| ||||||
En atención a la vida de LEONELDA HERNÁNDEZ, algunos historiadores, ya fallecidos: Eustoquio Quintero y Gregorio Hernández de Alba, en sus crónicas fecharon los hechos relacionados con la indígena con una separación de un siglo, sea la oportunidad para sugerir que la ACADEMIA DE HISTORIA DE OCAÑA, en definitiva, determine la verdad histórica y precise cuándo se sucedieron los hechos; en tanto, expongo mis opiniones en relación con LEONELDA, y el escrito del Dr. Ciro A. Osorio Quintero. No deja de sorprender que algunos de nuestros conocidos escritores que consultaron a Hernández de Alba lo hicieron llevados más por el prestigio de la condición del respectivo historiador, que en la base y realidad de sus afirmaciones históricas que es la que realmente legitima una información para la posteridad. El prestigio de algunos hombres ha traído, en ocasiones, consecuencias en contra de la verdad, no sólo en la Historia sino de la Ciencia, etc. Para muchos las afirmaciones de Cornelio Tácito, historiador nacido en el año 50 de nuestra era, cuanto escribió fue aceptado como palabra de evangelio, sin ningún espíritu crítico; se creyó a pie juntillas en todo cuanto narraba en relación con los años 69 y 96; cuando la verdad es que era un moralista que hacía triunfar sus tesis por encima de la verdad histórica. Al igual, en la ciencia Aristóteles por sus contemporáneos fue considerado un genio; y lo era, pero no en todo cuando afirmaba, y esto afectó negativamente la investigación científica por muchos años. Guardando las proporciones, en este caso, para la verdad histórica regional: para algunos de nuestros escritores en relación con los años en que vivió LEONELDA, la indígena búrbura, sólo podía decir la verdad el historiador Gregorio Hernández de Alba que ubicó el tema de las brujas en el año (1762), escrito que con el título LAS BRUJAS DE LA LOMA reprodujo la prestigiosa revista HACARITAMA, en el año de 1936, números 16 y 17. Con base en esta fecha escribió su relato el castizo escritor Ciro A. Osorio Quintero, en sus crónicas EL VALLE DE LOS HACARITAMAS, con el título LEONELDA HERNÁNDEZ, la bruja legendaria, (véase LOS CRONISTAS, Publicaciones de la Escuela de Bellas Artes, Ocaña, 1974. Afirma el escritor Osorio Quintero, cuya biografía IN MEMORIAM aparece en esta página Web; que María Mandona, compañera de LEONELDA fue ahorcada en su celda, el jueves 5 de septiembre de 1763; extralimitación de funciones que le costó un proceso penal al alcalde del lugar. LEONELDA, la más joven y hermosa de las brujas, pero quizá la más temida, diez años después estaba prisionera. En el libro BARRILETES, de Guido Pérez Arévalo, página 18 (Leonelda la bruja legendaria), se cita a Ciro Quintero y se comenta que habían pasado 12 años de la muerte de la Mandona, cuando se presentó el caso del Cerro de la Horca, de todos conocido. (En síntesis estos hechos sucedieron en los años 1773 a 1775). La fuente de consulta no las cita, el Dr. Ciro A. Osorio sólo dice: "Según las crónicas " De acuerdo con las la fechas que utiliza, tiene como base a Hernández de Alba, y no a Eustoquio Quintero, el que sí utiliza el pastor evangélico, Eloy Anderson, en su libro HACARITAMA, que señala al año 1666, el caso de LEONELDA y como gestor de este hecho al Santo Tribunal de la Inquisición que se preparaba para juzgarla en Ocaña. En el artículo del profesor Wilson Enrique Ramírez, publicado en la revista HACARITAMA, número 264 de junio de 1997, páginas 21 a 25 en donde, con relación a la historia de Leonelda, hace críticas alusivas al historiador Eustoquio Quintero; sobre estas opiniones consideradas subjetivas escribió posteriormente uno de los descendientes del historiador. En el escrito del profesor Ramírez titulado: EL MITO Y LA HISTORIA EN TORNO A LEONELDA, aparece que "el escultor (Ivan Duque Urquijo) aduce que se basó en los escritos de Ciro Osorio, quien a su vez se basó en Eustoquio Quintero". Aquí hay dos imprecisiones: por las fechas citadas por Osorio no se basó únicamente en Eustoquio sino en Guillermo Hernández, además el castizo cronista exalta la belleza de la indígena búrbura, armonía y rasgos ausentes en los monumentos que a la fecha se han hecho de Leonelda, exceptuando la estatuilla presentada por Mario Javier Pacheco. Según Hernández de Alba, en relación con LEONELDA, destaca: -
1º Que el tiempo de los hechos corresponden a 1762 y 1763. Obsérvese que dice seguramente, luego no lo afirma categóricamente. Es posible que el connotado historiador Gregorio Hernández de Alba, no haya encontrado escritos alusivos a LEONELDA, la acción de los indígenas en relación con su liberación en el Cerro del Hatillo; sumado a que no se supo más de ella, lo más posible es que la historia oficial la haya ignorado, como una forma de acallar la confusión y vergüenza que debió ser el fatal desenlace de este hecho para las autoridades españolas, por eso la historia de LEONELDA no continuó sino en la tradición oral, la que recogió el historiador Eustoquio Quintero. Que una familia importante de Ocaña se hubiera hecho cargo de LEONELDA, como lo vislumbra el historiador, sin afirmarlo categóricamente, genera dudas La ciudad, en el año 1666 o en 1775, en donde pretenda ubicarse a LEONELDA, debió ser una pequeña población conventual aristocrática, apegada a la tradición española, y por tanto muy supersticiosa; de modo que una yerbatera con la sindicación de bruja, sumándose a lo demás lo que el escritor Ciro Osorio nos dice del carácter altivo de la indígena no eran datos muy alentadores para que se le acogiera, y pudiera terminar como una amable muchacha de servicio doméstico. Además no había en la época, según afirman, conventos de religiosas; de modo que las cosas debieron darse como narra a continuación Ciro A. Osorio Quintero, temática que debe estar consignada por el historiador Eustoquio y que Ciro, en su fina prosa reproduce: "Ya antes en otra ocasión, la rebelde mestiza montaraz y enigmática había sido benignamente sentenciada por el fiscal de la Real Academia de Santa Fe a ser internada en un 'convento de monjas', o en 'casa de familia principal en Ocaña'. Pero como entonces no se hallase para hacerle efectiva la discreta condena y el temor de los hechizamientos continuase atemorizando a la ignara población, el Venerable Tribunal había estimado prudente en su sabiduría instruirle un nuevo proceso " Continúa Ciro Osorio: "Cuentan las crónicas de la época que al acercarse la curiosa expedición a la ciudad de Ocaña, en un cruce de los caminos se suscitó una ligera discrepancia entre los guardias de la escolta que conducía a Leonelda ( ) al dirigirse directamente al lugar del sacrificio , en 'Alto del Hatillo', frente a la ciudad. Una de las razones que más pesaba a favor de última opinión era la muy poderosa de que no era correcto ni prudente interferir con la molestia e indeseable presencia de la hechicera en la población, la visita pastoral que en esos días hacía a sus feligreses de la comarca ocañera el ilustrísimo señor obispo de Santa Marta, monseñor Liñan de Cisneros " (El Valle de los Hacaritamas, página 259. Biblioteca de Autores ocañeros, número 13. Los Cronistas, año 1974) Lo que sucedió a continuación en el Cerro del Hatillo (Cerro de la Horca, hoy Cerro de Cristo Rey) es de de dominio público en Ocaña y su región. Para dilucidar esto de la visita del obispo de la diócesis de Santa Marta, llamé telefónicamente a monseñor Estanislao Salazar Mora, Párroco de San Agustín, en la ciudad de Ocaña; y el prestigioso sacerdote, a quien le pregunté por el dato histórico del antiguo obispo, monseñor Liñan, resolvió mi inquietud por medio de un documento de Historia Eclesiástica de La Diócesis de Santa Marta, escrito por monseñor Luis García Benítez. El nombre completo del obispo de mi consulta es MELCHOR LIÑAN Y CISNEROS, y es posible ubicarlo en el año1666; luego el dato del historiador Eustoquio Quintero, en relación con la visita pastoral de monseñor Liñan es correcto; naturalmente, este detalle no encaja en la crónica de Osorio Quintero. Es posible que el Dr. Ciro A. Osorio Quintero, tomara fechas previstas por el historiador Gregorio Hernández de Alba (1763 y 1765); y le agregara los detalles del Cerro del Hatillo (Cerro de la horca) previstos sólo por Eustoquio Quintero. Es posible que el historiador HERNÁNDEZ DE ALBA (1906 - 1988) no encontrara información sobre los indígenas búrburas libraron a la indígena, y se vengaron del piquete de soldados españoles, hecho que debió llenar a los peninsulares de confusión y de vergüenza; por eso callaron sobre este hecho a través de los años... Pero,
que sea La Academia de Historia de Ocaña la que diga la última palabra,
en relación con LEONELDA: uno de los símbolos femeninos de rebeldía
indígena en tierra americana. | ||||||