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cambió de casa, se fue al cielo nuestro entrañable y gran amigo
Oscar Arévalo Cate, un hombre ejemplar, bueno, amable y solidario;
cumplió en esta vida con la misión que Dios le encomendó.
Como padre, al lado de su esposa Débora, supo educar con amor y esfuerzo
a sus 11 hijos. Silencioso
y sin aspavientos, como fue su carácter, logró conformar una red
familiar sólida; su sueño no fue el de obtener bienes o amasar una
fortuna, su sueño fue el de ver a sus hijos profesionales, pero sobre todo,
personas buenas. Sueño que logró ver cumplido. Un verdadero
ejemplo a seguir, hoy cuando muchos nos confundimos y nos asustamos con la crianza
y educación de uno o dos hijos. |
Cate
Arévalo fue por muchos años el guardián de nuestros Estoraques,
vivió en la casa campesina que muchos playeros reconocemos en las postales
del Área Natural Única, allí cultivó con esmero, no
solamente la tierra, sino el cariño de paisanos y amigos que, camino a
los Estoraques, nos dábamos la pasadita por la casa a saludar, conversar
y compartir un tinto playero; visita que hacía parte del delicioso paseo.
Cate
se marchó tranquilamente y en paz el día de hoy, 22 de noviembre,
rodeado del amor de esa gran familia que construyeron con su esposa, hijos, yernos,
nueras y nietos y del cariño de quienes le conocimos. Acompañamos
de corazón a Doña Débora a sus hijos Yesid, Janeth, Doris,
Uriel, Dagoberto, Alvaro, Leonardo, Judith, Astrid, Mauricio y Marcela. Un Playero
ejemplar, para recordar y no olvidar. | |