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El
templo del Sagrado Corazón de Jesús en el barrio La Riviera de Cúcuta
se hallaba colmado a las cuatro de la tarde del pasado jueves 10 de mayo para
la celebración del funeral de este quijote ocañero de la medicina
y de las obras de caridad, muerto a los 65 años de edad. En sí,
su figura enjuta evocaba al Caballero de la Mancha. La
colonia ocañera estaba lujosamente representada. Entre las personalidades
que asistieron se distinguió el exgobernador Juan Alcides Santaella. La
Academia de Historia del Norte de Santander también se unió al tributo
con la presencia de sus dignatarios y miembros. Tal
sería el compromiso del doctor Boanerge con sus pacientes pobres que incluso
anhelaba atenderlos ese jueves que la Iglesia elevaba plegarias por su alma; su
dolencia le había debilitado las fuerzas físicas pero no su ánimo,
y puede afirmarse que hasta el instante postrero cumplió con su entrega
de bondad y servicio. La bandera de María Auxiliadora cubría su
féretro en señal de reconocimiento por ser uno de los más
fervientes pregoneros; su catolicismo vivo lo patentizó en esa devoción,
en práctica entusiasta, en escritos y en la participación en un
programa de la emisora de la diócesis de Cúcuta Vox Dei, en que
abordaba tanto el testimonio de fe y propagación del mensaje cristiano
como la enseñanza y los consejos para mejorar y conservar la salud. El
padre Eloy Mora, párroco del Sagrado Corazón de Jesús, su
párroco, confesor y amigo, logró resaltar con elocuencia en la homilía
esos carismas de piedad y apostolado del doctor Boanerge, y aquellos dones de
sencillez y mansedumbre durante toda su existencia y al final la digna y serena
aceptación de los designios divinos. Por
su parte, Rafael Álvarez, otro benemérito y bondadoso médico
de la provincia, mostró en una breve alocución qué gran ocañero
era Bonanerge Lobo Carvajalino, cuánto quería a su tierra y cuánto
la recordaba y la honraba. Dejó
una obra que tituló Monografía de la Provincia de Ocaña que
contiene sus voces propias y dichos, su gastronomía con explicación
de las recetas para preparar nuestros platos emblemáticos, y comentarios
variados, todo lo cual lo remata con el tema que él dominaba y lo cautivaba,
las enfermedades, pero, sobre todo, su prevención. ¡Qué
bella y fructífera misión cumplió en la tierra Boanerge Lobo
Carvajalino! Aquí no es protocolario decir que su vida fue meritoria y
ejemplar porque en verdad lo fue, con pasión y desinterés, tras
la verdad y la virtud. Su
hermano, el doctor Luis Eduardo, nuestro compañero en las Academias de
Historia del Norte de Santander y de Ocaña, sabe con qué sentimiento
de solidaridad lo estamos acompañando. | ||||||