ANTOLOGÍA
DE ESCRITORES Y POETAS DE OCAÑA Y SU PROVINCIA JUSTINIANO J. PÁEZ |
Historiador, educador y periodista. Nació
en Ocaña el 5 de septiembre de 1866 y falleció
en la misma ciudad el 16 de junio de 1954. Cursó estudios de enseñanza primaria y secundaria hasta el cuarto grado en el Colegio José Eusebio Caro de Ocaña, estudios que continuó en el Seminario de Santa Marta. De gran capacidad intelectual este joven autodidacto, en la formación legislativa, ocupó cargos en la rama judicial y en la prefectura de Ocaña, de la cual se encargó varias veces. En el año 1894 fue elector de la Asamblea Electoral reunida en Ábrego. (N de S). Fue concejal, y posteriormente, Alcalde de la ciudad de Ocaña; además, Prefecto Civil y Militar de la Provincia del Sur del Magdalena. En el año de 1935 participó como cofundador del Centro de Historia de Ocaña, hoy Academia de Historia. Difundió importante información a través de diferentes medios escritos; entre estos la revista HACARITAMA, vocero de la Academia de Historia de Ocaña. En su vocación por los estudios del glorioso pasado, estuvo vinculado a diferentes centros académicos de historia del país: Norte de Santander, Atlántico y Magdalena... Para aceptarlo como miembro correspondiente a la Academia Colombiana de Historia, los académicos Horacio Rodríguez y Belisario Matos, en sus respectivos informes reglamentarios, se refirieron elogiosamente a la obra del académico Páez como historiador de gran mérito y talento en donde exaltaron su obra por el estilo de su redacción en donde se aprecia el correcto manejo del idioma en la exposición de los hechos. Entre las obras históricas en donde el señor Páez se mostró magistralmente, pueden señalarse: Noticias Históricas de la ciudad y la provincia de Ocaña, desde el año de 1810, hasta la guerra de los mil días; o guerra de los tres años, documentado trabajo que presentó en el año de 1924. Otro importante documento de su autoría: Geografía especial de la provincia de Ocaña. Aparte de los tesoros documentales de su investigación y consulta histórica se destaca en este servidor público, su paciente labor al servicio de nuestra ciudad; trabajos trascendentales que le hacen acreedor a la gratitud de la ocañeridad culta. Fue además un estudioso admirador del Libertador Simón Bolívar y de su trascendencia en la epopeya libertadora. Su hijo, Dr. Luis Eduardo Páez Courvel continuó su meritoria obra histórica destacándose como uno de los historiadores más importantes de Ocaña y su provincia a través de los años; labor que se proyecta hasta nuestros días en las personas de sus nietos, en especial del académico Luis Eduardo Páez García, actual presidente de la Academia de Historia de Ocaña. En la revista HACARITAMA se pueden encontrar escritos varios en donde el señor Páez se muestra como un escritor ameno por la fuerza de su expresión y contenido de trascendencia humana. En su prosa da a conocer el fruto de sus pacientes consultas históricas, y en ocasiones, como a continuación puede observarse, exalta a las personas que en su opinión considera dignos de la emulación de las gentes de su tiempo y del futuro, en el devenir histórico de nuestra región tan cercana a sus afectos. EL
ILUSTRÍSIMO DOCTOR RAFAEL CELEDÓN Fragmento. “Yo no puedo hablar de Rafael Celedón sino con mucho recogimiento. La evocación de su recuerdo me convida a meditar. Su memoria es reliquia sagrada para mí; en las íntimas veladas, a la luz de la lamparilla del hogar, del amoroso y dulce hogar de mis padres, oía de boca de éstos los mayores elogios y ponderaciones respecto del señor obispo de Santa Marta, de suerte que aprendí a amarle sin conocerle, a venerarle sin poder hacer cuenta de sus virtudes, a admirarle sin haber leído sus obras portentosas”. Así comenzaba el conocido jurisconsulto y eminente escritor colombiano doctor José Manuel Manjarrés, su precioso estudio sobre el doctor Rafael Celedón publicado en Bogotá (imprenta de San Bernardo) en 1917… ¿Y qué diremos nosotros – dijimos en nuestro trabajo, Noticias históricas de la ciudad y la provincia de Ocaña – que tuvimos el altísimo honor de recibir por cerca de cuatro años, las saludables enseñanzas de este sabio sacerdote, una de las más brillantes figuras del episcopado colombiano? Diremos que sobre el natural recogimiento, hemos de evocar su memoria como el más acendrado amor filial. Y así consignar un esbozo biográfico del doctor Celedón, como humilde tributo a su memoria en el 45 º aniversario de su muerte acaecida en esta provincia. Fue la cuna de Rafael Celedón la pintoresca población de San Juan del Cesar del departamento del Magdalena en donde nació el 24 de octubre de 1833( el 3 de septiembre señala el doctor Manjarrés) . Fueron sus primeros preceptores del joven Rafael el ciudadano francés señor Bougard quien le daba lecciones de francés y otras el doctor Juan Manuel Barrera, quien le instruía en la marina y las matemáticas, materias en las cuales en muy pocos días sobresalía al maestro. Aludiendo
a la carrera sacerdotal del doctor Celedón, expusimos en
Noticias Históricas. De la primera misa del doctor Sucre se valió
la divina Providencia para llamar al joven Celedón a la carrera
sacerdotal. Desde entonces reanudó el estudio de las ciencias eclesiásticas
que desde niño había comenzado con el padre Agustín Celedón,
tío de Rafael; pero la revolución de 1860, en que tomó parte
muy activa y cuyo desenlace fue funesto para el partido conservador que
defendía lo condujo al destierro. Las recomendaciones del ilustrísimo
señor Vásquez, obispo de Panamá, le facilitaron el
ingreso al seminario de san Toribio, en Lima. El mismo señor Vásquez
le ordenó sacerdote, en Panamá, de donde regresó. Sirvió
primeramente al curato de Fonseca, provincia de Padilla, y luego pasó a
Riohacha, en el año de 1867. En
abril de 1869 acomete el doctor Celedón la catequización
de los indios guajiros; y es tal su pericia y actividad y tal su vocación
evangélica, que a poco de encontrarse en medio de la parcialidad de Marahuyen,
es dueño de todas las voluntades y tiene su primer amigo en el cacique
Margen. El 26 de diciembre celebra el misionero en la pequeña
iglesia de Marahuyen la primera misa y excediendo a los indios en la lengua, como
el gran jesuita Francisco Páez de Abisinia, les predica en el propio
dialecto indígena con asombrosa naturalidad y elocuencia. Resultado de aquella vida consagrada por entero al estudio nos quedan de su áurea pluma las obras: Gramática de la lengua castellana; gramática francesa; Religión, Dogma ,Moral y Culto; Contabilidad, Cosmografía, lecciones de Geometría; Gramática de la lengua Kóggaba, con vocabulario y catecismo y vocabulario de la lengua guajira; tratado elemental de Álgebra arreglado para los colegios hispano-americanos… Por los años 1889 a 1891 se encontraba el doctor Celedón desempeñando la vicaría de Ocaña. Aquí se recibió, pues, la noticia de su preconización para obispo de santa Marta. Contados dos lustros de vestir las insignias predalicias y a los sesenta y nueve años de su nacimiento, murió el ilustrísimo y reverendísimo señor Rafael Celedón (10 de diciembre de 1902). ________ *
El obispo de Santa Marta, Rafael Celedón, tuvo especial amor,
dedicación y aprecio por Ocaña, su nombre aún
permanece unido al de la Novena de Nuestra Señora
de las Gracias de Torcoroma; de la cual, en el primer Boletín Cultural
se comentó que los Gozos fueron escritos por
Eustoquio Quintero. * En el escrito del académico, Justiniano J. Páez, tomado del libro Periodismo y Periodistas de Ocaña, del cual sólo presentamos apartes en este Boletín Literario, aparece que la ley 24 de 1903 expedida por el Senado de la República honró la memoria del ilustre monseñor: Rafael Celedón. Sus despojos mortales se guardan en la catedral de Santa Marta, pero su corazón, en la catedral de Santa Ana de Ocaña. De niño me llamó la atención observar este corazón que aún a la fecha se encuentra allí, cerca al altar mayor de la catedral, para la veneración de los fieles católicos; recuerdo significativo e imperecedero del ilustre prelado que tanto quiso a la ciudad y su región. Diligente obispo que falleció en la población de Abrego, adelantando una de sus visitas pastorales. G.A.P.T |