Antología de Escritores de la Provincia de Ocaña
Boletín Literario No. 17

LUIS SÁNCHEZ RIZO

Por Gabriel Ángel Páez Téllez


Historiador y periodista.

Nació en Río de Oro (Cesar) el 30 de septiembre de 1894 y falleció en Ocaña el 27 de diciembre de 1962. (Rf Revista Hacaritama, número 265, año 1997). Estudió en el Colegio Nacional "José Eusebio Caro" y cultivó la lectura. Los libros fueron su verdadera Universidad.

Hombre virtuoso y eminente que desde muy joven se vinculó al periodismo activo de Ocaña

Fue director del periódico RENOVACIÓN, y de la revista HACARITAMA en donde se distinguió por sus escritos y dirección periodística que hicieron de este medio, gracias a su diligente labor uno de los periódicos mejor escritos y presentados que haya tenido Ocaña a través de su historia periodística.

Desde niño vivió en Ocaña que lo reconoció como hijo meritorio y dilecto. Hombre de buena cultura filosófica. De formación autodidacta, de él dijo el doctor Lucio Pabón Núñez "Cultivaba una extraordinaria modestia, que le vedó ocupar altos cargos a que tenía derecho y que con frecuencia le ofrecieron". (Revista Hacaritama, 247, página 13, año 1970.

Por línea materna se enlazaba con la estirpe del general, Guillermo Quintero Calderón. Pero fue siempre un hombre lejos de abolengos; por el contrario, su principal cualidad fue la modestia incomparable; de la cual comentó el presbítero José María Peláez Herrera, que cuando el Centro de Historia fue elevado por ley del Senado de la República a la máxima categoría de ACADEMIA DE HISTORIA, escribió un artículo en donde exaltaba los méritos del ilustre Sánchez Rizo. Como don Luis era ajeno a los elogios no reprodujo ese escrito en los siguientes números de la Revista. Así era este hombre que vivió durante su vida un cristianismo ejemplar; y que de su bondad sin límites, sólo hay semejanza en las páginas del Evangelio.

Con incomparable maestría dirigió periódicos literarios y políticos. Su labor más representativa de hacedor de cultura redundó a favor de la ACADEMIA DE HISTORIA DE OCAÑA, en donde fue miembro de número y Secretario General de la Entidad. En esta actividad y en todas en cuanto estuvo vinculado se ganó el respeto y la admiración de la ciudadanía ocañera; en especial de los que tuvieron el privilegio de colaborar con el en los diferencies espacios culturales.

En el Centro de Historia de Ocaña fue de los pilares fundamentales, esto fue reconocido ampliamente y su deceso constituyó un rudo golpe para la cultura de Ocaña y su provincia. Su constancia permitió sostener con regularidad la revista Hacaritama, órgano oficial de la Academia de Historia de la ciudad.

Su obra fundamental fue LA MONOGRAFÍA DE OCAÑA, escribió además investigaciones sobre la Vida y Obra del general Guillermo Quintero Calderón; así como una reseña de HISTORIA DE OCAÑA A TRAVÉS DE LOS DÍAS Y LOS AÑOS.

Para los lectores de esta página Web, a continuación apartes de un escrito de Luis A. Sánchez Rizo:


OCAÑA EN LA CULTURA Y EN EL ARTE
Fragmento

En todas las épocas, desde su iniciación como unidad en el conglomerado de poblaciones que surgieron al impulso arrogante y tenaz de conquistadores y pobladores, Ocaña ha contado siempre entre sus hijos a artistas meritorios que han enaltecido su acervo cultural: Pintores, escultores, poetas, músicos, ebanistas…

Entre los primeros, si bien de la época colonial no queda ningún nombre auténtico, sabemos, de época posterior que al joven Samuel Quintero, sobrino del general Quintero C, prematuramente fallecido en la batalla de "La Hacienda" en San Pedro, hoy Villacaro, cultivó este arte. El doctor Leonidas Quintero triunfó en la exposición artística habida en Bucaramanga en el pasado siglo.

… …

Con José Eusebio Caro, el poeta de Colombia, basta y sobra para eclipsar los anteriores y llenar su época. Después Daniel A Cardona, Ramón y Carlos Molina López, en sucesión Adolfo Milanés, Edmundo Velásquez, Marco A. Carvajalino - el poeta de Ocaña- los más caracterizados representantes, y podíamos citar otros como Luis Eduardo Páez Courvel quien dejó muestras de su estro, cuya lira colgó para espigar con rotundo éxito en los campos de la historiografía y cuya muerte prematura, hoy hace precisamente diez y nueve años, no cesan de llorar las letras patrias y más aun las regionales, pero nos haríamos interminables, porque como dijo el laureado vate Martínez Mutis, en Ocaña abundan los poetas.

En el divino arte: Santiago Jácome, quien logró inventar un instrumento melodioso, el ciego Filandro Ibáñez, a quien inmortalizó en una copla genial Joaquín Posada; Los Nogueras, con Calixto y sus hijos, especialmente Fabriciano, primer director de la Banda Municipal; Julio Jácome Niz, el maestro Ramón Clavijo, Nemesio Pino y un millar más.

Entre los ebanistas de fama sólo citamos dos que representan a todos: Pedro Marín y José Dolores Cabiedes. Del primero queda el santo sepulcro, que antes cuidaba con esmero la familia Lemus (1); y el segundo el Trono de la Virgen del Rosario de Río de Oro, una joya de invaluable mérito.

Y sólo hemos citado a algunos que entraron a la vida futura por el puerto de la muerte en espera de la resurrección prometida.

Ocaña, 20 de junio de 1969.

(1) El santo sepulcro de Ocaña es una joya de la ebanistería de precisión por las hermosas incrustaciones de madera y su fino acabado.

Cuando esta meritoria obra artística se adorna el viernes santo con orquídeas y demás afectos florales e iluminación para conmemorar el entierro de Cristo; los ocañeros y visitantes reconocemos en esta meritoria obra : una de las maravillas del arte colombiano de todos los tiempos, que unido al paso de la Virgen Dolorosa, con sus faroles coloniales; demás imágenes del arte quiteño o español hacen de la Semana Santa en Ocaña, algo digno de promocionarse ante Colombia y el mundo.

Medellín, diciembre de 2005