BODAS DE ORO SACERDOTALES
Por Luis Eduardo Páez García

 

El 11 de febrero de 1964, en una memorable ceremonia, recibieron la ordenación sacerdotal los diáconos Leonel Antonio Pineda Guerrero, natural de Ocaña, Reyes Peñaranda de Bucarasica y Ramón Antonio Carrascal Arévalo, de La Playa de Belén. Fueron los tres primeros sacerdotes ordenados por Monseñor Rafael Sarmiento Peralta, primer Obispo de la Diócesis de Ocaña que ese mismo día celebraba su primer año de existencia.

Fruto de la preparación espiritual e intelectual de los padres Eudistas en el Seminario del Dulce Nombre, estos tres hombres de Dios comenzaron su labor al servicio de diferentes parroquias en la vasta jurisdicción de la Diócesis, llevando la palabra de Jesucristo y realizando todo tipo de actividades sociales y culturales en beneficio de las comunidades que tuvieron la dicha de contar con su presencia.

 

Monseñor Leonel Antonio Pineda Guerrero, poeta, periodista, historiador, compositor y académico, nació en Ocaña el 30 de enero de 1941; hijo de don José Antonio Pineda y de doña Carmelina Guerrero. Bautizado el 24 de mayo en la iglesia de Santa Ana, por el padre Casimiro Fandiño, tuvo por padrinos al maestro Rafael Contreras Navarro y su esposa, doña Otilia de Contreras.

Cursó estudios en el Colegio de San Bernardo (1950), el Seminario del Dulce Nombre, de Ocaña (1951), y en el Seminario Mayor de San José, en Santa Marta (1956). En la Universidad Lateranense (1996-1998) llevó a cabo un Diplomado en Doctrina Social de la Iglesia. Ha sido Vicario Cooperador de San José de Convención (1964-1965), Director Diocesano de Catequesis (mayo 1964-diciembre 1965), Párroco de La Playa de Belén (1965 -1966). Entre 1966 y 2007 ocupó diversos cargos en Santa Marta, Aguachica, San Martín, Ábrego, Aspasica y Ocaña, bien como Vicario Foráneo, como encargado de Pastorales, capellán, miembro de Juntas Diocesanas, etc., aparte de su valiosa participación como integrante de grupos cívicos y culturales en los cuales siempre se ha destacado por su posición vertical y su visión humanista. Fue también participante en el Segundo Congreso Misionero Latinoamericano en Tlaxcala (México). Actualmente es Miembro de Número y Vicepresidente de la Academia de Historia de Ocaña.

Obras: Diócesis de Ocaña, 40 años, ejemplo de disciplina investigativa y rigurosidad histórica. Su producción literaria va desde Misas y cantos religiosos, publicada en 1987, pasando por los poemarios Desde el corazón (1993), tomo I y tomo II (1998), hasta La iglesia en Ocaña (1993), Cosas que suceden... (1989 y 2003), textos de narrativa surgidos de su propia experiencia como pastor en Aguachica; Manojo de ocho poemas (2011), y Jesús Cautivo, milagrosa presencia del divino redentor en una humilde piedra (2012).

 

Sobre el Presbítero Ramón Carrascal Arévalo, nos remitimos a la autorizada reseña escrita por Luz Marina Claro Claro, del Centro de Historia de La Playa de Belén, publicada en el sitio web del Dr. Guido A. Pérez Arévalo:

"El Padre Ramón Carrascal Arévalo, hijo de Don Secundino Carrascal Navarro y Doña Rosalina Arévalo Pacheco, nació el 1 de septiembre de 1939, en la vereda El Potrero (actualmente Fátima), de la Playa de Belén, Norte de Santander.

Inició sus estudios primarios en el Colegio San Bernardo, fundado por el Padre Alcides Velásquez en la ciudad de Ocaña e ingresó al Seminario Menor de Ocaña en el año 1951 y, posteriormente, continuó sus estudios sacerdotales en el Seminario Mayor de la ciudad de Santa Marta con los Padres Lazaristas. Se ordenó sacerdote el 11 de febrero de 1964; su primera parroquia fue la del municipio de Hacarí. Por los años 80 se unió al movimiento de hogares juveniles campesinos, liderados por Monseñor J. Iván Cadavid; es así que fue cofundador de los hogares campesinos de los municipios de Hacarí, San Calixto y González (Cesar)".

Ejemplos de vida, modelo de sacerdotes, ciudadanos cabales y comprometidos, estos dos ilustres sacerdotes enorgullecen el ramillete de los seguidores de Cristo y la Diócesis de Ocaña. Vayan para ellos nuestras más sinceras felicitaciones y parabienes en estos 50 productivos años de apostolado, Dios le siga guardando.