ANTOLOGÍA DE ESCRITORES Y POETAS DE OCAÑA Y SU PROVINCIA
Por Gabriel Angel Páez Téllez
 
Boletín Literario No. 25 - Ana Valier - Medellín, 20 de febrero de 2006
ANA VALIER

Al llegar al número 25 de esta ANTOLOGÍA IN MEMORIAM DE LA OCAÑERIDAD, en donde me he propuesto, con la colaboración de esta página Web, destacar la Vida y Obra de Escritores y Poetas de Ocaña y su provincia, ya fallecidos, me permito hacer finalmente mención de Ana Elvira Arévalo de Vallesaltos, nacida en Ocaña y fallecida en la ciudad de Barranquilla.

Esta periodista y poetisa de amplia sensibilidad firmó sus versos con el seudónimo de ANA VALIER. La expresión Valier, que puede interpretarse como un apellido extranjero, es sólo una alteración de su segundo nombre: Elvira.

Un colega periodista barranquillero la entrevistó hace varios años; y la revista HACARITAMA, edición recopilada de los números 252-253-254 años, (1973 - 1974), páginas 75 a 70 inclusive, reprodujo textualmente este artículo en donde la poetisa en forma amena responde el cuestionario de la entrevista. Al entrevistador cautivó no sólo sus respuestas sencillas y directas sino su don de gentes y personalidad:

"Anita es una dama de trato singularmente distinguido y cordial que dialoga con facilidad, la espontaneidad y el reposo que deben ser un reflejo de su ciudad natal, Ocaña, señorial y exquisita, donde la sociedad, el pueblo, los pájaros ,las quebradas y las montañas inspiran una posibilidad deliciosa. Con Anita Valier hablamos de muchas cosas porque es una mujer de múltiples aspectos interesantes que domina con deleite"

La poetisa vivió la mayor parte de su vida en la ciudad de Barranquilla, a la que fue llevada desde muy niña; y que ella describe en su colorido poético con sus calles llenas de centenarios árboles, de calles arenosas y de tranvías tirados por mulas coronadas de ramas de matarratón para mitigarles el sol inclemente.

También recordaba con especial predilección a Ocaña, su ciudad natal, en donde vivió su infancia y, desde la edad de seis años, según comentó, escribió comedias breves que después con sus amigos del barrio San Francisco fueron puestas en escena. Comentó además que sus antepasados familiares ocañeros, se distinguieron por el manejo castizo del idioma: Felipe Antonio Molina, Adolfo Milanés, Francisco Angarita… De su padre, Guillermo Arévalo Peñaranda, fallecido a la edad noventa años, que recordaba como un artista del vocablo, de su ascendencia fundamentaba ANA VALIER, su amor por la literatura que consideraba además: un remanso de paz que la alejaba de los contratiempos de la vida.

En la capital del Atlántico se vinculó a espacios culturales: Centro de Historia de Barranquilla y Ciudadanas de Colombia, entre otros.

Una de sus mayores satisfacciones fue haber obtenido el primer lugar en un concurso literario realizado en Ocaña, en homenaje a la Virgen de Torcoroma. Apreciaba en alto grado el diploma que obtuvo en ese concurso literario organizado por la Diócesis de Ocaña; ella tuvo siempre en gran estima la intelectualidad ocañera.

El 14 de diciembre de 1970, con motivo del IV centenario de la fundación de Ocaña, los académicos delegaron en Ana Valier el homenaje a nombre del Centro de Historia . Para esta efeméride, escribió y declamó su poema VISIÓN DE SIGLOS.

Escribió en verso y en prosa. La Biblioteca de Autores Ocañeros, publicó apartes de su producción poética. Entre sus poemas se destacan: Imbabura, Búsqueda inútil, Rosalinda, Noche azul, En mi jardín y Anhelos.

En relación con su obra literaria, el académico Ciro Alfonso Lobo, en el año de 1973 conceptuó, respecto de Ana Valier: … Pero si es acreedora a que se le recuerde como prosista, lo es mucho más para no olvidarla como cultivadora de versos que guardan poesía y en los que está presente su alma.

Lobo Serna la apreció en alto grado y fue él quien le comentó a Luis Eduardo Páez García, actual presidente de la Academia de Historia de Ocaña, sobre el deceso de la poetisa en la ciudad de Barranquilla.
Páez García me comentó que Ana Valier, murió entre los años 2002 y 2003.

A continuación, un fragmento de su poema en la que exalta a Ocaña en su IV Centenario de su fundación.

VISIÓN DE SIGLOS
(Fragmento)

Despertaba América
de un sueño de milenios
y la altiva comarca
de los Hacaritamas
se empinaba en el viento
y en el alba.

Quería mirar el mar,
al mar de la conquista
que le traía la nave aderezada
con la flor del idioma;
con la mujer hispana;
y aquel extraño símbolo
de la cruz y de la espada.

Y atónita, sumisa,
a la invasión guerrera
que sus predios violaba,
como cobriza hembra
indefensa se entregaba.

Y los conquistadores
vencidos por el vértigo
de cumbres milenarias;
del rumor de las altas torrenteras;
la fuerte contextura de las rocas;
la enhiesta gracia de las piedras;
el rugido escalofriante del leopardo;
la policromía de las serpientes;
el canto de la alondra;
y todo el escenario en que se enmarca
la brava tierra de los santanderes…

Por el Valle de Hacarí
jugaba el aire
con las primeras voces castellanas
del Capitán Fernández de Contreras
y el sonido argentado
del roce de la espuela
de Gaspar Barbosa de Maris,
el generoso y noble
que no quiso manchar
con sangre ajena,
ni su recio corazón de roble
ni su espada guerrera.

Tras un pesado portalón de siglos
se cierra en la visión de esta semblanza
que lleva en sí la dimensión humana
de hombres y figuras legendarias…

Y aún nos queda en la española Villa
aquel aliento para el hombre nuevo
que desafía a la muerte:
que domina la ruda geografía comarcana
y nos hablan en el divino idioma
con gracia en el acento
con fuerza en la palabra,
y se yerguen viejas torres
con rotas Espadañas
donde una cruz al viento
es símbolo cierto de esperanza
en las noche morenas,
alguna copla sin destino viaja,
desprendido en los siglos
de las cuerdas de un arpa.

Ocaña ¡Ciudad del milagroso asombro
en la hondura vegetal del árbol;
ciudad de luceros sumergidos
en nieblas azuladas;
rosa de espinas pétreas;
girasol de nácares;
paraíso del indio Hacaritama!
jardín florido de castiza raza
en el hombre amoroso de los Andes.