GRAVE
SITUACIÓN DE VIOLENCIA EN LA CIUDAD Y PROVINCIA DE OCAÑA Luis Eduardo Páez García |
Apreciados
amigos: Dada la situación de orden público que afecta la región de Ocaña, varios representantes de la Sociedad Civil ocañera hemos redactado el presente oficio al señor Presidente de la República, con copia a ONGs internacionales y de Derechos Humanos nacionales y extranjeros. En el mismo sentido, se enviarán copias del mismo documento al la Gobernación de Norte de Santander, Defensoría del Pueblo y prensa internacional. Como podrán observar, se hace en el documento, un recuento histórico más o menos completo, basado en noticias de prensa escrita y radial y en testimonios de personas afectadas por los hechos violentos que se han registrado. Esperamos sus comentarios y, si es posible, que las colonias provinciales tengan en cuenta lo aquí descrito para que se hagan pronunciamientos similares desde las diversas ciudades en las cuales existan grupos organizados de paisanos. Cordialmente, Luis Eduardo Páez García Ocaña, 18 de septiembre de 2006 Doctor Respetado señor Presidente: Los abajo firmantes, representantes de la Sociedad Civil ocañera, denunciamos ante usted, ante la opinión pública nacional y ante los organismos de seguridad del Estado, entidades colombianas e internacionales de defensa de los Derechos Humanos y organizaciones independientes de la prensa libre, la grave situación de violencia por la que atraviesa la ciudad y Provincia de Ocaña, en el departamento Norte de Santander, República de Colombia, cuyos antecedentes inmediatos señalamos, así: 1.
2004.
21 de septiembre: El doctor Yebrail Haddad
Linero, Personero Municipal de Ocaña, recibe amenazas contra su vida a
través del teléfono, primero, y luego por medio de un "sufragio",
que culminan con la presentación de su renuncia irrevocable. El joven abogado
y escritor y académico venía desarrollando una excelente labor en
defensa de los intereses generales de la comunidad y los Derechos Humanos, 2.
El periodista Jaime Ripoll Carvajal, de la U FM Estéreo, emisora de la
Universidad Francisco de Paula Santander, es amenazado telefónicamente
por haber concedido una entrevista al ex-alcalde de Ocaña, doctor Francisco
Antonio Coronel Julio, quien había cuestionado la actual administración
municipal. 3.
2005, abril. La comisaria de Familia, doctora
Yolima López denuncia ante los medios de comunicación, amenazas
contra su vida. 4.
Abril. En la Vereda Venadillo (Ocaña)
registran el descubrimiento de cadáveres de varias personas asesinadas
con disparos de arma de fuego. 5.
Abril. Comienzan a reseñarse periodísticamente,
víctimas de los campos minados en el municipio de El Tarra (zona del Catatumbo). 6.
Abril. El alcalde del municipio de Hacarí
es víctima de un atentado contra su vida, hecho protagonizado por las FARC. 7.
Comerciantes de Ocaña denuncian extorsiones en el mercado público
por parte de personas no identificadas. 8.
El corregimiento de Aguas Claras se convierte en escenario de varias muertes. 9.
Agosto. Los miembros del Comité
de Seguimiento al Pacto por la Transparencia, renuncian en bloque debido a irregularidades
detectadas en el funcionario enviado por este programa de la Vicepresidencia de
la República. 10.
Agosto. Los sacerdotes Vicente Rosso Bayona
y Ramón Emilio Mora son asesinados por el ELN en la vía que conduce
de Convención a Teorama. 11.
2006.
Caen 17 agentes del ejército y el DAS en una emboscada del ELN en zona
rural del municipio de La Playa de Belén. 12.
4 de julio. Tres sacerdotes, cuatro periodistas
y el Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Ocaña, recibe
"sufragios" con amenazas de muerte suscritos por un grupo autodenominado
"Gaobloz". 13.
31 de julio. Quince militares fallecen
al caer en un campo minado en zona localizada entre Tibú y La Gabarra (zona
del Catatumbo). 14. El Instituto de Ciencias Forenses reporta 21 muertes violentas en el mes de julio de 2006. Este listado parcial, extractado de los semanarios "Ocaña 7 días" y "La provincia", así como de notas difundidas en medios radiales, pone de manifiesto la grave situación que aquí denunciamos, y que complementamos de la siguiente manera: El 15 de agosto de 2006, uno de los noticieros del canal local TV Ocaña (Ingepec Televisión) entrevista a residentes del barrio La Perla sobre volantes que instaban a los habitantes de Ocaña para que se recogieran en sus hogares a partir de las 9:30 p.m. Esa misma noche, se produjo el primer asesinato en este barrio y el volante circuló en el resto de la ciudad produciendo el temor generalizado que se mantiene hasta la fecha. El día 17 de agosto fue asesinado un comerciante Víctor Barbosa López en el Mercado Público. El 19 de agosto, en la vereda Mata de Calabazo fueron ultimados tres personas más, y el 30 del mismo mes, dos muertes más en el barrio Libardo Alonso, de Ocaña. El 25 de agosto, en el municipio de Convención, hombres armados atacaron la residencia del señor Jesús García Durán, disparando ráfagas y lanzando una granada que acabó con la vida del niño Libardo Alonso Garavís, de 12 años de edad. En un lapso de 15 días ocurrieron 12 asesinatos. El reporte oficial sobre muertes violentas en el mes de agosto fue de 17 personas. El 4 de septiembre se produjo un nuevo asesinato; la víctima fue Fernando Quintero Rodríguez, despachador de vehículos que laboraba en la Plaza principal de Ocaña. El 11 de septiembre, fueron secuestrados por el ELN el abogado Luis José Patiño y el comerciante Doménico Moranti Sánchez en la vía que de Ocaña conduce al municipio de El Carmen (liberados el 16 de septiembre en el sur del Cesar). El Alcalde de Ocaña señaló ante los medios de comunicación la presencia en el área, de un grupo denominado "Las águilas negras", noticia que desmintió el Capitán Arnoldo Martínez, Comandante de la Estación de Policía de Ocaña indicando que los hechos de sangre corresponden a acciones de la delincuencia común. Queremos llamar la atención, no sólo de las autoridades locales, sino del señor Presidente de la República y los organismos de seguridad del Estado, Policía Nacional y Ejército, sobre la situación que estamos aquí denunciando, que afecta de manera directa a la ciudad de Ocaña y su antigua Provincia, en especial a los municipios de Hacarí, El Carmen, San Calixto, El Tarra y Tibú, Teorama, Convención y Abrego. Es importante señalar que estos municipios hacen parte de la zona del Catatumbo y que la creciente violencia que se viene registrando, muy particularmente desde el mes de agosto de 2006, incide directamente en la cabecera municipal de Ocaña cuyo tejido social se ha roto ante el embate de las fuerzas oscuras que imponen sus criterios por la fuerza de las acciones intimidatorias y terroristas que han sumido a los habitantes del área en la angustia y el temor. Para el caso concreto de la ciudad de Ocaña, señalamos que las amenazas dirigidas a la población para que no circule después de las 9:30 P.M., han traumatizado el desarrollo normal de actividades que como el transporte, la educación, el comercio y el libre tránsito de los ciudadanos son vitales para la convivencia y el desarrollo general de la ciudad. Varios casos relatados por personas honorables de esta ciudad, dan cuenta de la circulación de hombres armados que se transportan en motocicletas, recorriendo los barrios periféricos de la localidad e intimidando a quienes se encuentran en la calle. No estamos satisfechos con las explicaciones que se han producido desde los estamentos oficiales de Ocaña. No vemos por parte alguna acciones concretas dirigidas a poner fin a este estado de cosas, y es por ello que nos dirigimos a usted, solicitándole a nombre del pueblo ocañero y regional, una real y efectiva presencia del Estado en Ocaña y su antigua Provincia. Una zona como la nuestra, rica en patrimonio cultural y turístico, cuya trayectoria histórica demuestra los servicios de sus ciudadanos a la consolidación de la república democrática y al ejercicio fecundo de las artes y las letras, merece una atención más decidida del gobierno nacional, máxime cuando uno de sus aspectos centrales es la seguridad democrática. Apelamos a su sentido de patriotismo y al derecho constitucional de ser protegidos y salvaguardados en nuestra vida, honra y bienes por la fuerza pública. Cordialmente, Monseñor
Leonel Antonio Pineda Guerrero Luís
Eduardo Páez García Copia: -
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