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| Pamplona y Ocaña, ciudades nortesantandereanas con arraigada herencia española brindan culto a meritorias tradiciones católicas, desde tiempos que se remontan a sus fundaciones por parte de aguerridos capitanes españoles .Pamplona fundada en 1549 por Pedro de Ursúa y Ortún de Velasco; y Ocaña, por Francisco Fernández de Contreras en 1570. Estas ciudades conservan las tradiciones heredadas de los españoles. Entre éstas, la de más raigambre y tradición peninsular es la Semana Santa o Semana Mayor, con sus procesiones nocturnas, en donde los pasos de imágenes de Jesús, la Virgen María y los santos son llevados con amor y devoción por los llamados Nazarenos, y el acompañamiento del pueblo creyente. De antaño las festividades del Corpus revestían gran solemnidad en Ocaña, pero esta conmemoración religiosa, desde hace pocos años, se centra el jueves santo que conmemora: el día eucarístico por excelencia, y la institución del sacerdocio. El jueves santo los altares de las diferentes iglesias y templos de la ciudad se ven primorosamente adornados. En estos altares la feligresía católica hace amorosas ofrendas florales, sahumerio y veladoras para expresar culto de adoración a Jesucristo, el Hijo de Dios, presente en la sagrada hostia, expuesta en los llamados Monumentos. A través de las procesiones con las diferentes imágenes tambien les ofrecemos culto de veneración ( No es culto de adoración, como algunos pretenden señalar nuestra actitud) estas muestras de amor se hacen extensivas a los santos representados en estas obras artísticas elaboradas en mármol, madera o yeso, porque los diferentes pasos religiosos nos recuerdan los acontecimientos y los personajes históricos de la sagrada pasión, en especial a Cristo y a su sagrada Madre: La Virgen María. Las procesiones en la historia del pueblo hebreo se remontan a una antigüedad de 3000 años. El Arca de la Alianza fue llevada en procesión por Moisés y su pueblo después de la salida de Egipto. Esta arca o caja estaba revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Adentro se conservaban las tablas de la ley, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. Sobre la tapa del arca descansaban dos querubines, dos ángeles alados elaborados en oro. El gran legislador Moisés, y con él todos cuantos habían salido de la cautividad, como puede leerse en la Sagrada Escritura, se postraron varias veces ante el Arca, que era la personificación de Dios. A estos patriarcas por esta actitud nadie les acusó jamás de que adoraban a los ángeles que estaban ubicados en la parte superior del Arca, ni los objetos guardados en ella (Véase el libro del Éxodo) El culto católico guarda con ellos ese ideario. Sabemos que sólo Dios es digno de adoración, y en los días santos, ayer como hoy este culto de latría se centra en Jesucristo y su sacrificio redentor. En cada una de las ciudades hay imágenes e iconos que atraen el fervor, la piedad y la veneración de los fieles. En Pamplona se destaca: Jesús crucificado, sagrada imagen que de antaño se veneraba en una ermita, según nos relata Pedro de Mercado, jesuita escritor del siglo XVII. Se trata de Jesús, El Señor, humillado por nuestros pecados; de allí el nombre de Cristo del Humilladero. Esta hermosa escultura de Cristo Jesús, muerto en la cruz se encuentra en esa ciudad. Fue traído de España en el siglo XVI En Ocaña, al igual que en Pamplona hay hermosas representaciones de Jesús, la Virgen María y los santos, la mayoría son magníficas obras de la famosa escuela quiteña; o del arte europeo: español, francés o italiano, entre otros. En Ocaña tenemos en Semana Santa, varias imágenes de exquisita factura artística, en su mayoría pertenecen al arte francés: el Señor de la columna; Ecce Homo, San Juan, La Verónica, especialmente la Madre Dolorosa con su casita de faroles, es una imagen hermosísima que causa admiración, y que las damas ocañeras acompañan con los tradicional alumbrado nocturno el viernes y sábado en la procesión de la Soledad Todos estos pasos religiosos llaman al recogimiento y la piedad, pero en opinión generalizada, que comparto, lo más hermoso de los pasos de la Semana Santa en Ocaña lo constituye EL SANTO SEPULCRO. Esta primorosa obra de la ebanistería de precisión fue construida por maestro ocañero don Pedro Marín, y data del año 1856, Este artístico sepulcro que conmemora el descanso mortuorio de Cristo, fue elaborado con una técnica minuciosa de incrustación de maderas. Y pensar que los artesanos de la ciudad hace siglo y medio, no contaban con herramientas de talla para trabajos de alta precisión. Es una obra tan fina que siempre ha cautivado al buen observador de las obras de arte, esos trabajos del ingenio humano que tienen el halo de Dios para ser admiradas a través de los años. Los visitantes de esta página Web están invitados a admirar esta obra de de un ebanista ocañero. Tambien el altar de la Virgen del Rosario de Rio de Oro, (Cesar), es obra de otro de nuestros artesanos, el maestro José Dolores Cabiedes, según escribe don Luis Sánchez Rizo. (Su biografía puede consultarse en esta página Web) Cuando el Santo Sepulcro, adornado con leoncirios o doncirios, claveles, orquídeas, en la noche del viernes santo, abre su urna funeraria con ritual de amor para que se coloque el cuerpo de Cristo, luego del descendimiento de la cruz, no hay palabras para registrar este sublime momento . Hace años, no sé, si en esta época por problemas de inseguridad, aún se realice, pero hace décadas, un grupo selecto de soldados del ejército nacional custodiaba con bayoneta calada al Santo Sepulcro, a través del amplio recorrido de la procesión, que era acompañada a paso lento, con los arpegios de hermosas marchas fúnebres interpretadas magistralmente por la Banda Municipal, entre otras recuerdo: En el río Jordán, La Dolorosa, etc., composiciones de músicos ocañeros. Al lado del féretro de Cristo: los Caballeros del Santo Sepulcro, vestidos de negro riguroso, a la usanza del antiguo monarca español, Felipe II. ( 1527 -1598) Al frente del SANTO SEPULCRO, aún recuerdo la hermosísima corona de orquídeas con el distintivo GREMIO DE CHOFERES, era una corona de flores recogidas con amor y diligencia por los señores taxistas, los choferes que durante la mañana y la tarde del viernes se dedicaban a conseguir en Ocaña o su provincia: orquídeas ,leoncirios y claveles, etc. La Hermandad de Jesús Nazareno era la encargada de llevar todos los pasos religiosos, y aún hoy, por fortuna, esta meritoria Hermandad está al frente de las celebraciones, y lo hacen con especial dedicación y entusiasmo que continúan sus hijos y nietos; pues, esta que puede ser una promesa o manda, pero es ante todo un honor para quien se considera Hermano de Jesús Nazareno. ( Si desean hacer donaciones su cuenta corriente a nombre Hermandad de Jesús Nazareno es: 31809760015, Banco de Colombia) De niño escuché que el viernes santo cuando el Santo Sepulcro está saliendo en procesión, y el sacro féretro está entre la puerta de la catedral de Santa Ana y el parque 29 de mayo, alumbran en las montañas los tesoros escondidos a la codicia de los hombres . La música que se escuchaba en la Semana Mayor en Ocaña era de corte clásico o gregoriano. Nada profanaba el recogimiento que asumían como días de oración, especialmente los jueves y viernes santos, tiempo de meditación, hermandad y cambio positivo de las gentes. El sábado santo, ayer como en las actuales celebraciones, el Sepulcro permanece en la Iglesia de San Francisco, allí antes como ahora nos damos cita los ocañeros ( Ver fotografía anexa). Al visitar al Señor muerto, tengo esa vivencia, en nuestro recogimiento y devoción parece que realmente estamos en la presencia del cuerpo sin vida del Hijo de Dios. El domingo de Resurrección de Cristo, la procesión era de madrugada, tal vez se realizaba entre cinco o seis de la mañana. En el parque de San Francisco los feligreses nos dábamos cita en la llamada procesión del ENCUENTRE DE LA MADRE Y SU HIJO. Nuestra Señora, La Virgen María, en esta oportunidad con ornamento blanco, que superaba toda blancura, se le veía feliz al encuentro con su Divino Hijo resucitado de entre los muertos. Bibliografía consultada y vivencias personales
* Sagrada Biblia.
Medellín, 28 de marzo de 2007 | |||||||||