Antología de Escritores y Poetas de Ocaña y su Provincia
Por Gabriel Ángel Páez

Fecha, 14 de noviembre de 2005.

Biografía sucinta de la obra de ELIGIO ALVAREZ NIÑO

Nació en Ocaña en el año de 1926 y falleció en Cúcuta en 1985 (Rf. Biblioteca Luis Angel Arango)

Bachiller del Colegio José Eusebio Caro, de Ocaña; y abogado de la Universidad Libre, de Bogotá.

Poeta y humanista

Ejerció cargos públicos en Ocaña. Entre otros: juez del trabajo y personero. Interinamente encargado de la gobernación del Departamento Norte de Santander. Fue además, jefe de la sección de análisis, estadística y publicaciones del Ministerio del Trabajo.

En su labor cultural fue socio fundador de la Sociedad Bolivariana de Ocaña y miembro de la Academia de Historia.

Escribió "Caramillo en la sangre", publicada por la Biblioteca de de autores nortesantandereanos. De su producción aparecieron además otros libros que le hacen honor a las letras nortesantandereanas: De -cantada ausencia, La piel de los sueños, El tiempo de la rosa; y una biografía de Edmundo Velásquez, en sus producciones literarias da a conocer su sensibilidad de escritor y poeta.

La poetisa Ofelia Villamizar Buitrago, en comentario al libro "Caramillo de la sangre" exalta a Eligio Alvarez como un hacedor de metáforas, único y exquisito, con nuevas paradojas, antítesis nuevas, y acompasado al ritmo atónico de esta época de voces pujantes como la de Rafael Maya y Ortiz González (Biblioteca de Autores Ocañeros, número 11, página 301).

En el año 1956 fue galardonado con el premio Jazmín de Plata. Entre sus ensayos interpreta la obra poética de Edmundo Velásquez; también otros trabajos de carácter histórico.

En el diario La Opinión de la ciudad de Cúcuta, el 31 de octubre de 1986, se publicó una carta dirigida a su esposa doña Laura, el tema: un sentido comentario del deceso del poeta, de esta misiva cito apartes:

"… De la cama hospitalaria saltó a la silla de ruedas con ese afán de retomar el espacio, buscando, resignadamente, el alivio de la ciencia y de la técnica. Los límites del destino abrieron tormentosamente el hilo perdido del rescate y allí, el universalista, desempolvó la fe ancestral en la Virgen de Torcoroma y tejió ilusiones con la telaraña de sus libros.

… A su lado estabas vos como (Caramillo en la sangre) o como un perfume de rosa sin marchitar. Te tocó ser compañera realizada en la fragancia de los versos, en la caricia matinal y en el intermedio de una silla de ruedas. Lo que entregaste y lo que recibiste es tu premio, aunque la partida te estremezca; tu labor de constructora es la constancia de la divina suerte del amor".

Eligio fue ante todo un poeta lírico que utilizó con gran habilidad de artista el recurso metafórico, a veces nostálgico, pero siempre sobrio y depurado del idioma español.

Su poesía tiene esa musicalidad del ritmo constituyente fundamental de sus versos que traducen su alma indiscutible de poeta.

A continuación dos de sus escritos en verso libre.

Toda piedra alguna vez fue una estrella

De un inmenso sol
¿o de una nebulosa?
que estalló
hace miles de siglos
nacieron muchos soles
domésticos
para el oficio de la luz
en las profundidades galácticas.

Y a esos soles que cumplen
sin protestar
la tiranía de los relojes
los llamamos estrellas
para que su juego adquiera
tibieza de mujer

Después
las erosiones cósmicas
fueron desmantelando
las cinco agujas
que todos conocemos
de la estrella perfecta
hasta dejarla redondeada
igual que luna de pesebre.

Pues bien
esos trozos de estrella
fueron cayendo poco a poco
uno a uno
sobre la superficie planetaria
con nombre de aerolito
de ángel caído
o de estrella fugaz
conforme al lenguaje de la tierra

Gigantes o pequeñas
las piedras
que a veces tropezamos
no son más que estrellas apagadas
venidas a menos
porque el fuego interior
se les murió hace rato
y ya no pueden,
por lo mismo,
dialogar con las rosas
ni con los ruiseñores.

Toda piedra
alguna vez fue una estrella.


TARDE

Tarde meditabunda,
tarde triste,
pedazo de silencio
hecho nostalgia,
musicalmente vaivén
de luz y sombra
fragiloso collar
de risa y lágrimas

¡Oh tarde melancólica!
Te canto
Con mi viejo laúd
de voces lánguidas
la canción que estremece
el infinito
y el lazo sublime
de las almas…

Te canto porque estás
dentro de mí
como la luz estelar
en fuente diáfana,
porque eres un término
de vida
y un principio de viaje
hacia la nada…

Te canto con las voces
de mi sangre
ardorosa, febril,
porque eres pensativa

y eres triste,
porque eres luz y sombra
en mí mirada…

 

Porque estás invadida
de lo ignoto
y vislumbras un halo
de esperanza,
porque eres inquietud
y eres silencio,
y suprema impresión
de la distancia…

Te canto porque escondes
en tu fondo
haz divino de risas
y de lágrimas,
porque brotas rosales
de alegría
y punzantes espinas
de nostalgia

Oh tarde pensativa, triste amiga
reflejo de mi vida
atormentada,
tus manos de nostalgia
pulsan trémulas
los ténebres cordajes
de mi alma...

 

 

 

 

Nostalgia del pasado

Quizá algún día me vaya por un camino errado:
vivir es enrutarse con brújulas de ensueño…
no miraré hacia atrás; me orientará el Destino
mirar hacia el pasado es vivir del recuerdo

Y yo odio el recuerdo porque el recuerdo es sangre:
la herida del dolor de vivir es eterna…
el camino es abrupto y hay espinas y cardos:
la aridez del desierto no brota rosas frescas…

Me iré; me iré muy lejos con los puños de piedra,
golpeando la rudeza de mi propia existencia…

Mis pupilas serán de roca cristalina,
y en mis manos el fuego hará su nidal cárdeno…
tanta sangre y dolores y pedazos de alma
en la oscura maraña del horrible pasado…

Beberé con angustia el recuerdo es ser Hombre:
hay que apurar la copa, y el sabor es amargo…
mil estrellas me miran, y estoy ciego soñando;
y hay nostalgia en mi pecho: el grito del pasado…

Medellín, noviembre 2005