ANTOLOGÍA
DE ESCRITORES Y POETAS DE OCAÑA Y SU PROVINCIA Por Gabriel Angel Páez Téllez. Fecha, enero 31 de 2006. Boletín Literario 22 Biografía sucinta de la obra de Juan Romano Marún |
JUAN ROMANO MARÚN Periodista y escritor. Nació en Ocaña el 24 de noviembre de 1924 y falleció en la misma ciudad, el 9 de marzo de 1987. (Rf. Efemérides de Ocaña, Internet.) Ejerció el periodismo con especial dedicación y mística por aspectos sociales de la ciudad y su provincia. Entre los diferentes periódicos que dirigió en Ocaña "Actualidad" se referencia en el libro Periodismo y Periodistas de Ocaña, página 23. Se destaca en Romano Marún su amor por la ocañeridad, especialmente en los aspectos cívicos a favor de la ciudad por la que expuso sus inquietudes, no sólo a través del periodismo hablado y escrito sino en todos los espacios en donde su voz se hizo sentir en pro de los altos intereses de la ciudad. El 31 de diciembre de 1988, la ASOCIACIÓN PRO-DEFENSA DE LOS INTERESES CÍVICOS, HISTÓRICOS Y CULTURALES DE OCAÑA realizó sentido homenaje póstumo al periodista y escritor. En uso de la palabra el arquitecto Juan Manuel Duque Carvajalino, en su condición de presidente de la entidad, dijo de Romano Marún: "Su arrogancia intelectual contrastaba con su sencillez personal, sus convicciones políticas lo hacían discrepar de aquellos que se creían personeros de esa doctrina que él creía era la más conveniente para el bienestar de sus conciudadanos; y con esa convicción, libró batallas intelectuales en el periodismo escrito y hablado, en los foros y en seminarios donde hombres de su estirpe se reunían para hacer las evaluaciones y el análisis de su región". Por su parte, el doctor Héctor Romano Marún, en esa oportunidad hizo una semblanza de su hermano fallecido en marzo de 1987, y citó algunas frases del meritorio periodista: "Ocaña no es un término simplemente administrativo; es el símbolo de una raza idealista, de una raza que germina hecha patria". ( Horizontes Culturales, numero 3, fecha febrero de 1989). Yo
tuve la oportunidad de tratar al periodista y amigo, Juan Romano. Fue una persona
plena de amabilidad y con ese don de gentes que distinguen a los líderes
auténticos. En sus exposiciones tenía la propiedad de animar a quienes
lo escuchaban, por la convicción personal de sus exposiciones. En una oportunidad se refirió al Escudo de Ocaña, (La ciudad había adoptado el Escudo de la Ocaña española), y Romano Marún planteó que el señorial escudo pertenecía a su homóloga española; y que si bien se había popularizado; en su significado general de sus símbolos era ajeno a nosotros; por lo que escribió un artículo en que plantea adoptar un escudo con un diseño propio, con el concurso de los hijos de Ocaña El periodista y escritor, dentro del derecho constitucional de exponer libremente sus ideas propuso cambios; todo lo anterior, en una prosa sentida y directa con la que busca interesar de su proyecto a las autoridades de la ciudad, en especial al honorable Concejo y a la Academia de Historia de Ocaña. Se citan apartes de este artículo que aparece en la revista Hacaritama 247 del año 1970, su título: "LA HERÁLDICA AMBIGUA " Ocaña, fundada por don Francisco Fernández de Contreras en el año 1570, bajo el glorioso reinado de su majestad Felipe Segundo, y llamada desde casi el mismo instante de su fundación con el nobiliario título de ciudad, no poseía escudo de armas. Páez Courvel dedicó dilatado y valioso tiempo de sus investigaciones en los archivos notarial y parroquial de Ocaña, así como en el Archivo nacional de Bogotá, con el objetivo de recuperar para la historia el preciado símbolo. Dice el connotado historiador en la página 79 - tomo II - de sus "Ensayos críticos", edición Antares ordenada por el Departamento Norte de Santander: " por sus muchos timbres de antigüedad, gallardía y linaje y limpieza de tradiciones, Ocaña debe poseer, nos atrevemos a firmarlo, sus banderas y escudo de armas que de suyo le corresponden y seguramente le otorgaron los reyes " Tal esfuerzo fue, pues, en vano. Ocaña, más antigua que muchas ciudades del país e históricamente más meritoria, no fue distinguida por la Corona Española por blasones, o estos se perdieron lamentablemente sin que quedaron rastros de su existencia. Ante tal situación y como medida simplemente transitoria, Luis Eduardo Páez Courvel, con la lógica autoridad que siempre lo caracterizó, propuso ante los compañeros del antiguo Centro de Historia y con el objeto de adornar tanto el primer mosaico de alumnos del Colegio José Eusebio Caro, como la carátula de la Revista del Centro, se adoptara el escudo señorial de la Ocaña española. Dijimos que la medida fue propuesta por Páez Courvel con la calidad de transitoria y mientras - tal vez - la entidad rectora de nuestros acaeceres históricos tomara medidas. El escudo no podría adoptarse por razones que el mismo en forma doctoral en su estudio precitado. He aquí (página 82) otra afirmación del historiador; "la dificultad de hallar el escudo del fundador de Ocaña, o el de la ciudad benemérita, nos movió a colocar a la manera de ornamento simbólico y con carácter provisional el escudo de Ocaña española en el Mosaico del Colegio Nacional José Eusebio Caro correspondiente al año de 1942 " Invocando nuestra muy personal consideración, y nuestro criterio, creemos que ya es muy difícil cambiar de símbolo. Hace mucho tiempo que se utiliza en documentos oficiales y privados. Pero la Heráldica es una ciencia que tiene sus normas precisas y los blasones se integran no caprichosamente sino con un objeto muy definid: el blasón es el registro de las glorias de la tierra. La torre blanca almenada que campea en el actual blasón nada tiene que ver con la historia de nuestra Ocaña. Con todo - y esto es verdad constituye el principal elemento del escudo. Por el contrario los leones, la corona y los esmaltes si son elementos universales aplicables a cualquier comunidad y a cualquier comarca. Teniendo en cuenta que este año se celebra el Cuarto Centenario de la ciudad, es conveniente hacer las reformas heráldicas del caso. Nosotros proponemos una cosa muy sencilla que, a nuestro juicio, resuelve la situación creada; debe sustituirse la torre blanca almenada por la Columna que conmemora la Libertad de los esclavos. La
figura que actualmente ostenta el escudo no es totalmente extraña. En cambio
la Columna es única en su género y hace parte vital de nuestra tradición
terrígena. El cambio es físicamente mínimo. Hasta puede vislumbrar cierto parecido escultural y arquitectónico en ambos elementos. Por lo tanto no pierde la belleza medieval que caracteriza el escudo ni se elimina una tradición ya creada. Pero lo hacemos nuestro. Lo volvemos ocañero , de nuestra Ocaña colombiana. He
aquí una inquietud, pues, para la Academia de Historia y el Honorable Concejo |