VOTAREMOS ¿POR NOMBRES O POR CONVICCIONES?

Por Luis Eduardo Páez García

Ya comienza a caldearse el tema electoral, y no lo digo porque se hayan generado debates de ideas recientemente o se estén proyectando para estos meses previos a las elecciones, sino porque por ahí andan algunos prometiendo el oro y el moro a los incautos sin tener, como ya se ha vuelto costumbre, un peso específico que les acerque al conocimiento de los problemas locales y regionales en obras públicas, ambiente, educación, cultura, deportes, vías, sector rural, integración regional, turismo, etc.

Así mismo, han emprendido - algunos - enojosas campañas para atacar a quienes ellos presumen como opositores en la contienda política o a quienes ya han manifestado públicamente sus aspiraciones. Nada nos han dicho de su filiación política conservadora, liberal o marxista, y se sabe que varios candidatos van a operar con ese dudoso procedimiento de acudir a etéreos movimientos de reciente creación que a los ocañeros no nos dicen nada. Para "posicionarse", como ahora dicen, en la comunidad, no han dudado en atacar al Gobernador William Villamizar y a su gabinete, echándole las culpas de todos los males que padece Ocaña, muchos de los cuales son de estricto resorte municipal.

 

Otros (y otras) se han dado a la tarea de autoproclamarse "líderes" de las barriadas deprimidas para comenzar a buscar un "hueco" -que no un escaño- en el Concejo Municipal o la Asamblea.

El Concejo Municipal, valga recordarlo, ha venido perdiendo paulatinamente su carácter de cuerpo representativo de la sociedad local, para convertirse en escampadero laboral de algunos. Aquel cuerpo del poder legislativo municipal de otras épocas, conformado por profesionales y personas de probada idoneidad intelectual, se fue al suelo y hoy, con muy pocas excepciones, se escuchan en su seno voces sensatas que llaman al debate y a la investigación sin ser oídas por los demás.

Quiero desde esta columna volver a insistir sobre la necesidad de analizar minuciosamente la hoja de vida de todos y cada uno de los candidatos, pero no a la sombra de las ojerizas personales, sino desde el punto de vista de las ejecutorias en la vida profesional, es decir, considerando los resultados objetivos de sus gestiones y no del autobombo con que ellos mismos suelen presentarse ante la opinión pública.

Algunos de los candidatos, tuvieron la oportunidad en su momento de hacer buenas cosas por el municipio y no lo hicieron, otros dejaron tirados sus cargos en los cuales no hicieron nada relevante.

¿Por qué habríamos de creer que ahora sí lo van a hacer?

 

Ocaña necesita con urgencia mentes lúcidas y cultas, capaces de analizar el contexto y no la simple coyuntura. Necesita gentes que amen su tierra y no los beneficios económicos que se derivan de la gestión pública. Necesita ciudadanos comprometidos y no zánganos ávidos de armar pequeños feudos en los barrios o en los corregimientos. Necesita hombres y de mujeres con visión de futuro, que puedan proyectar el municipio más allá de sus propias narices. Gentes que entiendan que sólo la educación y la cultura serán capaces de sacarnos del atolladero histórico en que ahora nos encontramos.

Esa es la lucha que los electores deben dar desde ya, antes que sea demasiado tarde para protestar o para lamentarse, como ha venido ocurriendo desde hace años.

No serán los cucuteños quienes saquen a Ocaña del fondo del barranco. Somos nosotros mismos quienes estamos en la obligación de despertar y decirle ¡Basta! a quienes solo ven en los votantes una montonera de corderos utilizables y reutilizables cada vez que hay elecciones.

Votemos por las premisas conservadoras que buscan preservar la libertad y el orden, la familia y la tradición; votemos por las premisas liberales que preconizan las libertades públicas y la lucha por los Derechos Humanos; votemos por los principios socialistas que buscan el bienestar de los más necesitados y no la concentración de la riqueza en manos de unos pocos. Votemos, en fin, por principios y no por otros motivos mentirosos y dañinos...