban
y antonces pedían la entrada a las mamás; pero uno no se casaba
con el que le gustara a uno sino con el que le gustara a los papás... Los
novios los atendían eran las mamás. "Podía
entrar usté a una casa y enamorar una muchacha o le gustara, supongamos,
así le mandaban una carta a uno; entonces se la pasaba uno a la mamá
y si a la mamá le parecía bien, porque la mamá era la que
atendía a los hombres, y ya en después lo llamaban a uno pa'que
saliera a atender al novio. Las cartas eran muy decentes: "respetada señorita,
me atiende..." y le ponían tuesas cositas así a uno, pero muy
decentes. No había, como ahora, tueso de salir puay de abrazo parriba y
pabajo, de paseo, cuandueso no. Cuando el papá decía: "éste
no me conviene", antonces no lo dejaban salir a uno; eso era un asunto muy
delicao". LA LLEGADA DEL PRIMER CARRO...
Cuenta
Don Nicolás Vega: "El
carro era como un tigre pa'uno... Lo vía subir por este playón,
que sumbiaba... era de lejos que lo dejaban ir a atifar a uno... "Y
el miedo desa noche que subió la primera vez, ¡huy que espanto...
virgen pura! To' la gente estaba aulagaa. Idea se tenía que lo iban a subir
esa noche y subió como a las once de la noche. Ese carro era más
material que los que trabajan ahora... era como cuestión de un Jeep. Ve
allá... allá lo subieron. Ya llegó al pueblo, ya lo bajaron
hasta puayá a La División; an después lo golvieron a subir
a La Playa. Al bastante tiempo ya tenía trájico bastante. "La
montá en el carro era gratis. Don Francisco Arévalo era uno de los
que le hacia juerza; pero el carro era del Corregimiento". EL
PADRE CORTÉS ERA MUY ENFERMO...
Cuenta
don Nicolás Vega: "Eso...
era muy enjermo; pero él iba a El Cincho y golvía. Se estaba hasta
quince días y más, pero no le gustaba mucho dir allá a El
Cincho. Él sufría más bien como asma. En El Cincho estaba
cuando se puso grave, grave, grave... Entonces, quisieron que fuera gente, to'
el que quisiera ir a barrotialo de allá pa'ca. Y ya siguió malo,
aunque golvió y se mejoró y ya no pudo golver a El Cincho. Aunque
él salía y celebraba la Santa Misa como podía, porque sufría
de diarrea, celegraba dijerito. Siguió malo y malo jué, que como
a los cuatro días, ya como a las tres de la tarde, se propagó que
ya había muerto. Ya como a las cuatro lo taban velando en el templo y así
fue to' la noche". DON
PACHO PÉREZ... Cuenta
Don Nicolás Vega: "Tenía
muchos cuentos. Tenía pesa. Yo cargué mucha carne dionde él,
pila... Trabajaba onde construyeron la Alcaldía (la primera que construyeron);
traía el ganao, arriao desde Mosquito, doce reses y se llenaba la calle.
Ahí onde está la Alcaldía hoy, y diay los sacaba y los encerraba
al otro lao del playón. "Él
era muy interesao en las cosas de la Iglesia. Y en las procesiones decía:
"Las mujeres, paren, los hombres, sigan". Y por eso le ponían
parodia, porque decía "las mujeres paren..."; y otra cosa fué,
que cuando al Padre le dio como una seca en la ingle, él fué y le
dijo que orinara y se bañara con los miaos. Él era así, como
muy material pa' hablar". POR LOS AÑOS
DE MIL NOVECIENTOS DIEZ... Los
juegos de los niños eran subir y bajar filos... Dice
Viviana Quintero: "Nojotros
casi no jugábamos. Por ahí cuando no estaba papá, jugábamos
a subinos y bajanos de los filos. Papá era muy fregao; cuando él
tabay no jugábamos". LOS
PLAYEROS VIAJABAN POCO... LAS NOTICIAS SE
DIFUNDÍAN DE BOCA EN BOCA... "Eso,
poco salía la gente; cuando más los papás y los arrieros.
No salía uno casi ni pal pueblo; cuando más pa' la misa. Uno sabía
que el camino era por el Alto de Las Liscas, a salir a La Piñuela, en Ocaña".
Mi
tío Gervacio dice: "Todo
era dia caballo: pa' Bogotá, pa' Cucuta. Las bestias, ya de las cuatro
de la tarde, había que dejalas de trabajar, porque entonces no aguantaban.
De aquí a Ocaña iba uno en el día y golvía".
"Los
que venían contaban. No es como hoy, que se sabe de tuel mundo. Cuandueso
era con un boletín; eso lo leían. Pero eso era gente de mucho sentío
y se traía un boletín y gente que no sabía ni la "o"
iban y lo contaban en la otra casa, todo conforme se había leío".
LA BATALLA DE PALONEGRO (SANTANDER)...
Dice
mi tío Gervacio Sánchez: "Pues
casi todos fueron a peliar a Palonegro. Cuanduesa pelea no se veía niún
hombre puaquí". CUANDO
MANDÓ OLAYA HERRERA...
Dice
mi tía Ana Élcida Sánchez: "Fue
cuando hubo más muertos; eso era pavoroso. Yo recuerdo que en una ocasión
vi llegar a Carlos Daniel Luna y a José Antonio Claro, a esconderse por
allá. Siendo conservadores, no podían aparecer por ahí. Yo
creo que esa gente (los liberales ) dormían de día, y de noche se
traían de La Labranza toda esa gente campesina. Vestían camisa amarilla,
un sombrero así, con ala achatada y de medio lado. Y uno, pues, temblando
en la casa. Y haga disparos en el pueblo... "En
ese tiempo vivía don Gilberto Sanguino, por cierto, casado con la hermana
del Padre Fernando Sarmiento. Y ese don Gilberto era el asentista; allá
hubo mucho muerto, mataron muchos conservadores". EN
TIEMPOS DE LA GUERRA FRATRICIDA DE LOS MIL DÍAS... Dice
mi tío Gervacio Sánchez: "Nojotros
aguantamos hambre bastante; porque cuando la guerra se acabo todo: la sal, eso
no había por ningunita parte. Duró tres años la guerra. Cuandueso
no mandaba el partido conservador. Y el que diera una viva en la plaza, era la
pena de muerte; y mi abuelo Claudio Sánchez iba por apuesta que él
iba y daba tres vivas en la plaza. Y a un caballo negro, le hizo un vestío
blanco; ensillaba el caballo blanco, hasta la cola blanca. Y él iba por
apuesta que daba tres vivas al partido conservador. Y él llegaba y le quitaba
el ajuar y se acostaba a dormir. Y venían, porque sabían que él
era muy picaro, venían a ver, y él estaba durmiendo y un caballo
negro, allá comiendo en la pesebrera. "Cuando
la guerra, se murió la mayor parte de gente. Cocinaban los frisóles
con caldo de caña y todo así, con dulce; la gente se murió,
la mayor parte de gente se murió... "Todo
fue que se desafió Uribe Uribe, liberal radical, con Pinzón, conservador.
Entonces, se desafiaron, pero tenían harta plata pa' los armamentos. To'
el que cogían por delante, lo estripaban a arma blanca, a machete.
"Aquí,
a La Playa, entraban batallones, hasta de diez mil hombres. ¡Tremendo...!
Eso, abajo del playón, allá principiaban porque el coronel tenía
que ir a la cabeza de la fila con su espada. "Jesús
Betancour, un antioqueño que venía en la tropa, tenía una
espada que pesaba seis libras. Y se formaban allá y salían aquí.
Cuandueso eran un par de casas aquí. Midio, todos los muchachos, teníamos
escopetas de palo, abierto el palo así, con una... y se le metía
un palito que estaba abierto pa´hacer el tiro. Nos íbamos pallá,
pero era paque nos dieran unas yucas. Nos íbamos, Midio y todos esos muchachos
que habían aquí, en esa época, y nos ponían una yuca
en el hombro. La Labranza era una hacienda de caña y ellos entraban y recogian
yucas, cargaban las bestias con yucas y llegaban aquí y mataban una res.
Eso, paraíta namás, le zampaban una hoja, una espada desas... Se
mecía la res así... y ¡pum...! al suelo. Y a componela...
y a todos los ponían en fila. Iban cortando y dándole a cada uno
el pedazo e carne pa'que lo asara. "A
nojotros, los muchachos, nos ponían aparte, en fila, paque saliéramos
con ellos; pero no nos llevaban... no ve que no podía uno con el rifle,
pesaba dieciocho libras la canana y lo menos media arroba de petrecho. Una canana,
asi de grande, llenita de pura cáusula; los centurones esos eran así...
llenitos. Por ahí como de veinte años lo llevaban a uno; pero eso
no recogian gente, diario, no. Aquí, cuando entraba don Jerónimo
Bayona con esos ejércitos, que eso se llenaba to' esto, le traían
las vacas y se venían a rogale que les dejara las vacas y no los cogieran.
Les dejaba las vacas, que se las llevaran, y los mandaba que se fueran. "Cuandueso
el castigo era por arrobas de palo. Cada garrotazo quera puay una libra. O le
zampaban dos arrobas, eran cincuenta leñazos y pa' curalo después
desa garrotera lo cortaban y lo bañaban con aguasal. Eso quesquera pa'
los que se volaban de las filas, los que echaban patrás. Ya pa' los últimos
días les tocaba cumese, me jor dicho, puay de lo que agarraban. Esos cueros
de ganao ya usaos, les tocaba asalos y echalos a la barriga". EN
PLENA NAVIDAD, HUBO UN INTENTO DE TOMA DEL PUEBLO...
Cuenta
Gervacio Sánchez: "Aquí
peliaron... y aquí no había munición ninguna. Obregón,
que eso era general, o sería eso, allá en la casa onde vive ahora
Aliro Claro. Debajo de la cama se metió Luis José Luna y este Antonio
Luna... Tos esos eran capitanes, tos esos, quien sabe onde tarían, y dio
la casualidá que salió Felipe Vega hizo el primer tiro, allá
ponde queda hoy la casa de Ana, la viuda, (Ana viuda de Luna) quera un rastrojo
y con la bala le dio en la frente al general Rico. No dentraron, de allá
se devolvieron. ¡Ah! y había una poca de pólvora, que iba
a ser la fiesta del Niño (Navidad) y esa pólvora estaba ahí
y esos cuetones de arranque. Esos los quemaban de modo a que no levantaran. Y
dicen que al general Rico, los que lo trajeron, le decían que eran unas
tres casitas blancas. Después el general Rico, al ver el templo de lejos,
decía: El frontis muestra que es un gran pueblo, y entonces le repetían
que no, que eran unas cuatro casitas, que podían dentrar y era que al general
Rico le avisaba la muerte".
LA CAÍDA DE URIBE URIBE... (1914) Cuenta
Gervacio Sánchez: "Había
una viejita reinosa, de por allá del reino (Boyacá), cocinera del
Padre Gerardino; yo estaba, medianón, tenía once años y llegó
la abuela y le dijo a papá, que estaba parao ahí en la esquina:
Don Jesús María, me levanté de mañanita y había
un pajarito que decía (cantadito): Se jodió Uribe, se jodió
Uribe. Y le salió el cuento a la vieja. "A Uribe lo mató
el ordenanza de él. Eso, tenían ordenanza; uno sólo, el más
hábil, cómo una especie de capitán. Onde Juan Carvajalino
pasó mucho tiempo el retrato; la hachuela la metió aquí,
en la manga del saco, quién sabe, yo vide el retrato ése y estaban
escutiendo, y sacó la hachuela y le abrió la cabeza, el mismo ordenanza.
LOS
NIÑOS DE LA PLAYA DE BELÉN, JUGARON A LA GUERRA...
Cuenta
Gervacio Sánchez: "Nojotros
hicimos escopetas de palo; abríamos un palo así y le poníamos
un triz, así... y nos juntábamos los muchachos más volantones
a esperar cuando venían los ejércitos; pero era paque nos dieran
una yucas. Nos íbamos allá al playón y nos formaban y nos
iban poniendo una yuca en el hombro, pilas de yucas traían de La Labranza,
y eran como diez mil hombres. Nojotros jugábamos a la guerra y cogíamos
los muchachos y en una casa que estaba en puras paredes y los metíamos
allí y poníamos centinelas que iban de aquí pallá
y diallá pacá y esos muchachos, que mandaban a traer agua, los reclutabamos
y hasta que no llegaba Eduviges Cañizares, un viejo muy bravísimo,
garraspiando, entonces sí, dejábamos libres a esos muchachos y corra,
sabe..." Las
gentes volvieron al trabajo y había mucho que comer... Dice
VIVIA, como cariñosamente le llamamos los playeros: "Después
que ya la guerra pasó, todos volvieron a trabajar con tranquilidad y abundaba
que comer; había yuca, había batata, ahuyamas, mazorca, bollos...
Hambre no aguantábamos, nojotros en el campo pal desayuno era cocíos
de batata o yuca y a veces arepa".
CUANDO LA PLAYA DE BELÉN SE CONVIRTIÓ EN
MUNICIPIO. . .
Cuenta
don Nicolás Vega: "Vendimos
cargas de yuca pa' lo del municipio... Nojotros sembrábamos plátano,
yuca, maíz, o frisol, aquí en El Tunal. Y eso, tocaba trabajar muchisísimo
con el gobierno. Unos daban buenas alegrías, otros, malas y los de Aspasica
que eran los del municipio estaban muy bravísimos y varias veces vinieron
a peliar. Se daban puay unos cachasos, y al fin, cuando llegó la orden
que ya el municipio pa' La Playa, aquí hubo mucha fiesta y allá
mucho dolor. Estaba el Padre Cortés y él trabajó mucho".
LAS
FIESTAS DE ANTES... LA BANDA "LA GUALICERA"... Cuenta
Martha Vega: "En
las fiestas de antes se gozaba... se bailaba danza, pasillo, valse, música
de cuerda... Aquí abajo había una banda: eran los Álvarez.
Aquí en Montecitos, la dirigían Trino Durán y Francisco Álvarez;
pero eso siacabó. Esa banda era de aquí, desta vereda. Los Álvarez
eran... lo que fue Emiliano, Avelino, Francisco, Encarnación, Luciano...
esos de una sola casa y después eran Basilio Ascanio, Trino Durán,
quera hasta el pistonero, clarinete y Enginio era el contrabajo. La banda la ensayaron
aquí abajo en la casa que era de Agapita Bayona y Juancito Álvarez,
y ensayaron muchisísimo. El maestro que tuvieron fue Nemesio Pino que venía
de Ocaña. "La
primera vez que salió eso jué muy bonito, porque si que habían
ensayao la llegada del señor Obispo García Benítez y ya se
dieron a conocer y le pusieron el nombre dela GUALICERA, toos eran negros, y trabajaban
en las misas del Niño". Cuenta
don Severiano Álvarez: "El
profesor, el que mandaba la banda GUALICERA, era Francisco Álvarez; ese
tocaba la cornetica, padrino Luciano tocaba el flautín. Yo le voy a mentar
toos los de la banda y sabe que toos eran hermanos. El que no era hermano yo le
digo: tenemos, mi tío Francisco, que era el que mandaba, padrino Luciano;
mi tío Emiliano, que también tocaba otro pistón, mi tío
Rito, tocaba un bajo; mi tío Encarnación, otro bajo segundo, el
papá mío tocaba el contrabajo, ese grande. Güeno, esos son
los hermanos. Entonces, ahora el negro Víctor Álvarez, es Álvarez,
también tocaba otro pistón, Adriano Álvarez, tocaba los platillos,
Enrique Álvarez, ese no es hermano, pero es Alvarez, tocaba la caja, Víctor
Álvarez tocaba el flautincito, la flautica. Él también es
Álvarez, pero no de los hermanos. Son familia por lo Álvarez.
"La
banda le pusieron el nombre de GUALICERA poque los tíos míos, el
papá mío y el agüelo, eran negros. Esa banda la organizó
el maestro Pino de Ocaña. Les gustaba mucho la música. Iban a El
Cincho a tocar y los pedían a Convención, los pedían aquí
a Pueblo Nuevo y por todueso. Pero en después se fue acabando, porque ya
se discordiaron, por política. ¡Vaaah! Unos eran liberales y otros
conser vaores y ya, por eso se discordiaron. Ellos ensayaban en la casita que
quedaba al bordo del playóncito el bajío ése, por onde se
va onde don Efraín Pérez. Ellos vendieron los instrumentos a una
banda que s e iba a formar en el pueblo".
LA
CONSTRUCCIÓN DEL PUENTE SOBRE EL RÍO ALGODONAL...
Cuenta
Gervacio Sánchez: "Eso
fue Erasmo, era el que mandaba en Cúcuta, en el cincuenta y tres. Vino
a dirigir la obra un tal Luis Guerrero... y la rompía desas rocas, que
cosa tan medroza, pura piedra. Cuánto gastaron hay, cuánto tiempo
rompiendo eso... Yo recuerdo, en ese puente demoraron tantisísimo... Eso,
hicieron una cosa así, como un armaje de una casa y ahí encima pusieron
el puente. En después que ya estuvo seco, ya quitaron toda esa madera y
métale pólvora". LA
CONSTRUCCIÓN DEL PARQUE... Cuenta
Gervacio Sánchez: "Nojotros
explanamos tuitico eso, pa' componer la plaza; eso era un piedregal, eso era piedrones
así, frente a la Iglesia. Eso le echaban dia dos días a uno pa'
venir a explanar". EL
RELOJ DE LA TORRE LO COMPRÓ EL PADRE ANTONIO SANTIAGO...
Cuenta
Gervacio Sánchez: "El
reloj de la torre lo compró el padre Santiago, cada uno le dio de a $100
que cuandueso era plata y ese reloj costó más de cien mil pesos.
Paná, porque eso quedó perdío, porque sonaban eran con las
campanas y decían los Sánchez de allá de Piritama: "perdimos
la platica, no se sabe si será pamisa o paqué será que están
dando la horas". Ese si que es pesao, eso, como entre venticinco hombres
y no podíamos sacalo de entre el carro. Ese lo trajo Hemel Pérez
entre el bus y eso el Padre Santiago de lo más caliente porque no cabía;
es que ese Padre era muy bravisísimo, de lo más de abrigao, por
que no caían ligero a sacar el reloj". EL
MONOCULTIVO ES UN MAL NUEVO... Cuenta
Gervacio Sánchez: "Eso
de sembrar pura cebolla es diahora y ahora hasta tres cosechas; antes era una
sola cosecha lo quisi hacía; una sola cosecha al año. Antes se sembraba
maíz, papa y frisoles; de manera que había pal consumo de la casa.
Y ahora arrancan la cosechita y otra güelta a clavar y por eso es que no
da y por esa vaina de los venenos; antes no había plaga, cuando más
sortijos y ahora con la migaja de plata de la cebolla hay que comprar hasta el
agua". LA
GENTE PLAYERA ERA MUY RELIGIOSA... Cuenta
Ana Élcida Sánchez: "La
gente de antes aquí en La Playa era muy piadosa. Ante todo, eso sí,
la misa. Lo mismo que como en ese tiempo se usaba de que uno estuviera completamente
en ayunas, pues de modo y manera que nadie buscaba su desayuno antes de la misa.
Todo mundo se iba a la misa". Cuenta
Gervacio Sánchez: "Todo
ha cambiao, porque diantes eran unos ayunos y aquello era una cosa muy estricta,
pa' comulgar no se podía pasar ni agua; había más ceremonias,
más respeto por todo. Aqui en La Playa habían familias muy caridosas.
En la Semana Santa ayunaban desde el miércoles hasta el Viernes Santo.
El desayuno era una onza y una gótica de café y hasta el almuerzo
no había logro de pasar na. La limosna de la misa era de cinco centavos,
diez centavos; cuando más, don Pacho Pérez, quera muy generoso.
Cuando el oro, sacaba tres fichas de a diez y atifaba a tuitico el mundo paque
vieran que echaba tres fichas de oro. Era el que más echaba, era que tenía
bástante oro". ESPÍRITU
RELIGIOSO DE HACE 50 AÑOS... Dice
Socorro de Bayona: "Yo,
cuando me crié, la gente era muy devota, había adoración
perpetua. Yo fui Hija de María, fuí adoradora consagrá y
el padre puso un fichero con celadora; y esas adoradoras, adoraban desde las seis
de la mañana. Se sentía la hora, el tilín de la campana.
To' el día el movimiento de señoras, señoritas y viejas y
to' el mundo, iba y venía to' el día; había que sacar ese
fichero con el nombre, y las adoradoras mandábanos hacer una misa cantá
los primeros jueves del mes. Y había Hora Santa, pagá de las adoradoras
y amanecía el Señor puesto; la Santa Hostia puesta toda la noche
y adoraba to' la gente. El padre hablaba muy bonito, y to' la congregación
era de una cinta roja con la medalla del Santísimo Sacramento y puel medio
una cinta blanca, y era un pabellón con un cordón blanco muy lindo
y pabellón blanco y pabellón rojo pa' las adoradoras. "La
congregación de las Hijas de María era una cosa muy grande, eran
las señoritas. Íbamos a la procesión con una medalla y una
cinta azul; yo tengo la medalla. La consagración... eso fue con el misal
abierto. El Padre nos hizo dir de vestíos negros y pusimos las manos toas:
viejas, solteras, señoras y señoritas y toos a jurar ante el Santísimo
no dejarlo un momento durante el día. Fue un juramento prestao ante el
Señor puesto y arrodillás. "Y
yo después de casá onde quiera que el marío me novió,
yo siempre iba a visitar al Santísimo, porque tengo esa consagración.
"Cuando
completábamos la media hora, no nos alevantábamos hasta que no llegara
la compañera, a lo que se daba el golpe, llegaban las otras dos y tomaban
la banca, y antonces sacaba uno el fichero; por la tarde iba la celadora y las
que no iban pues antonces el padre las publicaba en el púlpito y la pena
que se pasaba... Cuando era por enfermedad o por mucha obligación, antonces
había que mandar remplazo; pero era una cosa linda, to' el pueblo adoraba
al Santísimo. Las adoradoras recogían plata pa' los pobres
y visitaban los enjermos; se sacaba una imagen de Cristo pa' recoger plata pa'
los que se estaban muriendo y pa' los que estaban graves... ¡Huy! cuandueso
si había religión. No
es como ahora, que las señoritas no entran a misa, ni comulgan; cuandueso
era una congregación de veinte y treinta señoritas de comunión
diaria y los niños eran los "Luises de Gonaga", la cosa más
linda! Tan lindos toos los niños, vestíos de blanco y con una cinta
verde, con su corbata. Había consejo, había presidente, secretario,
había tesorero y había reuniones con el Padre. Los
hombres eran una congregación fija del Santísimo Sacramento, hermanos;
y tenían que pagar el mes, dir con medalla al pecho y confesase, comulgar
toos; y también habían los hermanos del Sagrado Corazón.
Cuandueso era mucha religión: las señoritas eran de mangas aquí
(Hasta las muñecas) y cuello aquí (altísimo) y cabellera
aquí (cintura). Ninguna señorita se podía arrimar al comulgatorio
mientras no vistiera así y el vestío caío a mitá de
pierna. La que fuera descubierta no le daban comunión. La misa entre semana
era llenecita, era mucho movimiento. En la medalla de las adoradoras,
que era una pequeña elipse de color cenizo, se leía: Corte de amor
y reparación al Santísimo Sacramento. Cuando yo me pongo grave me
la tiro por encima y con ella me mejoro; yo le tengo mucha fe: cuando me da una
picá en la cabeza o cuando me dan los vómitos, la aprieto y me quedo
dormida. | |