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El
tiempo no detiene su marcha pero hay recuerdos que se mantienen La época del colegio es y será una de las cosas que más añoro de La Playa, los amigos que ya hace tanto no veo, de los que me entero ya por mensajes de correo, por un saludo en Internet o una corta llamada de cumpleaños que casi siempre nos hacemos. ¡Qué diferente fue la vida hace unos años! Era mucho más sencillo cuando la preocupación más grande era ganarle a los de 11 el campeonato de micro o de basket, conseguir los 3 daticos de rigor del elemento que estábamos conociendo en medio ambiente, llevar abono para sembrar arbolitos de navidad, organizar un encuentro cultural, una izada de bandera y una salida con la banda marcial.
Recuerdo con nostalgia los días previos a la inauguración de los juegos Interclases, los ensayos con la banda marcial, dando vueltas a la cancha mientras los profesores se empeñaban en enseñarnos a marchar en completo orden y en completo silencio (como si eso se pudiera lograr en serio). Ya cumplida la cuota de ensayo con todo el colegio, seguía el verdadero ensayo con la banda. El profesor Nayler se empeñaba en hacernos los mejores, y logró muchas buenas cosas, aunque creo que más que ser músicos queríamos divertirnos con nuestros amigos, y eso si que lo hacíamos. Los ensayos eran el mejor momento de la jornada académica, eran ese espacio de esparcimiento, de alegría y si alguien daba papaya, cosa que siempre pasaba, también servían para burlarnos un poco. No se me olvidan comentarios como: "Mire al frente o es que ¿necesita que le traigamos al hijo de "Pepito Pérez" y lo pongamos acá para que se concentre en las batutas?" "Es que a este muchacho lo tienen enamorado" "Las de las liras ¿será que están pensando en los hermanitos González (por poner un apellido)?" Anécdotas hay muchas, creo que tendríamos que escribir bastante si nos diera por contarlas… Inolvidables las canciones de moda que salían a flote en los ensayos, siempre a cargo de Nayller (Hijo), Lalo León, David Claro, Pedro Barbosa (Hijo) y bueno, todos los demás que apoyábamos la improvisación de alguna forma. El gran día lo esperábamos por un motivo diferente al que todo el mundo creyera, siempre estábamos a la expectativa de conocer el nuevo look, la nueva moda que impondrían los muchachos de la banda que podía ir desde pintarse el cabello de colores hasta raparse. Después del desfile por las calles del pueblo, la ceremonia oficial de inauguración venía ahora si en serio la lucha por demostrar cual grupo era el mejor del campeonato. Y mientras el equipo se debatía cara a cara con sus oponentes unos más difíciles que otros, los demás se dedicaban a hacer barra o a aprovechar esos momentos para compartir con los amigos. Nunca olvidaré los clásicos de mi generación, los partidos entre mi promoción la del 2003 y la promoción 2002… esos si que eran partidos muy duros, pero eran los que más nos gustaban. Los que jugábamos con la promoción 2004 eran más de competencia, de demostrar quienes eran los mejores y en los partidos femeninos salíamos un poco golpeadas, porque acá la única opción era ganar y a veces se ponía pesado el ambiente. Muchas veces ganábamos, otras cuantas perdíamos y cuando esto pasaba decía Jhon: "Jugamos como nunca… y perdimos como siempre" y la sensación de impotencia estallaba en risas y quedábamos preparados para un próximo partido.
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