¡NO ME DIGA TÍO, ¿OYÓ?
Por Orlando Clavijo Torrado

 

 

En Colombia y Venezuela es común dar el título de doctor a todo profesional universitario. Así, obedeciendo a una tradición señorial, hablamos del doctor Virgilio Barco, que era ingeniero, del doctor Alberto Lleras Camargo, que no fue ni bachiller pero ganó doctorados honoris causa, del doctor Juan Manuel Santos, el actual presidente de la República, un economista, y hasta - sólo por consideración a su dignidad - del doctor Angelino Garzón, el vicepresidente, un activo sindicalista. El máximo título y trato que se oye dentro de algunos estratos, incluso de profesionales, es el de "don". Aunque en verdad tal tratamiento es democrático y pretende aplicar a todos el mismo rasero, lamentablemente, para ellos, no es signo de inteligencia, denota ordinariez.

Bien: convengamos en que tales estratos a nadie llamen doctor, pero hay algo más inaceptable: el tratamiento en boga de "jefe", "patrón", "tío", "papá", "mi rey", "madre", "mami", "mamita", "mi reina", "mi amor", "príncipe", "varón", "galán", "calidad", "parcero" y el "caballero" con cierto tonito. De pronto la gente que utiliza las expresiones "jefe" y "patrón" las encuentran refinadas, pero ignoran que ellos mismos se están rebajando a sirvientes y esclavos al mando de un amo. A mí todo ello me suena detestable y cuando el portero o el bombero o el embolador me dicen tío, al momento reflexiono: ¿este bicho es hijo de cuál hermana mía?, pero no me desgasto en discusiones porque sé que no van a entender.

Por el contrario, un excelente amigo y colega, actualmente vinculado a la Defensoría Pública, quisquilloso en extremo y cascarrabias, no tiene pelos en la lengua para decirle a quien le "falte al respeto": "A mi dígame defensor, doctor, don Fulano, señor tal, pero no me diga tío porque yo no soy su tío por ningún lado". A otro le canta: "No me calumnie; yo no soy su papá porque ni conozco a su mamá, ¿oyó?". A quien le dice hermano tampoco le acepta: "¿Hermano de parte de padre o de madre?; mi mamá no tuvo hijos sino con mi papá, no sé la suya con cuántos hombres". Si el aludido lo captó bien, le mentó la madre. A otro impertinente que lo trata de jefe o patrón lo emplaza: "¿Usted en qué empresa u oficina mía trabaja que no lo he visto?".
En conclusión, es mejor, como dicen por ahí, jalarle al respetico. Por cultura, por elegancia, por convivencia.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com
24 de marzo de 2012.