Antología de Escritores de la Provincia de Ocaña
Boletín Literario No. 16

URBANO PÉREZ SEPÚLVEDA
Por Gabriel Ángel Páez Téllez

Nació en Ocaña el 7 de octubre de 1914 (Rf. www.google.com ). Falleció en Bogotá el 27 de octubre de 1991. (Revista Hacaritama, número 261, página 40).

Estudio bachillerato en el Colegio Nacional José Eusebio Caro en Ocaña; y derecho en la Universidad Javeriana de Bogotá.

En su meritoria existencia el doctor Pérez Sepúlveda fue alcalde de la ciudad de Ocaña, diputado a la Asamblea y Secretario de Educación departamental y miembro correspondiente de la Academia de Historia. En los diferentes cargos públicos se destacó por su talento e iniciativa.

Escribió el Poemario, BUSCANDO LA CANCIÓN, en el año 1950; posteriormente escribió la novela: "DON ANTÓN".

En el campo jurídico es de gran trascendencia su tesis de grado de abogado: "EL DELITO DEL ABANDONO DE LA FAMILIA".
En el año de 1965 fue el primer presidente del Tribunal Superior del Distrito de Ocaña en el año de 1965.

Cultivó varios géneros de la literatura con fuerza de expresión y contenido de trascendencia humana. De él dijo el académico Ciro Alfonso Lobo: "No es propiamente en la poesía que busca sus los versos donde puede ubicarse con más precisión a Urbano Pérez, pues su fuerte, como literato de nuestra provincia, ha sido la narrativa a través del cuento…".

Sin embargo, encontramos sonetos y poemas en donde traduce su inspiración en donde se advierte la belleza del sentir poético por la intención y por la pausada musicalidad de las imágenes.


Los sonetos que se transcriben a continuación nos hablan de la facilidad del bardo para tratar con gracia y delicadeza, un tema eterno universal: La belleza femenina a los ojos gentiles de un poeta.

INVITACIÓN

Estás mejor en la mañana erguida:
casi un rayo de luz sobre el camino;
tu cuerpo tiene tentación de vino
y un olor de naranja indefinida.

Estás llamando con la voz perdida
en tu dulce entusiasmo femenino,
para exaltar al sexo masculino
con tu sin par belleza apetecida.

Quiero enseñarte en amplias soledades
en transformar en miel tus veleidades;
y, al percibir el dolorido acento

que conmueve mi raza inconsolada,
llevarte en paz hasta el dintel del cuento
de un fiero amor que se convierta en nada.

EL PINTOR

Ha exprimido en sus manos las violetas
y pensado en las formas femeninas;
ha dormido cansado entre colinas
el pintor de las clásicas siluetas.

Ha ceñido cinturas pizpiretas,
y apresado las raudas golondrinas;
mil paisajes de místicas divinas,
se han mecido al temblor de sus paletas.

Ha pintado la tarde con encajes
misteriosos de bíblicos paisajes
con un breve volar de colibríes.

Y en el lienzo han vibrado sus pinceles,
estampando colores de rubíes
con un coágulo eterno de claveles.