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Academia de Historia de Ocaña, cierra sus labores correspondientes a 2007,
con la habitual sesión solemne y pública en la cual se posesionará
como Miembro Correspondiente el doctor Orlando Clavijo Torrado, excelente abogado
de la Universidad Nacional de Colombia, columnista del diario La Opinión
y el semanario La Provincia, de Ocaña, y atildado escritor, autor de la
obra Cerca de las Estrellas, monografía histórica de Bucarasica,
que pronto saldrá a la luz pública. En
el marco de esta misma efeméride, será inaugurada oficialmente la
Sala de los Convencionistas, del Museo de la Gran Convención, con nuevo
material museográfico sobre el acontecimiento ocurrido en Ocaña
en 1828, y se presentará la historieta La Gran Convención de Ocaña,
especialmente diseñada para lectores infantiles y juveniles. Esta última
actividad citada, estará a cargo de los Vigías del Patrimonio Cultural.
El acto académico iniciará a partir de las 7:00 P.M., en el templo
de San Francisco y la entrada es totalmente gratuita.
El
14 de diciembre de 1570, como lo demuestran los documentos históricos que
reposan en archivos españoles y colombianos, el Capitán Francisco
Fernández de Contreras llevó a cabo la fundación de Ocaña,
por orden expresa del Cabildo de Pamplona. El propósito de la fundación
fue el de facilitar la comunicación del núcleo pamplonés
con el río Magdalena y los puertos de la Costa norte del virreinato. Con
el correr del tiempo, Ocaña se convirtió en activo puerto terrestre,
a través del cual se distribuían los productos agrícolas
cultivados en la región y las mercaderías venidas allende el mar,
en la zona minera de Antioquia y el interior del virreinato. Durante la lucha
por la Independencia, la región de Ocaña jugó un papel importante,
especialmente en el apoyo decidido que los patriotas ocañeros dieron a
Simón Bolívar en 1813, en la Campaña Admirable. Los
nombres del sacerdote Alejo María Buceta, y del doctor Miguel Ibáñez
y Vidal cuyas memorias rescató del olvido el historiador Jorge Meléndez
Sánchez, hace poco, en su obra Ilustrados y Bolivarianos, fueron determinantes
en el fortalecimiento del ejército libertador, así como la acción
de la Compañía Libres de Ocaña, formada por ciudadanos de
Ocaña y Río de Oro. Más tarde, en 1828, la ciudad volvería
a resonar en la vida política de la Gran Colombia, al convertirse en sede
de la Convención Constituyente reunida en el templo de San Francisco. Sacerdotes
ilustrados, militares, políticos de resonancia internacional, historiadores,
cronistas, novelistas y cuentistas, pintores, músicos y poetas renombrados,
cuyo listado supera la cifra de 300, se han sucedido desde el siglo XVIII hasta
nuestros días, concediéndole a Ocaña y su antigua Provincia
un lugar de privilegio en la historia de Colombia. Nuestra vetusta ciudad es hoy
en día, una de las que cuenta con mayor cantidad de bienes patrimoniales
materiales e inmateriales, dos museos históricos de propiedad del Ministerio
de Cultura y un considerable número de creadores que luchan diariamente
contra la indiferencia oficial y la falta de recursos para trabajar en las artes
y las letras, con dignidad. Pero también hay que aceptarlo, el turbión
de la violencia y los desplazamientos forzados, han convertido la ilustre ciudad
de José Eusebio Caro en epicentro del caos que se genera por los cultivos
de coca y el tráfico de narcóticos en el Catatumbo. Muchos
de nuestros hijos han sido asesinados o han tenido que abandonar la ciudad y la
región por amenazas constantes de la guerrilla y los paramilitares; otros
han optado por irse, simplemente porque la ciudad no les brinda oportunidades
de trabajo. Al cumplirse estos 437 años de historia, y luchando férreamente
contra la angustia y la barbarie, la Academia de Historia envía un mensaje
de solidaridad a los hermanos sumidos en la desesperanza y un abrazo a los familiares
de las víctimas de esta insensata violencia. | |