REFLEXIONES PARA LA OCAÑERIDAD
Por Gabriel Angel Páez Téllez
   
 
En honor de Jose Eusebio Caro, a nuestra ciudad se le conoce como "La Villa de Caro".

Lo anterior, con base en que el eximio poeta nació en Ocaña, el 5 de marzo de 1817; literato del cual, Marcelino Menéndez y Pelayo, el célebre erudito, crítico e historiador español, exaltando su Vida y Obra dijo: "Caro: honra y ennoblece la raza humana"; la anterior apreciación sumada a múltiples opiniones de críticos y literatos, entre otras la del poeta Eduardo Carranza que afirmó "sobre su obra poética reposa la poesía colombiana"; y finalmente, analizando su contribución a la cultura del país, en los escasos 36 años de su existencia, hay suficientes hechos y motivos para que Ocaña le exalte como su hijo más ilustre y representativo.

Don José Eusebio Caro es sinónimo para exaltar entre nosotros el idioma español, y su apellido lo toma la ciudad para llamarse la Villa de Caro. Sin embargo, este meritorio escritor vivió fugazmente en Ocaña.

Analicemos esto: Nació en 1817; y ya en el año de 1819, su familia estaba en Bogotá; es decir, escasos dos años vivió de niño en nuestra ciudad.

Su madre Nicolasa; y su tía Bernardina Ibáñez, con otras hermosas damas de la sociedad bogotana, aparecieron en el tablado de la Plaza Mayor, con el propósito de coronar a Bolívar, Santander y Anzoátegui, que llegaban vencedores de la Batalla de Boyacá.

El poeta, seguramente recordaba con especial cariño su tierra natal, pero los avatares de su intensa vida le tuvieron alejado de Ocaña.

Caro era niño aún cuando se sucedió la conspiración septembrina en que se pretendió asesinar el Libertador Simón Bolívar. Este hecho debió impresionarle; y más cuando este general y máximo conductor de la Independencia era un amigo de su familia.

La bella Nicolasa Ibáñez, profesaba entusiasmo por las ideas independentistas, al igual que sus hermanos, pero por la época tenía un novio santafereño, que servía a la causa realista, un soldado que en uso de licencia pretendió viajar a Ocaña para casarse con ella, pero se dio su captura por los patriotas en Barranca de Loba.

La presencia de Bolívar en Ocaña, en 1813, facilitó que María Nicolasa Ibáñez, abogara por la liberación del prisionero José Antonio Caro; gracias a lo anterior, el matrimonio pudo realizarse; y a solicitud de los contrayentes, el Libertador apadrinó el matrimonio.

De esta unión hubo dos hijos; el segundo fue: José Eusebio Caro Ibáñez.

La amistad de Nicolasa con Bolívar fue providencial, para que esta matrona ocañera intercediera nuevamente a favor de la vida de otro militar: en esta oportunidad, a favor del general Francisco de Paula Santander, condenado a muerte por la presunción de haber participado, como uno de los autores intelectuales, en el atentado en contra del Libertador. La señora Ibáñez nuevamente pidió clemencia, para que no se aplicara a Santander la pena capital, impuesta por un tribunal militar en Bogotá.

En su carta la madre de Caro escribió a Bolívar: " Santander es honrado y sensible, yo no quiero, general, más, sino que mande a poner en libertad a este hombre desgraciado, que no sufra la pena de un criminal".

Gracias a lo anterior, Simón Bolívar conmutó la pena de muerte por el destierro para Santander, personaje que después fue presidente de la república, cargo que ejerció de 1832 a 1837.

El deceso del Padre de la Patria en Santa Marta; la disolución de la Gran Colombia, y demás situaciones, al inicio de la época republicana, debieron impresionar el alma sensible de Caro; en especial por su ocupación periodística y el ejercicio del ramo de hacienda, diputado y ministro interino.

En el año 1841, cuando el poeta contaba 24 años de edad; fue posible su presencia en Ocaña, facilitó su visita a su tierra natal, la guerra civil de 1839, en donde Caro participó a favor de las fuerzas legitimistas del general Pedro Alcántara Herrán.

En Ocaña estuvo seis meses. Durante esa época, en el mes de octubre de 1841, escribió su poema A OCAÑA:

Aquí nací: bajo este hermoso suelo
Por vez primera vi la luz del sol;
Aquí vivieron mis abuelos todos…
¡Adiós, Ocaña! ¡adiós, Ocaña! ¡adiós!

Caro, dice: "mis abuelos todos", pero en Ocaña sólo nacieron sus abuelos maternos. Recuérdese que los abuelos paternos eran españoles.

(Por ser un poema muy conocido de los ocañeros cito sólo la primera cuarteta. Sin duda es un escrito sentido de amor filial por la ciudad de la que se despide para siempre).

En el poema titulado: Buenas noches, patria mía; mejor conocido como Despedida de la patria, Caro en los dos primeros versos recuerda a Ocaña. El poema lo escribió en décimas:

Lejos ¡ay! del sacro techo
Que mecer mi cuna vio,
Yo, infeliz proscrito, arrastro
Mi miseria y mi dolor.
Reclinado en la alta popa
Del bajel que huye veloz,
Nuestros montes irse miro
Alumbrados por el sol;
¡Adiós, adiós, patria mía!
¡Aún no puedo odiarte, adiós!

Por ser José Eusebio Caro: Poeta, periodista, político, filósofo, sociólogo, y militar. Es importante destacar, además que Caro fue fundador, con Mariano Ospina Rodríguez, del Partido Conservador Colombiano; uno de los hombres más importantes que haya tenido la historia de Colombia.

Nuestra ciudad de Ocaña, N de S, exalta su figura como el primero de sus hijos. Compartimos esta apreciación y nos enorgullece.

Fue un pensador notable, y como hijo de Ocaña es nuestro literato insignia al que incluso se le brinda culto cívico de admiración: Villa de Caro; Villacaro, Colegio Nacional José Eusebio Caro, Fundación Caro, incluso para designar un posible nuevo Departamento, hace años se acordó llamarlo DEPARTAMENTO CARO. En estos homenajes, sea la oportunidad para recordar, a manera de reflexión, que no se olviden de que en Ocaña y su provincia tambien han existido poetas y escritores muy representativos del idioma español, personas que incluso vivieron la mayor parte de su vida en Ocaña o en sus municipios aledaños, sitios en donde forjaron su obra literaria.

En esta honrosa designación tenemos poetas y escritores de diferentes tendencias literarias: Adolfo Milanés, Jorge Pacheco Quintero, Marco A. Carvajalino, Eligio Alvarez Niño, Luis Eduardo Páez Courvel, Emmanuel Cañarete, Luis Tablanca, Edmundo Velásquez Felipe Antonio Molina, Campo Elías Claro y José María Peláez Salcedo, entre otros muchos excelentes cultores del idioma.

El castizo poeta y periodista Ciro A. Osorio Quintero, fallecido en la ciudad de Barranquilla, refiriéndose a Adolfo Milanés, en artículo publicado en la revista Horizontes Culturales, número 11, año 1987, página 7, escribió (…) "Ocaña ha sido ingrata con su gran poeta. Con excepción del espléndido homenaje que Luis Eduardo Páez Courvel había rendido a Milanés con su bellísima " Interpretación estética y Lírica" cuya prosa deslumbrante es como un canto formidable, una especie de gran sonata lírica (…); con excepción - repito- de este gran homenaje, y del que significó, años después, la publicación de sus poemas y sus crónicas en la Biblioteca de Autores Ocañeros, realizada por Jorge Pacheco Quintero y Lucio Pabón Núñez, no hemos vuelto a exaltarlo, y ya en la forma pública y permanente que se merece. Es cierto que a veces se le recuerda porque sus versos andan en la memoria de los ocañeros, y aún de muchas gentes que no lo son. Pero aunque pasados tantos años de su muerte sigue viviendo con su lira armoniosa en nuestros recuerdos…"

En 1946, a los sesenta años del nacimiento del poeta; y a los 15 de su trágica muerte, en la inauguración de la Escuela "Adolfo Milanés", el escritor Ciro Osorio se refirió a la vieja casona en donde Euquerio Amaya (Adolfo Milanés) vivió y murió.

"…. Pero Milanés va a tener una doble supervivencia, porque él no se ha ido ni nosotros hemos dejado de quererle. Porque su genio poético flota sobre todas las cosas que él amó, y esta fábrica de materia fría responderá ante el mundo físico de la grandeza de su memoria".

En el escrito magistral de Páez Courvel se estudió a Milanés como lírico, pero Pabón Núñez, reconoce que falta el análisis de sus escritos políticos en el que reconoce al polemista vigoroso.

Importante que la ciudadanía ocañera y del país conocieran, entre otras, la obra de Milanés: periodista y poeta que honra a la ocañeridad de todos los tiempos. (Para mayor información, véase biografía que aparece en esta página Web).

En relación con otro poeta ocañero; es importante referirnos a Jorge Pacheco Quintero, su biografía puede tambien consultarse en este sitio Web.

En el prólogo que el doctor Lucio Pabón Núñez hizo para uno de los primeros libros de versos de Pacheco Quintero, titulado: Entre sombras y espacio, escribió: "Los cirios que ha encendido Jorge ante nuestra Señora la Poesía, son los cantos en que ha alzado su voz hasta los astros".

Desde esta página Web se invita a las diferentes secretarías de educación, para que asuman la meritoria labor de promocionar a través de la cátedra de Español y literatura; y en la edición de sus obras, los escritos de todos los literatos que en Ocaña y su provincia han dejado huella en la ocañeridad culta, que se rescaten sus obras del olvido; este es el mejor estímulo y emulación para quienes, en la dimensión de nuestras vidas, nos esforzamos en hacer patria a través de la cultura y el arte, para gloria de Ocaña y por extensión del Departamento Norte de Santander.

Medellín. Octubre 3 de 2006