EL ESPLENDOR DE LA TORCOROMA
Por Luís Eduardo Páez García

El 16 de agosto, como es ya tradición, los ocañeros celebramos la aparición de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, que tuvo lugar en 1711.

El informe más antiguo sobre la milagrosa imagen, data de 1774, y se debe al doctor Agustín Francisco del Rincón, Cura Rector Beneficiado de Ocaña y Vicario Eclesiástico, en cumplimiento de una solicitud que se hiciera a "los curas párrocos de las ciudades de Ocaña, Varinas (sic), Girón y pueblo de Tota que sin dilación alguna informen con certificación al Concilio de los hechos, que se expresan en el pedimento presentado por el Dr. D. Agustín Manuel Alarcón, así del aparecimiento de la Virgen de piedra (sic), que parece se venera en dicha ciudad de Ocaña; de la circunstancia de su aparecimiento; de la aprobación que hubiere tenido de los Ordinarios; de su figura y representación; como también de las de la Virgen del Real de la ciudad de Varinas; del crucifijo del pueblo de Tota; y del que también se venera en una capilla en el distrito de Girón, que se llama el Santo.

Cristo de los Milagros; y su Vicario recoja el librito manuscrito de la historia de ellos, y sin dilación le remita al concilio para su inspección".

 

 

Esta solicitud está firmada por el eminente sabio, doctor José Celestino Mutis, quien era a la sazón, notario del Concilio que se celebraba en Santafé.

Para este año de 1774, la Virgen de Torcoroma ya había sido colocada en la iglesia parroquial y se le rendía culto. El informe que mencionamos, recoge las declaraciones de don Miguel Antonio Copete, padre sacristán mayor, don Juan Antonio Lomberto y Torrado, Cura doctrinero, de don Juan del Rincón, de 84 años de edad, de don Tiburcio Cañizares, de 75 años, de don Miguel Antonio de Aro, Comisario de la Santa Cruzada, del presbítero don Pedro José Maldonado, y de don Simón Tadeo Pacheco, cura doctrinero de San Juan Crisóstomo de la Loma y pueblos cercanos. Coinciden las declaraciones refrendadas ante el Notario Joaquín Quintero, que la imagen se apareció en la astilla de un árbol cortado para hacer un dornajo, a Cristóbal Melo y sus hijos José y Felipe, en el llamado monte de Torcoroma.

En 1788, el maestro Joaquín Gómez Farelo, Comisario del Santo Oficio y cura de Ocaña, quien fuera también Limosnero Mayor de Nuestra Señora de Torcoroma, escribió un opúsculo titulado "Reseña histórica de la aparición de Nuestra Señora de la Concepción en el Monte de Torcoroma en Ocaña", que se publicó en la Imprenta Real en 1805, haciéndose una segunda edición en la Imprenta de don José A. Jácome, en Ocaña, en 1881.

Señala el padre Gómez Farelo, con base en el primer documento hecho por Agustín Francisco del Rincón, que en visita que hizo a Ocaña en 1716, el señor Obispo de Santa Marta don Fray Antonio de Monroy y Meneses, "a los cinco años de haberse aparecido", el prelado aprobó su culto y nombró como "Camarera de las prendas y ropa de altar que la devoción había contribuido a este santuario, a Pascuala Rodríguez", quien era la esposa de Cristóbal Melo. Esta reseña, nos habla de los milagros que obró la Virgen de Torcoroma en varias personas, como doña Juana Quintero aquejada de "flujo de sangre luvia"; Margarita Picón, quien "padecía mucho tiempo una lepra tan fatal en una mano y brazo". La reseña incluye también un Certificado del Ayuntamiento, firmado el 26 de junio de 1801 por: "Don José Joaquín Rizo, Alguacil Mayor del Santo Oficio por el Tribunal de la Santa Inquisición de Cartagena de Indias, Corregidor, Justicia Mayor y Presidente del Ilustre Ayuntamiento; Don Simón Jácome, Alcalde Ordinario de primera nominación; Don Juan Rafael del Real, de segunda por su Magestad; Don Antonio Luis Jácome, Regidor Alférez Real; Don José Ignacio León, Regidor depositario general". Este Certificado contiene también noticia de varios milagros hechos por la Virgen de Torcoroma en las siguientes personas: Presbítero don Juan Rodríguez, "enfermo de un tabardillo violento"; Benito de Amaya, herido por espada; Presbítero don Ignacio de Cardona, Visitador Eclesiástico quien puso en tela de juicio la milagrosa imagen y fue atacado de un "repentino dolor cólico"; don Joaquín José Rizo, Corregidor, atacado de "dolor de hijada"; doña Josefa Antonia García, quien llevaba en su vientre la criatura ya muerta. Así mismo, se menciona a don Miguel de Ibáñez, Juez de Puertos y padre de las famosas Nicolasa y Bernardina Ibáñez, quien también fue sanado de un "fuerte dolor cólico", por la Virgen de Ocaña.

A la narración de estos portentos, se suman otros, como los relativos a las aguas manadas de la fuente del monte de Torcoroma, que curaron a varios enfermos o evitaron que se secasen arroyos en algunas labranzas de la región.

Tanto el primer informe, elaborado por el doctor Agustín Francisco del Rincón y titulado "Auténtica Información sobre la formación, figura y milagros de Ntra. Sra. María Stma. Titulada de Torcoroma, que se venera en Ocaña, desde el año de 11", como el segundo del padre Gómez Farelo, son invaluables documentos de la historiografía ocañera y precioso testimonio de fe de un pueblo que no ha cesado de venerar su advocación mariana durante los años que han transcurrido desde su aparición.

Es cierto que existen algunas incongruencias en cuanto a la fecha del milagro, pero todo ello pasa a un segundo plano ente el esplendor de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma.

En 1961, la imagen salió por primera vez de la región rumbo a Barranquilla, donde la crecida colonia regional la esperaba ansiosa y reverente. Y en las horas de la mañana del 11 de marzo de 1981, los ocañeros conocimos la noticia del robo sacrílego de la imagen, cometido por Carlos A. Delvechio y dos sujetos más. La oportuna intervención de las autoridades logró que se recuperara la imagen y algunos objetos de culto sustraídos de la capilla, devolviendo con ello la tranquilidad a un pueblo que se mantuvo en vilo durante las angustiosas horas en que la Torcoroma permaneció en poder de los delincuentes.

Al cumplirse los 294 años de la aparición, en 2005, y en medio del regocijo que produjo la llegada de Monseñor Héctor Epalza, oriundo de Convención y Obispo de Buenaventura, quien vino a saludar a sus paisanos y a tributar homenaje a la soberana de la Provincia, una ráfaga negra de dolor se abatió sobre la zona. Los dinámicos y carismáticos párrocos de Convención, padres Ramón Emilio Mora Guerrero y Vicente Rozo Bayona, cayeron asesinados por las balas siniestras de los enemigos de la paz, en la vía que de Convención conduce a Teorama. La fiesta de celebración de la Virgen de Torcoroma, se vio enlutada, pues, por la muerte violenta de los dos sacerdotes, justamente en la mañana del 15 de agosto de 2005. Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, los ha cubierto con su manto protector... para siempre.

 

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