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honor de Jose Eusebio Caro, a nuestra ciudad se le conoce como "La Villa
de Caro". Lo
anterior, con base en que el eximio poeta nació en Ocaña, el 5 de
marzo de 1817; literato del cual, Marcelino Menéndez y Pelayo, el célebre
erudito, crítico e historiador español, exaltando su Vida y Obra
dijo: "Caro: honra y ennoblece la raza humana"; la anterior apreciación
sumada a múltiples opiniones de críticos y literatos, entre otras
la del poeta Eduardo Carranza que afirmó "sobre su obra poética
reposa la poesía colombiana"; y finalmente, analizando su contribución
a la cultura del país, en los escasos 36 años de su existencia,
hay suficientes hechos y motivos para que Ocaña le exalte como su hijo
más ilustre y representativo. Don
José Eusebio Caro es sinónimo para exaltar entre nosotros el idioma
español, y su apellido lo toma la ciudad para llamarse la Villa de Caro.
Sin embargo, este meritorio escritor vivió fugazmente en Ocaña. Analicemos
esto: Nació en 1817; y ya en el año de 1819, su familia estaba en
Bogotá; es decir, escasos dos años vivió de niño en
nuestra ciudad. Su
madre Nicolasa; y su tía Bernardina Ibáñez, con otras hermosas
damas de la sociedad bogotana, aparecieron en el tablado de la Plaza Mayor, con
el propósito de coronar a Bolívar, Santander y Anzoátegui,
que llegaban vencedores de la Batalla de Boyacá. El
poeta, seguramente recordaba con especial cariño su tierra natal, pero
los avatares de su intensa vida le tuvieron alejado de Ocaña. Caro
era niño aún cuando se sucedió la conspiración septembrina
en que se pretendió asesinar el Libertador Simón Bolívar.
Este hecho debió impresionarle; y más cuando este general y máximo
conductor de la Independencia era un amigo de su familia.
La bella Nicolasa
Ibáñez, profesaba entusiasmo por las ideas independentistas, al
igual que sus hermanos, pero por la época tenía un novio santafereño,
que servía a la causa realista, un soldado que en uso de licencia pretendió
viajar a Ocaña para casarse con ella, pero se dio su captura por los patriotas
en Barranca de Loba. La
presencia de Bolívar en Ocaña, en 1813, facilitó que María
Nicolasa Ibáñez, abogara por la liberación del prisionero
José Antonio Caro; gracias a lo anterior, el matrimonio pudo realizarse;
y a solicitud de los contrayentes, el Libertador apadrinó el matrimonio. De
esta unión hubo dos hijos; el segundo fue: José Eusebio Caro Ibáñez.
La
amistad de Nicolasa con Bolívar fue providencial, para que esta matrona
ocañera intercediera nuevamente a favor de la vida de otro militar: en
esta oportunidad, a favor del general Francisco de Paula Santander, condenado
a muerte por la presunción de haber participado, como uno de los autores
intelectuales, en el atentado en contra del Libertador. La señora Ibáñez
nuevamente pidió clemencia, para que no se aplicara a Santander la pena
capital, impuesta por un tribunal militar en Bogotá.
En su carta la madre de Caro escribió a Bolívar: " Santander
es honrado y sensible, yo no quiero, general, más, sino que mande a poner
en libertad a este hombre desgraciado, que no sufra la pena de un criminal".
Gracias a lo anterior,
Simón Bolívar conmutó la pena de muerte por el destierro
para Santander, personaje que después fue presidente de la república,
cargo que ejerció de 1832 a 1837.
El deceso del Padre de la Patria en Santa Marta; la disolución de la Gran
Colombia, y demás situaciones, al inicio de la época republicana,
debieron impresionar el alma sensible de Caro; en especial por su ocupación
periodística y el ejercicio del ramo de hacienda, diputado y ministro interino.
En el año 1841,
cuando el poeta contaba 24 años de edad; fue posible su presencia en Ocaña,
facilitó su visita a su tierra natal, la guerra civil de 1839, en donde
Caro participó a favor de las fuerzas legitimistas del general Pedro Alcántara
Herrán. En
Ocaña estuvo seis meses. Durante esa época, en el mes de octubre
de 1841, escribió su poema A OCAÑA: Aquí
nací: bajo este hermoso suelo Por vez primera vi la luz del sol; Aquí
vivieron mis abuelos todos
¡Adiós, Ocaña! ¡adiós,
Ocaña! ¡adiós! Caro,
dice: "mis abuelos todos", pero en Ocaña sólo nacieron
sus abuelos maternos. Recuérdese que los abuelos paternos eran españoles. (Por
ser un poema muy conocido de los ocañeros cito sólo la primera cuarteta.
Sin duda es un escrito sentido de amor filial por la ciudad de la que se despide
para siempre). En
el poema titulado: Buenas noches, patria mía; mejor conocido como Despedida
de la patria, Caro en los dos primeros versos recuerda a Ocaña. El poema
lo escribió en décimas: Lejos
¡ay! del sacro techo Que mecer mi cuna vio, Yo, infeliz proscrito,
arrastro Mi miseria y mi dolor. Reclinado en la alta popa Del bajel que
huye veloz, Nuestros montes irse miro Alumbrados por el sol; ¡Adiós,
adiós, patria mía! ¡Aún no puedo odiarte, adiós! Por
ser José Eusebio Caro: Poeta, periodista, político, filósofo,
sociólogo, y militar. Es importante destacar, además que Caro fue
fundador, con Mariano Ospina Rodríguez, del Partido Conservador Colombiano;
uno de los hombres más importantes que haya tenido la historia de Colombia.
Nuestra ciudad de
Ocaña, N de S, exalta su figura como el primero de sus hijos. Compartimos
esta apreciación y nos enorgullece. Fue
un pensador notable, y como hijo de Ocaña es nuestro literato insignia
al que incluso se le brinda culto cívico de admiración: Villa de
Caro; Villacaro, Colegio Nacional José Eusebio Caro, Fundación Caro,
incluso para designar un posible nuevo Departamento, hace años se acordó
llamarlo DEPARTAMENTO CARO. En estos homenajes, sea la oportunidad para recordar,
a manera de reflexión, que no se olviden de que en Ocaña y su provincia
tambien han existido poetas y escritores muy representativos del idioma español,
personas que incluso vivieron la mayor parte de su vida en Ocaña o en sus
municipios aledaños, sitios en donde forjaron su obra literaria. En
esta honrosa designación tenemos poetas y escritores de diferentes tendencias
literarias: Adolfo Milanés, Jorge Pacheco Quintero, Marco A. Carvajalino,
Eligio Alvarez Niño, Luis Eduardo Páez Courvel, Emmanuel Cañarete,
Luis Tablanca, Edmundo Velásquez Felipe Antonio Molina, Campo Elías
Claro y José María Peláez Salcedo, entre otros muchos excelentes
cultores del idioma. El
castizo poeta y periodista Ciro A. Osorio Quintero, fallecido en la ciudad de
Barranquilla, refiriéndose a Adolfo Milanés, en artículo
publicado en la revista Horizontes Culturales, número 11, año 1987,
página 7, escribió (
) "Ocaña ha sido ingrata con
su gran poeta. Con excepción del espléndido homenaje que Luis Eduardo
Páez Courvel había rendido a Milanés con su bellísima
" Interpretación estética y Lírica" cuya prosa
deslumbrante es como un canto formidable, una especie de gran sonata lírica
(
); con excepción - repito- de este gran homenaje, y del que significó,
años después, la publicación de sus poemas y sus crónicas
en la Biblioteca de Autores Ocañeros, realizada por Jorge Pacheco Quintero
y Lucio Pabón Núñez, no hemos vuelto a exaltarlo, y ya en
la forma pública y permanente que se merece. Es cierto que a veces se le
recuerda porque sus versos andan en la memoria de los ocañeros, y aún
de muchas gentes que no lo son. Pero aunque pasados tantos años de su muerte
sigue viviendo con su lira armoniosa en nuestros recuerdos
" En
1946, a los sesenta años del nacimiento del poeta; y a los 15 de su trágica
muerte, en la inauguración de la Escuela "Adolfo Milanés",
el escritor Ciro Osorio se refirió a la vieja casona en donde Euquerio
Amaya (Adolfo Milanés) vivió y murió. "
.
Pero Milanés va a tener una doble supervivencia, porque él no se
ha ido ni nosotros hemos dejado de quererle. Porque su genio poético flota
sobre todas las cosas que él amó, y esta fábrica de materia
fría responderá ante el mundo físico de la grandeza de su
memoria". En
el escrito magistral de Páez Courvel se estudió a Milanés
como lírico, pero Pabón Núñez, reconoce que falta
el análisis de sus escritos políticos en el que reconoce al polemista
vigoroso. Importante
que la ciudadanía ocañera y del país conocieran, entre otras,
la obra de Milanés: periodista y poeta que honra a la ocañeridad
de todos los tiempos. (Para mayor información, véase biografía
que aparece en esta página Web). En
relación con otro poeta ocañero; es importante referirnos a Jorge
Pacheco Quintero, su biografía puede tambien consultarse en este sitio
Web.
En el prólogo que el doctor Lucio Pabón Núñez hizo
para uno de los primeros libros de versos de Pacheco Quintero, titulado: Entre
sombras y espacio, escribió: "Los cirios que ha encendido Jorge ante
nuestra Señora la Poesía, son los cantos en que ha alzado su voz
hasta los astros". Desde
esta página Web se invita a las diferentes secretarías de educación,
para que asuman la meritoria labor de promocionar a través de la cátedra
de Español y literatura; y en la edición de sus obras, los escritos
de todos los literatos que en Ocaña y su provincia han dejado huella en
la ocañeridad culta, que se rescaten sus obras del olvido; este es el mejor
estímulo y emulación para quienes, en la dimensión de nuestras
vidas, nos esforzamos en hacer patria a través de la cultura y el arte,
para gloria de Ocaña y por extensión del Departamento Norte de Santander.
Medellín. Octubre 3 de 2006 | |