BOLÍVAR DEFORMADO
Por Orlando Clavijo Torrado

 

 

Es admirable la sumisión que ha logrado Hugo Chávez de sus seguidores; ya estos le enajenaron su voluntad y sus sentimientos; puede afirmarse que los tiene robotizados, peor aún, idiotizados. En efecto, una vez presenciamos por televisión que arremetió contra Jesucristo, la Iglesia Católica, el papa y los obispos venezolanos, y había que ver la ovación que recibió; luego, con motivo de su misteriosa enfermedad, le imploró a Jesús Nazareno que le diera más días de vida a cambio de soportar su cruz y sus espinas: sus fanáticos rabiaban de aplausos. Uno contempla la multitud que lo rodea y llega a explicarse que se deje electrizar por sus palabras como ha ocurrido en la historia con muchos oradores populacheros: es un fenómeno ya estudiado entre otros por Gustave Le Bon en su obra La Psicología de las masas. Lo incomprensible es que muy cerca de Chávez aparecen personas que dan la apariencia de serias e intelectuales, y que sean las que encabecen las palmas por cualquier cosa que diga, no importa lo absurdo que suene.

Eso ocurrió en días pasados en que el extraño mandatario venezolano develó la imagen del nuevo rostro del Libertador Simón Bolívar. Así se tratara de la estampa de un mico, la aclamación de los áulicos hubiera sido cerrada. Los "científicos" hicieron bien el trabajo, a complacencia de su patrono, que les pidió un resultado lo más parecido a él, con sus rasgos fisonómicos de afrodescendiente.

Bolívar distaba de ser un adonis, al estilo del general José María Córdova, pero tampoco asustaba, en prueba de lo cual está el éxito que tenía con las mujeres.

El rostro del Genio de América en sus diversas edades quedó plasmado en retratos al óleo por pintores contemporáneos. Entre los retratos más conocidos se encuentra el realizado en 1825 por el peruano José Gil de Castro, para quien el Libertador posó, ¿y que ahora nos venga el ex coronel Chávez con el cuento de que por fin vamos a conocer cómo era realmente el héroe? Debiera confesar que así es como él quiere que veamos al prototipo que en su delirio afirma que reencarna.

Semejantes exabruptos ocurren cuando la ideología política sojuzga y moldea todas las expresiones culturales. Con negar las raíces españolas de Bolívar no se le rinde tributo a la amalgama de indios, mestizos, negros y mulatos que fundió nuestra raza, cual lo predica Chávez al presentar al Padre de la Patria como el crisol de todos esos elementos.

¡Pobre Bolívar! Debe de estar revolcándose en la tumba y pugnando porque Chávez le oiga sus reclamos:¡No abuses, chico, yo no era así de horrible y no tengo la culpa de que tú seas tan feo y por eso mandes que cambien mi retrato! ¡Tú te podrás parecer al diablo, pero a mí no, cónchale!

En definitiva, sigamos admirando y venerando al Bolívar nunca desmentido de la nutrida galería que nos dejaron los pintores de su época, y no le pongamos atención a los desvaríos del deschavetado de Chávez.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com

29 de julio de 2012.