NOVEDADES EN OCAÑA Y SU REGIÓN

Por Gabriel Angel Páez Téllez

PRIMERA PARTE

Por invitación de los organizadores del IV CONGRESO DE INSTITUTOS TÉCNICOS, me hice presente en ese evento realizado en la ciudad de Ocaña, durante los días 3, 4 y 5 de mayo de 2006. Fue un certamen liderado por el Instituto Técnico Industrial "Lucio Pabón Núñez" plantel fundado el 12 de junio de 1950, del cual soy egresado en sus primeros años de bachillerato técnico.

El Congreso atrajo a delegaciones técnicas de todo el país y durante los tres días se debatió en forma constructiva a favor de la educación pública en Colombia, en especial por la vigencia y proyección de los institutos técnicos contemplados en la ley General de Educación, articulo 208, en especial en el DR 1860, artículo 13 numeral 4,( reglamentario de la ley 115 de 1994).

En algunas de las deliberaciones del IV CONGRESO TÉCNICO se hicieron presentes, entre otros importantes funcionarios: el señor gobernador del Departamento y secretarios de Educación; representantes del MEN; y la representante de FECODE, magíster, Amanda del Socorro Rincón S., quien en importante disertación comprometió la acción de la federación a favor de la educación técnica, acorde con las decisiones del Congreso Técnico.

Las diferentes sesiones se realizaron en el Club del Comercio en donde las diferentes delegaciones presentamos diferentes ponencias; además, dentro del evento, hubo visitas programadas a varios sitios de interés, entre otros: El Santuario Mariano, El Agua de la Virgen; y a la Playa de Belén, en especial al área de los Estoraques.

El Instituto cumplió a cabalidad y las deliberaciones fueron muy fructíferas. El próximo Congreso Técnico Nacional se realizará en la ciudad de Cali.

En relación con los sitios turísticos arriba mencionados, los visitantes se llevaron gratísima impresión.

En unión con algunos docentes del Instituto Técnico hice de guía turístico:

"El Agua de la Virgen. Este santuario católico mariano se encuentra al sur de la ciudad de Ocaña, aproximadamente a 5km, en lo alto de la cordillera, lugar donde según la tradición, el 16 de agosto de 1711, la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, fue hallada por los labriegos Cristóbal Melo y sus dos hijos Felipe y José.

Al santuario se puede ir a pie por la ruta de los peregrinos por el barrio Villanueva; o por la carretera en donde se puede utilizar transporte que lleva a los peregrinos hasta el lugar de las escaleras, por donde se asciende hasta el Santuario. Este segundo medio fue el utilizado por los comisionados docentes que admiraron la ermita edificada en 1875; y ahora con su hermosa plazoleta, demás complejo arquitectónico que parece enmarcado en la exuberante vegetación en donde parece se está cerca del cielo.

"Los Estoraques. Este lugar que el Inderena el 26 de mayo de 1988 por Acuerdo 0031, declaró Área Natural única, sorprendió a los visitantes; inclusive a nosotros; que ya conocíamos el sitio, porque parece que las figuras geomorfológicas cambian con los años.

Les comentamos que el poeta Eduardo Cote Lamus, en visita ante este monumento de la naturaleza escribió uno de sus más hermosos poemas: Los Estoraques. (Estos versos; o por lo menos, un fragmento de ellos hacen falta se perpetúen en una placa de bronce en este lugar).

Hubo charlas que planteaban novedosas teorías sobre la formación de los estoraques. Aparte de lo comúnmente aceptado por los geólogos, uno de los docentes comentó que el lugar debió ser lecho marino en un pasado remoto…

Entre otros detalles del lugar admiramos la llamada Casita de los Estoraques, vivienda que perteneció al Sr. Oscar Arévalo, que parece tuvo sembrados de cebolla por allá en los años 1980 y hasta el año 2000, pero que ahora no aparece sembrado alguno. Comentaron que al comprar la casa el gobierno, como todo lo oficial, ha comenzado a descuidarse, y el espacio alrededor de la casita aparece desolado…

Ojala volviera a sembrarse el lugar con cultivos de cebollas cabezonas, que no sólo contribuyen a mostrar el producto agrícola por excelencia de la región: la cebolla, de la cual los ocañeros nos enorgullecemos, pero que es ante todo una planta hortense de los playeros, y además a contribuir para revivir el paisaje; porque si bien los estoraques son hermosos en su extrañas estructuras, el color amarillento nos hablan de la muerte de la tierra a través de la terrible erosión que afecta a otras regiones del país.

"La Playa de Belén, Esta hermosa población fundada en 1862, dista a 25 Km. de Ocaña y el 6 de mayo de 2005, fue exaltado: Bien de interés cultural (Monumento Nacional.)

Su iglesia catedral se destaca en el conjunto de la población.

En nuestro rápido recorrido en el bus del Instituto por las calles de la Playa de Belén, admiramos su arquitectura colonial con las hermosas casas blancas y tejados que parecen reproducir las más hermosa de las aldeas españolas.

Medellín, 24 de mayo de 2006

SEGUNDA PARTE

Al entrar a Ocaña por la ruta de Aguachica (Sur del Cesar), sorprende gratamente el cambio del paisaje. Topografía cambiante; desde una región plana de ardiente clima, propio del valle del Magdalena, hasta ascender aproximadamente a 1200 metros sobre el nivel del mar, en donde se encuentra nuestra ciudad, con un clima medio que reconforta al visitante desde que divisa los cerros tutelares de Ocaña.

La Avenida Fernández de Contreras es la tarjeta de presentación para quien visita la ciudad, hasta detenernos en el parque e Iglesia de san Agustín, sitio venerado de la catolicidad que ha conservado a través de los años su arquitectura; y en cuyo recinto se encuentra la venerada imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, con el Niño Jesús en sus brazos; uno de las más bellas representaciones del arte escultórico religioso en tierra americana.

En este templo hay además la imagen colonial de San Sebastián, escultura que se remonta a la época colonial; y naturalmente, la imagen venerada de su santo patrono: San Agustín, Obispo y Padre de la Iglesia.

En el interior del recinto pude admirar los primorosos trabajos en piedra para el altar y la Eucaristía, obras adelantadas con la constancia de su Párroco, monseñor Estanislao Salazar Mora, que se dignó invitarme a conocer otra obra meritoria y digna de conocer por quienes visiten a Ocaña: La Casa Iglesia de Cristo Rey, obra inaugurada el 13 de agosto del año 2000.

En esta construcción se conjuga lo tradicional y lo clásico. Monseñor Salazar, con su experimentada sapiencia y sencillez me fue ilustrando de las particularidades de la obra; desde su perspectiva de entrada en donde el templo muestra como dos brazos abiertos en actitud de acogida, hasta el interior de la Casa iglesia, plena de vitrales, en donde la belleza y el arte son el común denominador de este conjunto armónico para honra de Dios.

A pocos metros del lugar, la estatua monumental de Cristo Rey que desde 1935, con sus amorosos brazos abiertos protege a nuestra ciudad.

 

Olvidaba comentar en el Parque San Agustín hay un monumento a Antón García de Bonilla

Algo sucede con los escultores en esta región del país, pero no han sido acertados para con nuestra tradición escrita y oral, respectivamente: Ahora aparece un monumento escultórico que pretende recordar a uno de los Antones, porque son varios los homónimos que en Ocaña y su región tuvieron ese nombre. (véase, Tiempo de fantasmas, Meléndez, Jorge; editorial Ecoe ,Bogotá, 1986)

Naturalmente el conjunto escultórico (Antón y su potro), se refiere a don Antón García de Bonilla, llamado El jinete fantasma, por Ciro A. Osorio Quintero; y El caballero de la noche, según Alfonso Carrascal Claro.

Antón García de Bonilla, personaje de leyenda.

Muchos historiadores se han ocupado de don Antón García, inclusive el Sr. Carmen Emiro Alvarez (Carmito), lo buscó en los libros notariales, para desmentir históricamente algunos detalles del libreto de una serie de televisión, sobre la vida de Antón García de Bonilla en una serie televisada.

El personaje existió y de eso no hay duda, de su figura poco se sabe; sólo que era hijo de un conquistador homónimo, de quien heredó y aumentó su fortuna. Vivía en tierra caliente (San Roque de Aguachica) cultivando cacao y cuidando su ganado que era numeroso; de él dependían negros, indios y mestizos.

Ciro Osorio, en el libro Los cronistas, páginas 248 a 252, nos dice que don Antón contó denarios a montones y sus arcas fueron las más repletas a cien leguas a la redonda; su mesa, la mejor servida; sus bodegas las más surtidas…

Don Antón se casó con la hermosa y linajuda María Téllez Girón, hija del capitán español: Luis Téllez Blanco, también hombre de grandes riquezas; de modo que con el correr de lo años, nada faltaba a su felicidad… Pero un día desventurado, en una de sus haciendas sus hijas y sobrinas cayeron víctimas de una epidemia, y la ciencia de la época no le daba ninguna esperanza de vida para sus seres queridos; entonces, Antón se acordó de Santa Rita, la santa abogada de imposibles, que se veneraba en una viejo cuadro en una calleja melancólica de Ocaña. A ella confió por intercesora ante Dios para que alcanzara la salud de hijas y sobrinas. La santa le cumplió, pero Antón; luego de la recuperación de la salud de sus hijas y sobrinas, incumplió a Santa Rita su promesa.

Ciro Osorio, el escritor escribió: "Don Antón no volvió acordarse de Santa Rita, pero Santa Rita no se olvidó de Don Antón…".

La leyenda cuenta que don Antón García, después de su muerte no tuvo la paz de quienes descansan en el Señor; quedó penando….

Hubo gentes hace años que aseguraban haberle visto en veloz potro de fuego cruzar desesperado las calles de la ciudad dormida rumbo al olvidado santuario de la abogada de imposibles en busca del perdón, por el incumplimiento de lo que una vez en vida prometió ante el lienzo venerado de la santa. (1)

Se especula acerca de cuál sería la promesa incumplida a la santa, pero es posible fuera la restauración del santuario humilde en Iglesia, obra que no hizo en vida; no por tacañería, sino por posponer los compromisos adquiridos y sorprenderlo la muerte, hecho registrado en el mes de mayo de 1696

En el monumento ecuestre en el Parque de San Agustín se observa que don Antón se cubre la cara con su capa; hay quien asegura que de vergüenza, porque su potro no alcanza a ser una mulita de la más baja estampa…

(1) A este lienzo de Santa Rita se refiere el poeta Efraín Jácome Rincón, en sus versos escritos en diciembre de 1958. (Antología Poética, Biblioteca de Autores Ocañeros, número 12, páginas 98 a 102.) Se citan apartes:

…. En la capilla, ante el cuadro
que adorna el altar de cedro
(pintura en lienzo finísimo
digna de Goya o el Greco),
con un respeto profundo
y un gran fervor en el pecho,
así decía Julián
con emocionado acento:

Estucaron las paredes
baldosines le pusieron
el púlpito y el coral
se perdieron: no los veo;
cambiaron las cosas viejas
por otras de nuevo estilo nuevo,
y de chiripa dejaron
del altarcito en el centro
el cuadro de Santa Rita
que es un tesoro de viejo…

 

___________

Yo me refiero al cuadro colonial de Santa Rita, en el poema VOLVER OCAÑA, que puede leerse en el espacio Antología de esta página Web.

En enero de 1993 estuve con mi señora en la Capilla de Santa Rita en Ocaña, y quise darle a conocer el hermoso lienzo de la santa que se veneraba desde tiempos inmemoriales en esa capilla y no lo encontré.

Preguntamos a las religiosas adoratrices, comunidad católica que ocupa el lugar; y la superiora nos comentó que cuando llegaron, el altar y lienzo de Santa Rita no estaban…

Le comenté el caso, al recién nombrado Secretario de Educación y Cultura de Ocaña, Dr. José Antonio Amaya, que prometió averiguar sobre este cuadro que pertenece no sólo a los bienes eclesiásticos de la Diócesis de Ocaña sino también al acervo cultural de la ciudad, pero a la fecha… Otra promesa incumplida; no a mí, sino a Santa Rita; y según el difunto Ciro A. Osorio, la santa no olvida las promesas incumplidas…

Confiamos haya respuesta y el lienzo vuelva a la capilla de Santa Rita. Este cuadro colonial hace parte del patrimonio artístico cultural de todos los ocañeros.

Medellín, 26 de mayo de 2006.

TERCERA PARTE

En el Parque de San Agustín, comentamos anteriormente, se erige el monumento a Antonio o Antón García de Bonilla, personaje controvertido, porque la leyenda relaciona a este Antón, con la santa de imposibles -Santa Rita- a quien aseguran le incumplió una manda, por lo cual hace años aseguraban ver su espectro deambulando por la callejuelas de Ocaña, pero la verdad es que el devenir histórico ha sido injusto con don Antón, porque está probado históricamente: que este encomendero, apellidado "El mozo", fue alcalde mayor que se preocupó por la educación de los niños de la comarca y uno de los fundadores de Río De Oro (Cesar); además, está comprobado que el 19 de marzo de 1690, seis años antes de su muerte, escribió al rey de España poniendo a disposición de los padres jesuitas una parte de su fortuna para fundar un colegio.

Pero la injusticia final, comentan actualmente en Ocaña, es la estatua ecuestre hoy en el Parque de San Agustín en donde representan a un don Antón y su corcel que, en definitiva, riñen abiertamente en relación con el óleo que aparece en esta página Web; especialmente con la descripción que de su cabalgadura o potro hacen diferentes historiadores. (Que don Antón, el encomendero, en cuyas haciendas hubo los mejores caballos de la región, se le muestre hoy montado en una mulita, "aprobada en primer debate", es algo improcedente para mis paisanos)

En este lugar del Parque de San Agustín hubo anteriormente otra estatua en homenaje a LEONELDA, de este personaje indígena hay mucha leyenda, y los ocañeros la ubicamos en diferentes formas de apreciación: princesa búrbura, líder indígena, yerbatera, hechicera…

En mis versos EL DESFILE DE GENITORES, evoco su presencia así:

La hermosa comparsa genitora
ha vuelto a desfilar en este enero.
Los indios y la tropa fundadora…
Leonelda, sin igual, cautivadora,
embrujando el corazón del ocañero.

En el libro Hacaritama de Eloy Anderson, páginas 46 y 47 se narra que el 24 de junio de 1666, las diferentes tribus indígenas: oropomas, patatoques, ormitas, simitariguas, entre otros que se vincularon a la fiesta por la llegada a nuestra región del obispo católico Melchor Linan de Cisneros, el cortejo hizo su entrada por Río de Oro (hoy Departamento del Cesar), hasta la ciudad de Ocaña. En la comitiva sólo faltaban los búrburas que estaban en rebelión porque el Santo Tribunal de la Inquisición había atrapado a dos de sus hechiceras. Una de ellas María del Carmen Mandón, había sido quemada en la hoguera en la Plaza de la Loma. La otra Leonelda Hernández, se encontraba ahora en custodia, para ser llamada ante los altos dignatarios de la iglesia de Ocaña. (…) el pelotón de soldados decidió pasar por alto el tribunal eclesiástico y ahorcar a Leonelda en la cumbre del alto del Hatillo.

Todo estaba preparado para ajusticiarla, cuando a su grito" Aquí de los búrburas" aparecieron los indígenas que la liberaron; en tanto, los soldados fueron masacrados.
En la horca, preparada para Leonelda, fue linchado el capitán.
Los indígenas y Leonelda huyeron hacia el sitio de Aguas Claras.

El lugar de hechos se llamó durante muchos años: el Cerro de la Horca; posteriormente: Cerro de Cristo Rey (nororiente de la ciudad de Ocaña.)

¿Cómo era realmente Leonelda? No hay mayores informes.

Para la historiadores españoles de la época, el caso de los búrburas y Leonelda Hernández tuvo que causarles desconcierto, sorpresa e indignación; y una forma de condenar su memoria fue ignorarla en sus crónicas, por eso no hay mayores informes de ella. No obstante lo anterior, la tradición oral no pudo acallarse y de ésta se documentaron, entre otros cronistas, el historiador Eustoquio Quintero. (Véase biografía en esta página Web)

"En su libro don Eloy Anderson dice que sus ojos eran oscuros resplandecientes y penetrantes; de personalidad abrumadora…

"Luis Eduardo Páez García, en su artículo Ocaña y el Desfile de Genitores, libro Nueva revista Colombiana del Folclor, página 109, se refiere a la presencia del Obispo de Santa Marta, Monseñor Liñán de Cisneros; y el caso de Leonelda, pero no el 24 de junio de 1666, como escribe don Eloy, sino en enero de 1667.

"Gregorio Hernández de Alba, por su parte sitúa a Leonelda, de la tribu Burgama y los hechos relacionados con la indígena en los años 1762 y 1763. Este historiador Comenta que Leonelda era joven y atractiva, no con el modelo de belleza europea sino con el más auténtico, el americano.

En el libro Barriletes, Ediciones Silvia María, Cúcuta, obra del Dr. Guido Pérez Arévalo, páginas 17 a 19, encuentro un comentario de Ciro A. Osorio Quintero, historiador ocañero que se refiere a LEONELDA, acorde con Gregorio Hernández de Alba, y cita la fecha del 5 de septiembre de 1763 en que María Mandona, la hechicera mayor y compañera de Leonelda fue quemada, pero no en la plaza mayor de Ocaña, como refiere don Eloy, sino en un árbol para purgar sus andanzas de hechicera.

Según, Ciro Osorio Quintero, el caso de LEONELDA se sucede doce años después de la muerte de su compañera María Mandona; luego fue en el año 1775

Entre la LEONELDA de: Eloy Andersen y de Páez García; con la de Gregorio Hernández de Alba y Ciro Osorio, hay casi un siglo de diferencia. Parece que el origen de esta confusión está en el escrito de Eustoquio Quintero que acogen los dos primeros escritores.

Los aspectos históricos son interesantes y sería importante que la ACADEMIA DE HISTORIA DE OCAÑA, en definitiva con el prestigio que la preceden fijara la fecha de estos acontecimientos de nuestra historia regional; así como los nombres de sus protagonistas, que se ven cambiados en algunos como el apellido del Obispo y el de una de las hechiceras sacrificadas.

Ciro Osorio dice que LEONELDA no pasaba de 26 años, y su cuerpo era esbelto de porte gentil y de bello rostro de color aceituno, con ojos negrísimos. Comenta además que la indígena nació y creció en las afueras de Burgama, hoy Gonzalez, Municipio del actual Departamento del Cesar.

Con base en la anterior descripción femenina de LEONELDA, que para muchos representa a las mujeres de Ocaña y su provincia con su belleza tradicional, era de esperarse que en su figura armónica se presentara al estilo India Catalina; ya Mario Javier Pacheco había presentado una figura estilizada de Leonelda que tuvo buena acogida , pero parece que el escultor resolvió mostrarla diferente. Hay información en el sentido de que la obra inicialmente pretendía mostrar alegóricamente la fuerza del trabajo, no sabemos por qué resolvió llamar "Leonelda" a este monumento; en donde en las formas protuberantes de mujer sobra el material: el que paradójicamente, ahora falta en el potro de don Antón…

La figura grotesca de Leonelda, con sus manos levantadas empuñando un lazo, aseguraban, los más radicales al monumento, debió inspirarse en el boceto del pintor antioqueño Pedro Nel Gómez para la Madremonte,

(El escritor Julio César Sepúlveda, resolvió canalizar el descontento popular ocañero por la estatua de Leonelda y escribió el artículo LA PESADILLA DE UN ESCULTOR, le solicité copia y se hace llegar al director de esta página.)

El tema de la escultura de Leonelda caló tan hondo en el sentir ciudadano, que el 20 de marzo de 1997, el recién posesionado Alcalde de la ciudad de Ocaña, doctor Manuel Guillermo Vila Vega, recibió una carta de la Academia de Historia de Ocaña, con copia a la Oficina de planeación, en donde le comentaban: " Aprovechamos la ocasión para comunicarle que en sesión ordinaria de nuestra institución, celebrada el 18 de los corrientes, se aprobó por unanimidad solicitar a usted, como primera autoridad del municipio, la reubicación de la estatua, localizada en San Agustín, la cual pretende representar a Leonelda Hernández que, como sabe encarna el ideal libertario de nuestra raza aborigen y representa la proverbial belleza de la mujer ocañera."

La estatua de Leonelda; finalmente, fue retirada, gracias a una acción de tutela. Se le trasladó al cerro de Cristo Rey; es decir, "lejos del mundanal ruido". No sé en qué parte del cerro esté el controvertido monumento de la supuesta Leonelda, porque no la pude ver por allá en mi reciente visita a Ocaña: debe estar siendo utilizada para asustar a los niños del sector…

Medellín, 6 junio de 2006.